- Sami Naïr reflexiona sobre la huella de mayo del 68, la situación política española y ahonda en el envite que tiene Europa.

En unos días se cumplirán 54 años de mayo del 68. ¿Qué queda en de aquel impacto?

-Lo que ha quedado es una cierta aspiración a la democracia y el cuestionamiento y la crítica casi permanente de las relaciones verticales en los sistemas políticos. Por ejemplo, no se puede entender el auge de los Verdes en Alemania, que constituyen una fuerza política importantísima, sin tomar en cuenta lo que pasó de 1968 a 1970 en Alemania. Esa juventud planteó fundamentalmente el problema de la democratización de las relaciones sociales y políticas, y la cuestión de la movilidad social. Es decir, la posibilidad para las capas jóvenes de participar en la movilidad social ascendiente. Eso ocurrió en Francia, en Alemania y en otros muchos países.

Que es lo que ahora se percibe averiado.

-Sí, considero que mayo del 68 ha tenido muchos aspectos muy negativos, sobre todo si uno lo lee con perspectiva histórica. Pero fundamentalmente ha sido una ruptura democrática que ha ganado la batalla de la aspiración de la sociedad civil y de los, diríamos, los de abajo. Al mismo tiempo, muchos temas han desaparecido prácticamente. En la educación hoy hay una cierta regresión en cuanto a los sistemas educativos comparados con los que existían en aquella época y sobre todo con los que se pusieron en marcha después. Tras el 68 había una ola ideológica de internacionalismo, de apertura y de solidaridad con el Tercer Mundo y con los diferentes. Ahora estamos en una situación en la que la tonalidad musical la está dando la extrema derecha. Es decir, la xenofobia, la regresión política, el odio... etcétera.

Conoce muy bien la política y la sociedad española. Le pido una reflexión sobre el momento político existente.

-Prácticamente estoy más en España que en Francia. Es un momento a la vez de esperanza y de dificultades extremas. De esperanza, porque dentro de lo que cabe el Gobierno y el poder actual intenta actuar de manera realista y lúcida, y proteger los acervos sociales., algo que no es fácil, sobre todo, después de la pandemia. Debo decir que comparado con otros países el Gobierno de Pedro Sánchez ha gestionado muy bien la pandemia, desde mi punto de vista. Probablemente mucho mejor que otros países que no quiero citar. Y también quiero destacar la reforma laboral, medida muy importante y bienvenida. Por otro lado, el Gobierno ha conseguido algo importante de lo que los españoles no se dan cuenta: el enorme trabajo que la diplomacia y los dirigentes han hecho a nivel europeo para conseguir estos fondos mutualizados. El Gobierno español, aliado al italiano, al francés y al portugués. Sin esto, seguramente nunca hubiéramos podido salir de esa crisis con esta financiación, para poder luchar contra los efectos de la pandemia. Lo que hay que ver ahora es cómo el Gobierno va a organizar la distribución de estos fondos para poder fortalecer las estructuras permanentes y no solo las coyunturales del sistema económico y las infraestructuras. Subrayo, porque me parece muy importante y lo he visto de cerca, cómo el Gobierno español ha luchado con una energía increíble para poder conseguir estos fondos. España, con Italia, Francia y Alemania son las cuatro potencias importantes en Europa. Tienen responsabilidades y tienen que tomar en cuenta la realidad de las relaciones internacionales.

¿En qué sentido?

-Si mañana hay un acuerdo por ejemplo volviendo al tema de la guerra, entre Ucrania y Rusia, no pueden ser más ucranianos que los ucranianos o más rusos que los rusos. Tienen que tomar en cuenta la realidad, y sobre todo, fortalecer la relación con todos los países europeos, para mantener unido el bloque europeo. Eso es lo más importante, porque Rusia está jugando a dividir a los europeos, y España tiene, como Italia, Francia y Alemania, que mantener este bloque. Acaban de anunciarse elecciones el 19 de junio en Andalucía. Veremos los resultados, pero hemos visto lo que ha pasado en Castilla y León, y verdaderamente no es honorable para la derecha española. Espero que no hagan lo mismo en Andalucía, que es el feudo del partido extremista parecido al de Le Pen, y estos son partidos peligrosos, cuya peligrosidad no estriba solo en los resultados electorales, sino en su capacidad de penetrar las instituciones y pudrirlas desde dentro.

“Tras el 68 hubo una ola de internacionalismo, ahora la tonalidad la da la extrema derecha, con la xenofobia, la regresión y el odio”

“El Gobierno español, lo he visto de cerca, ha luchado con una energía increíble para conseguir los fondos mutualizados en Europa”