- La canciller alemana, Angela Merkel, defendió ayer el endeudamiento común decidido por la Unión Europea (UE) en su plan de reconstrucción contra la pandemia como una “reacción adecuada” ante un choque externo. La decisión de los 27 de julio de 2020 de acordar un fondo de recuperación económica destinado a combatir las consecuencias de la pandemia fue valorada por la canciller alemana como necesaria porque que se basó en un supuesto diferente a la situación que causó la crisis financiera de hace más de una década.

“Ahora la pandemia es un choque externo”, comparó Merkel preguntada en el canal de televisión público WDR sobre su contribución a la gestión de los asuntos europeos durante su desempeño como canciller durante más de década y media.

Merkel comparaba la actitud que condujo al acuerdo que dio origen al paquete de fondos de hasta 750.000 millones de euros con el que la UE se ha dotado para combatir las consecuencias de la pandemia con la que regía la respuesta a la grave crisis que azotó al euro. Además, explicó que la crisis financiera de 2008 planteó el reto de responder a problemas de “eficacia y competitividad” de la economía de la UE y que constituyó una prueba de la cohesión interna de los socios comunitarios.

“Fueron tiempos difíciles para muchos países pero fue lo correcto en el sentido de la cohesión”, resumió Merkel sobre su posición durante la crisis del euro y sobre la reacción que, sobre todo desde los socios del sur de la UE, causó el rechazo entonces de Berlín al endeudamiento común de los Estados comunitarios. Echando la vista atrás Merkel recordó que los avances en la UE no siempre han sido el resultado de crisis, por mucho que estas se mencionen frecuentemente como el estímulo que hace que la Unión progrese en sus objetivos. Y mencionó que tanto la creación del euro como la del espacio de libre circulación de personas dentro del área Schengen no fueron construcciones que emanaron de situaciones críticas que obligaban a la Unión a actuar por la fuerza de los acontecimientos.

Merkel reconoció, sin embargo, en la entrevista en la WDR que la UE quizás no ha logrado ser ágil en los procedimientos de reforma de los Tratados que ahora podrían ser útiles frente al reto de la respuesta comunitaria a la pandemia, que golpeó a los 27 sin la capacidad de actuar de manera más efectiva en el ámbito sanitario.

En el contexto europeo pero desde el prisma personal, y preguntada por cómo le gustaría ser recordada cuando abandone la cancillería tras las elecciones de septiembre próximo en las que ya no será candidata tras 16 años en el cargo, Merkel respondió: “que no fui vaga”.

Mientras tanto, el primer duelo televisado entre los aspirantes a la Cancillería alemana -la verde Annalena Baerbock, el conservador Armin Laschet y el socialdemócrata Olaf Scholz- mostró el pulso por representar el centro en la era post-Angela Merkel, sea a través del cambio o del continuismo. Baerbock, líder en intención de voto con un punto de ventaja sobre los conservadores, alternó la moderación con las ansias de marcar distancias; Laschet cometió un par de deslices respecto a Merkel, y Scholz se presentó como un experimentado vicecanciller que aspira a la jefatura.

Los candidatos a las generales del 26 de septiembre son reconocidos europeístas. Pero coincidieron en que la UE está lastrada por la “lentitud burocrática” -según Laschet- y “todo ocurre demasiado despacio” -para Scholz-. Baerbock defendió que hay que avanzar hacia decisiones por mayoría, inclusive si esto va en contra de la postura de Alemania: “Hay que ir más allá de las mayorías cualificadas, que ya se aplican”, dijo.

El socialdemócrata Scholz -ministro de Finanzas en la coalición-, y el conservador Laschet se mostraron más cautelosos y defendieron la fórmula de las “mayorías claras”. Lamentaron que el veto de Hungría hubiera impedido una declaración de los Veintisiete sobre Oriente Medio.

“La crisis de 2008 fueron tiempos difíciles para muchos países pero fue correcto para la cohesión”

Canciller de Alemania