El Gobierno de Portugal decidió hoy adelantar las restricciones que tenía previstas para enero ante el avance de la quinta ola de contagios de covid y anunció medidas más duras para las celebraciones navideñas, como la obligación de presentar un test negativo para acceder a restaurantes.

"Estamos entrando en un periodo particularmente difícil donde la gente tiende a juntarse", explicó este martes el primer ministro, António Costa, en rueda de prensa, donde presentó las medidas que marcarán las fiestas navideñas de los portugueses.

La "semana de contención" de contagios que estaba prevista para el 2 de enero se adelantará al 25 de diciembre, cuando entrará en vigor el cierre de discotecas y bares de copas y el teletrabajo obligatorio.

Además, el Ejecutivo socialista decidió endurecer las medidas para las celebraciones navideñas y será obligatorio presentar un test negativo, incluso a vacunados, para entrar en restaurantes y casinos los días 24, 25, 30 y 31 de diciembre y el 1 de enero.

Esos días estará prohibido en la vía pública el consumo de alcohol y organizar reuniones de más de diez personas.

También se exigirá un test en las fiestas de fin de año, que se mantendrán porque "había un conjunto de iniciativas ya contratadas" y cancelarlas tendría un impacto económico "brutal".

Por otra parte, a partir del 25 de diciembre se pedirá la prueba de covid con resultado negativo en hoteles y alojamientos turísticos, bodas y bautizos, eventos empresariales, espectáculos culturales y recintos deportivos.

El Gobierno portugués también reducirá el aforo en los comercios, para evitar aglomeraciones los días posteriores a la Navidad, cuando se descambian muchos regalos.

Estas medidas estarán en vigor hasta el 9 de enero y el Gobierno luso tiene previsto revisar la posibilidad de extenderlas el 5 de ese mes.

Costa apeló además a los portugueses a realizarse un test antes de las reuniones familiares -el Gobierno amplía la cobertura de pruebas gratis, que pasarán de 4 a 6 al mes por ciudadano- y a evitar encuentros con muchas personas. "Esta todavía no es una Navidad normal", insistió.