- El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo ayer que no cree que la Unión Europea negocie "de buena fe" la futura relación bilateral con el Reino Unido, motivo por el que su Gobierno ha impulsado una polémica ley para alterar partes del acuerdo del brexit suscrito el pasado enero y que está provocando críticas dentro del propio partido Conservador. Sin ir más lejos, ayer dimitió el abogado general británico para Escocia, Richard Keen por estar en desacuerdo con la ley que posibilita alterar el acuerdo del brexit suscrito entre el Reino Unido y la Unión Europea, según informó el Gobierno británico.

Keen se suma así a la estela de renuncias que ha generado la polémica norma en los últimos días y que incluye la del enviado especial para asuntos de Libertad de Religión y Credo del Gobierno británico, Rehman Chishti, y la del responsable del departamento legal del Gobierno británico, Jonathan Jones.

En una comparecencia ante la comisión de enlace de la Cámara de los Comunes, integrada por los presidentes de los distintos comités, Johnson aseguró que la UE no ha querido ofrecer "garantías" de que no dificultará la circulación de bienes dentro del Reino Unido si no hay pacto comercial antes del 31 de diciembre.

Con el objetivo de evitar que "rompan el país", su Ejecutivo ha presentado el Proyecto de ley del mercado interno que regularía el comercio interior en ausencia de tratado bilateral y otorga poderes a los ministros para anular ciertas disposiciones incluidas en el protocolo sobre Irlanda del Norte del acuerdo de Viernes Santo.

Este proyecto, que el Gobierno admite que vulnera la legislación internacional, pretende proteger al Reino Unido "de interpretaciones extremas" del protocolo norirlandés, diseñado para evitar erigir una frontera física en la isla de Irlanda, afirmó.

A preguntas de los diputados, Johnson aseguró también que el Gobierno aplicará "recíprocamente" aranceles a las importaciones de la UE si no se llega a un acuerdo comercial en el plazo previsto, lo que en su opinión aún es posible.