- Eslovenia asume hoy la presidencia de la UE al tomar relevo de Portugal, tras haber evolucionado desde el europeísmo entusiasta cuando se sumó al grupo, en 2004, al actual euroescepticismo que la alinea con la Hungría de Viktor Orbán. El actual primer ministro, el derechista populista Janez Jansa, ganó las elecciones de 2018 con un radical discurso antiinmigración y crítico con la UE, pero no formó Gobierno por la oposición de muchos partidos a pactar con él. Dos años después fue investido primer ministro al frente de una coalición de cuatro partidos conservadores. Aunque tampoco ahora tiene mayoría en el Parlamento, ha superado ya dos mociones de censura de la oposición, que lo acusa de estar suprimiendo los pilares claves de la democracia.

Si en sus anteriores experiencias como primer ministro (2004-2008 y 2012-2013) ya apuntó maneras populistas, fue acusado de ahogar a la prensa y acabó en la cárcel por corrupción, es ahora cuando ha cargado abiertamente contra periodistas, ONG, fiscales, escritores, intelectuales y las instituciones europeas. Es conocido como Mariscal Twitto, por su frecuente uso de la red social Twitter para difundir sus consignas, y como Mini-Trump, por su admiración por el expresidente de EEUU.

La Comisión Europea y numerosas organizaciones internacionales han condenado los sistemáticos ataques de Jansa contra la prensa independiente. También ha sido acusado de vulnerar la independencia de la Justicia al obstruir la elección de fiscales, algo por lo que dimitió la ministra de Justicia de su coalición.

El embajador permanente esloveno ante la Unión Europea, Iztok Jarc, desgranó ayer los ejes básicos con los que afrontan la presidencia europea. Así, Liubliana hace hincapié en la importancia del artículo 2 del Tratado de la UE, que estipula que la Unión está basada en “valores comunes que son la base de nuestras sociedades e identidad común” y señala como punto de inflexión de la presidencia el informe anual que elabora Bruselas sobre el Estado de derecho en los países.

Sobre esa base, la presidencia quiere lanzar un diálogo sobre la situación del Estado de derecho para promover estos valores y, por medio del “debate intensivo, permitir que los Estados miembros aprendan de las experiencias de cada uno”. Al mismo tiempo, quiere “mostrar cómo el Estado de derecho puede fortalecerse más en total respeto de los sistemas constitucionales y tradiciones nacionales”. Sin embargo, la UE mantiene procedimientos abiertos precisamente contra Polonia y Hungría por problemas en la aplicación del Estado de derecho en sus territorios y aún está pendiente la puesta en marcha del instrumento que vinculará el cumplimiento de estos valores con el desembolso de fondos europeos.