- Portugal dejó de ser una excepción en el avance de la ultraderecha en 2019, cuando Chega entró en el Parlamento con un diputado. Un año después, el partido ha dejado patente su crecimiento en las elecciones de Azores y ha firmado un acuerdo regional con la derecha que ha levantado ampollas.

Chega es el único caso de éxito de la extrema derecha en el país luso, donde ningún partido de esta ideología había conseguido entrar en las instituciones.

Los dos resultados electorales en los que participó reflejan una tendencia positiva; en las legislativas de 2019 obtuvo un 1% del voto y en las regionales que acaban de celebrarse en Azores creció hasta un 5%.

Las próximas elecciones serán en enero, en las presidenciales, a las que se presenta el líder y diputado único de Chega, André Ventura, a quien los sondeos atribuyen una intención de voto del 9%. Podría ser incluso más si hay un desgaste del actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, por la covid, a pesar de que se prevé que sea reelegido en primera vuelta.

El fundador y líder tiene más presencia mediática de la que suele atraer un diputado único, aunque asociada a polémicas, como cuando propuso deportar a una parlamentaria negra de izquierdas o cuando pidió confinar a la comunidad gitana durante la pandemia.

Pero lo que le da un impulso es también una de sus mayores debilidades. “Chega es un partido unipersonal”, dijo André Azevedo Alves, profesor de la Universidad Católica Portuguesa, que explicó que no tiene una base de dirigentes establecida y que, sin él, “sería difícil que continuase el proyecto”.

Las elecciones en las Azores han puesto sobre la mesa el entendimientos con otros partidos. Chega apoyará a una coalición de los tradicionales partidos de la derecha, lo que ha levantado ampollas en el el hemiciclo. Los socialistas acusan al conservador Partido Social Demócrata (PSD) de “complicidad con la derecha xenófoba”, y personalidades del centro-derecha firmaron una carta en la que alertaba de la “deriva” hacia “fuerzas de la derecha autoritaria”.