- La Unión Europea (UE) y el Reino Unido lograron el jueves un histórico acuerdo sobre su relación tras el brexit, a tan solo una semana de que la legislación comunitaria deje de aplicarse en territorio británico y tras unos meses de negociación agónica.

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció en público que Bruselas y Londres habían llegado a un acuerdo "justo y equilibrado" sobre su relación comercial tras el brexit". "Por fin podemos dejar el brexit atrás y la UE puede seguir avanzando", dijo la política alemana al informar del convenio, que está previsto aplicar de manera provisional a partir del próximo 1 de enero y que "evitará perturbaciones" a trabajadores, viajeros y empresas.

El primer ministro británico, Boris Johnson, proclamó que su país "ha recuperado el control sobre sus leyes y su destino". En esta línea, Von der Leyen reconoció que conseguir el pacto ha sido "un camino largo y tortuoso. "Protegerá los intereses de los europeos y el acuerdo va, lo creo así, en interés del Reino Unido", señaló la exministra alemana.

Según Von der Leyen, el acuerdo garantizará que la competencia en el mercado único "seguirá siendo justa" y que se respetarán los estándares comunitarios. El acuerdo incluye un mecanismo por el que Bruselas podrá imponer sanciones en forma de aranceles a Londres por rebajar sus estándares laborales, sociales, medioambientales o climáticos. El Reino Unido podrá hacer lo mismo con los Veintisiete si es el club comunitario el que aprueba unos estándares más laxos.

Por otro lado, Londres y Bruselas han pactado principios comunes y vinculantes para garantizar el control de las ayudas de Estado que deberán seguirse a la hora de permitir o impedir un subsidio. En este ámbito se han fijado mecanismos nacionales para garantizar la aplicación de esos principios. Además, los tribunales estarán involucrados a la hora de recuperar cualquier ayuda de Estado ilegal.

En caso de desacuerdo entre el Reino Unido y los Veintisiete sobre si una ayuda de Estado es legal o ilegal, habrá mecanismos para resolver disputas y la posibilidad de aplicar medidas autónomas "con rapidez".

El objetivo es garantizar una competencia justa entre las empresas británicas y de la UE, de forma que las compañías de una de las partes no operen en condiciones más ventajosas que las del otro bloque en el mercado único comunitario.

Las condiciones para asegurar una competencia justa han sido uno de los puntos más conflictivos de la negociación. De todas formas, el principal obstáculo para el acuerdo en los últimos días y horas ha sido la pesca. Finalmente, la flota europea podrá seguir faenando en aguas británicas durante cinco años y medio, periodo en el que se reducirán en un 25% sus actuales cuotas pesqueras.

El acuerdo incluye nuevas disposiciones para asegurar una gestión sostenible de las reservas pesqueras compartidas. Además, subraya la necesidad de preservar los recursos marinos y las actividades de las comunidades pesqueras que dependen de esas aguas. Una vez finalice ese periodo transitorio, el acceso a las aguas británicas dependerá de las negociaciones anuales entre ambas partes, en las que se fijarán las cantidades para cada una de las reservas.

"El Reino Unido ha decidido abandonar la UE y el mercado único, renunciando a los derechos y ventajas de un Estado miembro, y nuestro acuerdo no replica esos derechos y ventajas. Habrá, por tanto, pese al acuerdo, muchos cambios en pocos días, el 1 de enero, para muchos ciudadanos y empresas; es la consecuencia del brexit", dijo el negociador comunitario, Michel Barnier.

Explicó que la asociación entre las partes se construirá en torno a cuatro pilares, empezando por el libre intercambio a nivel comercial, "sin tarifas ni cuotas", pero con "nuevas reglas" para asegurar una igualdad de condiciones. Igualmente, dijo que habrá una asociación "económica y social" que cubrirá aspectos como el transporte aéreo y rodado, la energía y la lucha contra el cambio climático o la pesca.

El tercer pilar será "la seguridad de los ciudadanos", ya que la lucha contra el terrorismo y los delitos "hace necesaria una estrecha colaboración" y, por último, se asegurará una gobernanza "basada en el diálogo", con mecanismos de arreglos de diferencias obligatorios y sanciones para cuando sea necesario.

Dublín respira aliviado. Casi cinco años después del shock causado por el referéndum del brexit, Irlanda respira aliviada. Su principal socio comercial y vecino más próximo, el Reino Unido, deja la UE con un acuerdo que evita un divorcio salvaje. Desde el comienzo de esta separación, el Gobierno de Dublín ha contado con el apoyo de Bruselas y sus socios comunitarios. La primera prueba sobre la solidez de este compromiso llegó con el asunto de la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, la única barrera terrestre que quedará en pie entre el Reino Unido y la UE tras el brexit. Esa divisoria, de más de 500 kilómetros, ha permanecido invisible desde la firma de los acuerdo de paz del Viernes Santo, texto que puso fin al sangriento conflicto norirlandés. La libertad de movimientos entre el norte y sur de la isla ha sido clave para afianzar el proceso democrático. Irlanda respira tranquila. El acuerdo del Viernes Santo está a salvo gracias al pacto del brexit, que por allí ya empiezan a llamar acuerdo de Nochebuena, el mejor regalo para esta Navidad.

"El acuerdo permite encarar la nueva relación con Reino Unido desde la tranquilidad y la estabilidad"

Ministra de Exteriores, UE y Cooperación