El debate sobre cómo abaratar los precios de la energía se ha consolidado en el seno de la Unión Europea, y aunque los jefes de Estado y de Gobierno han alejado el escenario de respuesta excepcional y urgente, como pide el Gobierno español, sí se han comprometido a una reflexión en profundidad.

En las conclusiones adoptadas por los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo que arrancó este jueves en Bruselas, los Veintisiete subrayan que la "caja de herramientas" presentada por la Comisión Europea "contiene medidas útiles tanto a corto como a largo plazo".

Se refieren a la reacción a la carestía del gas y la electricidad que el Ejecutivo comunitario trasladó a los Estados miembros hace dos semanas, donde recordaba las medidas dentro de la normativa comunitaria vigente, con especial ahínco en asistir a los consumidores vulnerables, que ya aplican media docena de países.

Es una respuesta que resulta insuficiente para el Estado que trasladó el debate al máximo nivel político, pero que cuenta con el respaldo del Consejo Europeo.

No obstante, existen muchas "divergencias" sobre las causas, los efectos, la duración y cómo abordarlo, según fuentes diplomáticas, en un asunto tan amplio que se habló hasta de energía nuclear, que una decena de países con Francia a la cabeza quiere que se considere energía "verde".

Y las conclusiones recogen que se acelere ese debate de calado. Los líderes invitan a la Comisión y al Consejo a "estudiar rápidamente medidas a medio y largo plazo" para mejorar el ámbito energético de la UE.

El texto llama también al Ejecutivo comunitario a estudiar el funcionamiento de los mercados del gas y de la electricidad, así como del sistema de comercio de emisiones ETS (...) y a evaluar si ciertos comportamientos requieren más regulación".

Esa reflexión arrancará el próximo martes en un consejo extraordinario de ministros europeos de Energía en Luxemburgo y continuará a nivel de jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre prevista para diciembre.

España, que cuenta entre sus apoyos con países como Francia, Portugal o Grecia, en diferentes puntos y con distintos niveles de intensidad, según fuentes diplomáticas, ha planteado medidas excepcionales como compras mancomunadas de gas o una revisión de mercado eléctrico. Madrid ha conseguido que se tengan en cuenta esas iniciativas para la reflexión a medio plazo, aunque en la tesis dominante en lo inmediato es la que defiende Berlín.

"Creo que deberíamos responder de forma prudente", dijo al llegar a la que se supone será su última cumbre, tras 107 Consejos Europeos, la canciller alemana, Angela Merkel, en línea con la propuesta de Bruselas.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, recordó que su Ejecutivo ha compilado las medidas que se pueden tomar para aliviar a los consumidores más vulnerables sin salirse de la legislación vigente. "A medio y largo plazo, está muy claro que la estrategia tiene que ser invertir masivamente en energías limpias y renovables", añadió.

En ese sentido, las conclusiones aprobadas invitan al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a "estudiar cómo acelerar la inversión en la transición energética, dentro de su margen de capital actual, con el fin de reducir los riesgos de interrupción futuros y cumplir con las ambiciones de conectividad global de Europa".

ENERGÍA Y GEOPOLÍTICA

La situación de precios en el complejo puzzle del mercado energético es también "la consecuencia de un gran juego político con una gran dimensión exterior", avisó el coordinador de la política exterior europea, Josep Borrell, un día después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comentara que no espera "un equilibrio de la oferta y la demanda del gas en Europa a corto plazo".

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, fue más explícito y apuntó directamente a "la política económica de chantaje del gas que llevan a cabo Gazprom y Rusia, que será más palpable cuando comience a funcionar el Nord Stream 2".

"Entonces seremos aún más dependientes de Rusia", dijo Morawiecki sobre esa tubería que enviará más gas ruso a Alemania a través del Báltico y que se espera empiece a funcionar la próxima primavera.

ACCIÓN CLIMÁTICA

En un debate con muchas derivadas, como el energético, Polonia y Hungría, que tradicionalmente arrastran los pies en materia de acción climática, señalaron también como factor responsable del aumento de los precios energéticos a la "especulación en el comercio de derechos de emisión de CO2", en palabras de Morawiecki.

Supone un disparo contra uno de los pilares de la estrategia de descarbonización de la Comisión, que considera "marginal" el impacto del precio del CO2 en la carestía de la energía y quiere gravar también las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte rodado y de la calefacción de los edificios para acelerar la transición energética.

"Matará a las clases medias europeas (...). Las familias están necesitadas. No hagan eso", dijo el primer ministro de Hungría, el ultraconservador Viktor Orban.