Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se han comprometido este martes a donar "al menos" 100 millones de dosis de vacunas contra la covid-19 a países pobres antes de que acabe este año, así como a contribuir en los esfuerzos para aumentar la capacidad mundial de producción de sueros.

"La UE y los Estados miembros están comprometidos a acelerar el reparto de vacunas para apoyar a países en necesidad, con el objetivo de donar al menos 100 millones de dosis para finales de año y ayudar a desarrollar las capacidades locales de fabricación" de vacunas, han subrayado los líderes en el texto pactado en la cumbre de Bruselas.

Los Veintisiete remarcan que sólo se podrá contener la pandemia con una "respuesta global amplia" y han enfatizado que el bloque "es el mayor exportador de vacunas contra la covid-10 en el mundo". Así, abogan por "acelerar los trabajos" para que el acceso a las vacunas sea "mundial y asequible" y apoya el "papel de liderazgo" de Covax al respecto.

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, también celebró los progresos en las campañas de vacunación contra el coronavirus en la Unión Europea, donde para finales de este mes se habrán distribuido ya 300 millones de dosis, y pidió consolidar estos avances para reabrir la sociedad de forma segura.

"Estamos en el camino de cumplir el objetivo de entregar suficientes dosis para vacunar al 70% de la población adulta para final de junio. Si seguimos así, confiamos en poder reabrir de forma segura nuestras sociedades, por lo que debemos concentrarnos en consolidar este proceso", dijo Von der Leyen en la rueda de prensa tras la cumbre comunitaria de dos días en Bruselas.

La presidenta de la Comisión apuntó al "innegable" progreso en la contención de la pandemia en la UE durante el mes de mayo, con los nuevos casos y hospitalizaciones cayendo a la vez que avanzan las campañas de vacunación.

Según cifras que ella misma ha presentado en la cumbre, se han administrado unos 245 millones de dosis contra el covid-19, lo cual implica que unos 170 millones de europeos han recibido ya al menos una dosis de la vacuna (aproximadamente un 46 % de la población adulta de los Veintisiete).

Para finales de junio, precisó, se espera haber entregado a unos 400 millones de dosis en total, 100 millones más que al cierre del mes de mayo.

Para consolidar este proceso, Von der Leyen pidió atender a las variantes del virus, que "seguirán siendo un riesgo para la salud pública", y anunció que se está trabajando en una vigilancia más efectiva de estas cepas junto al Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades con vistas a estar "un paso por delante" del virus.

Será importante de cara a la temporada estival, en la que el recién consensuado certificado del covid desempeñará un papel importante de cara a facilitar que los europeos puedan volver a viajar sin restricciones a partir del próximo 1 de julio.

Bruselas tendrá lista toda la infraestructura tecnológica lista para el 1 de junio y a partir de mediados de mes, cuando la regulación entre en vigor, los Estados miembros podrán conectarse en directo al sistema.

"Los países tienen la tarea urgente y clave de asegurarse de que los sistemas nacionales de salud reciben la información del estado sanitario de los ciudadanos para que pueda emitirse el certificado. Es mucho trabajo, pero soy optimista", dijo Von der Leyen.

CRISIS CLIMÁTICA

Los líderes abordaron también este martes cómo reducir las emisiones de CO2 en 2030 en al menos un 55% respecto a 1990 para descarbonizar la economía europea, tal y como recoge la Ley Climática.

El siguiente paso natural será el debate sobre las doce propuestas legislativas concretas que la Comisión presentará a mediados de julio, pero antes los líderes querían mantener una reflexión compartida, y cara a cara, sobre cómo alcanzar esa meta, más que zambullirse en un debate técnicos sobre propuestas.

"Ha sido una oportunidad de expresar prioridades, preocupaciones legítimas. Confiamos en que la Comisión tenga en cuenta (...) los diferentes puntos de partida en diferentes países. Es un debate muy complejo con muchas áreas interconectadas", resumió el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Michel confirmó que los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete volverán a abordar la crisis climática "una vez la Comisión haya puesto sus propuestas legislativas sobre la mesa".

Los líderes han pedido, y la Comisión se da por enterada, que se mantenga el principio de que los esfuerzos exigidos deben estar vinculados a la renta "per cápita" de cada país.

Von der Leyen aseguró que Bruselas quiere "crecimiento y empleo limpio y sostenible", que es consciente de que algunas de las futuras medidas tendrán un "impacto social" y que no pagarán los que menos tienen, sino la industria y los hogares con altos ingresos.

Entre las reformas futuras, Von der Leyen se refirió a la posible ampliación del sistema ETS de comercio de emisiones de CO2, por el que grandes industrias intensivas en energía y plantas de generación eléctrica pagan un impuesto sobre el carbono que liberan. Y avanzó que uno de los sectores que tendrá que actualizarse es el del transporte rodado.

"Aquí no hemos tenido tanto éxito. Las emisiones han aumentado en los últimos años en el sector del transporte rodado", dijo Von der Leyen, que apuntó a la posibilidad de crear un sistema ETS para el transporte "a muy pequeña escala" e "inmediatamente" apuntalado con "una compensación social clara".

Con la idea de intentar que se reproduzcan fenómenos como el de los "chalecos amarillos" en Francia, que estalló a partir de un impuesto al diesel que afectaba especialmente a la clase trabajadora, Von der Leyen aseguró que el énfasis está en la compensación social porque esa transformación tienen que ser "socialmente justa o no tendrá lugar".