- El presidente de la República Checa, Milos Zeman, afirmó ayer que no hay pruebas concluyentes para inculpar a Rusia por el presunto sabotaje de un depósito de armas en 2014, tras el que supuestamente había agentes de los servicios secretos rusos, lo que causó la pasada semana una crisis diplomática sin precedentes.

La investigación, que ha sido asumida por un equipo dirigido por el fiscal general del Estado, Pavel Zeman, prosigue ahora su curso para dilucidar lo que pasó.

“Trabajamos con dos versiones en la investigación: la primera, que se produjo la explosión tras una manipulación por parte de personal no especializado. Y la segunda, que hubo una intervención del espionaje extranjero (postura oficial del Ejecutivo de coalición). Veo seriamente ambas versiones como posibles”, dijo ayer el jefe de Estado.