- Todo en el aire y un país divido. La reacción de los candidatos que no superaron ayer el corte de las primarias francesas es claro. La ultraderecha pidió el voto para Le Pen; los socialistas, hundidos en el peor resultado de su historia, mostraron su apoyo a Macron como dique de contención ante el avance de los conservadores y los independientes de Mélénchon, que alcanzaron la tercera plaza del podio, reclamaron a su electorado que cierren el paso a la derecha sin pedir, eso sí, el apoyo directo al actual presidente.

Fractura total de cara a una segunda vuelta con dos candidatos como siempre pero probablemente más polarizada que nunca.

El presidente francés, Emmanuel Macron, que encabezó la primera vuelta de las presidenciales de ayer, tendió la mano a todos los electores y se mostró dispuesto a “inventar algo nuevo para unir convicciones y sensibilidades diversas” de cara a la segunda vuelta.

“Vuestra confianza me honra y me compromete (...) “No nos equivoquemos. Nada está decidido. Y el debate que tendremos en los próximos quince días es decisivo para nuestro país y para Europa”, afirmó Macron, que ronda el 28 % de los votos de la primera vuelta, según las estimaciones, cinco puntos más que la ultraderechista Marine Le Pen, con quien se jugará la presidencia el próximo día 24.

El líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélénchon, en tercera posición de las elecciones presidenciales francesas y fuera de la segunda vuelta que se celebrará el día 24, pidió a sus electores que ese día ninguno de ellos se decante por la ultraderechista Marine Le Pen.

“No tenéis que dar ningún voto a Le Pen” repitió varias veces el izquierdista Mélénchon en una intervención después de que se conocieran las primeras estimaciones de los resultados, en los que se clasificaron para la segunda vuelta Le Pen y el actual presidente, Emmanuel Macron.

En la disyuntiva entre decantarse por dar su papeleta a Macron o por abstenerse, Melenchon dejó que sus electores actúen según su “conciencia”, pero no quiso pronunciarse sobre si deben votar por el actual presidente.

“La condición humana supone enfrentarse a decisiones difíciles”, afirmó el candidato izquierdista.

Sí se posicionó explícitamente el candidato de la extrema derecha a la Presidencia de Francia Éric Zemmour, cuarto en la primera vuelta, quien pidió el voto en la segunda para Le Pen.

“Tengo muchos desacuerdos con Le Pen. Pero frente a ella hay un hombre que ha dejado entrar dos millones de inmigrantes, que no ha hablado de identidad en su toda su campaña y que lo empeorará todo si sigue en el poder. Apelo a mis electores a votar por Marine Le Pen”, afirmó Zemmour, que según las estimaciones rondó el 7% de los votos. El periodista y polemista, que a finales del año pasado animó la campaña con sus propuestas radicales, que llegaron a situarle en los sondeos en la segunda vuelta, asumió a título personal la derrota, pero aseguró que muchas de sus propuestas han cambiado ya la política del país.

El ultraderechista señaló que proseguirá su combate, dejando la puerta abierta a presentarse a las legislativas de junio, con el objetivo de mantener vivo un programa que “marcará los próximos años”.

Zemmour afirmó que se presentó a las presidenciales convencido de que Le Pen no podía derrotar a Macron: “Rezo al cielo para que me equivoque”

El récord de baja participación en una primera vuelta es el 58,45 % de 2002, en la que el candidato del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, logró un sorprendente segundo puesto que la permitió alcanzar la segunda vuelta. La posibilidad de una alta abstención en la votación de ayer, incluso a nivel récord, entre los 48,8 millones de ciudadanos llamados a las urnas, fue una de las claves de esta jornada, según coincidían los sondeos de intención de voto.