- Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidieron ayer no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia del 9 de agosto, en las que se proclamó vencedor Alexandr Lukashenko, al frente del país desde hace 25 años. Al término de una cumbre telemática extraordinaria, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, restó validez a la victoria que la junta electoral bielorrusa dio a Lukashenko con el 80% de los votos: “Las elecciones no fueron justas ni libres y no cumplieron los estándares internacionales. No reconocemos los resultados presentados por las autoridades bielorrusas”. Mientras tanto, Lukashenko ordenó al Ejército blindar las fronteras para evitar la intervención de la OTAN y la entrada de cualquier tipo de elemento externo que alimente el desorden del país.

Michel insistió en que la situación en esa república exsoviética es “cada vez más preocupante” y que el mensaje de los líderes europeos es “claro”: “La UE se mantiene en solidaridad con el pueblo de Bielorrusia y no acepta la impunidad”. En referencia a las acusaciones de Lukashenko sobre que las protestas obedecen a injerencias externas por parte de la OTAN, Michel insistió en que los problemas que atraviesa el país no tienen que ver con “intereses geopolíticos”, sino que “es una crisis nacional” sobre “el derecho a elegir libremente a los líderes”.

El político belga consideró que la violencia oficial contra los manifestantes que han salido a las calles para protestar contra los resultados electorales fue “impactante e inaceptable”, a la vez que condenó “la brutalidad” ejercida contra los ciudadanos y pidió una “investigación completa” sobre lo sucedido. “Se debe evitar cualquier violencia”, insistió, y declaró que los medios de comunicación y una sociedad civil fuertes son “elementos clave que deben ser protegidos de arrestos arbitrarios”.

Michel se refirió igualmente a que la UE “impondrá sanciones a un número sustancial” de personas consideradas responsables del fraude electoral y de la violencia, unas medidas restrictivas que ya prepararan los servicios del Consejo de la UE. “Se trata de sanciones selectivas, no contra el pueblo bielorruso”, aclaró.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que la UE está dispuesta a acompañar la transición en Bielorrusia respaldando un diálogo entre autoridades y oposición, y en ese contexto dijo que apoyan el papel de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa. En su opinión, el cambio en Bielorrusia “debe crecer desde dentro” del país.

Preguntado por el papel que esperan de Rusia, aliada de Lukashenko, Michel recordó que habló el martes con su presidente, Vladimir Putin, y recalcó que “el futuro de Bielorrusia tiene que ser decidido por los bielorrusos, no en Bruselas ni en Moscú”. Para ello, comentó que “es importante que en ambos lados, Moscú y Bruselas, apoyemos todos los esfuerzos por lograr una solución pacífica”.

Por su parte, Lukashenko ordenó ayer a las fuerzas de seguridad reforzar la vigilancia en la frontera, con “especial atención” a los desplazamientos de las tropas de la OTAN. Su objetivo, según declaró al término de una reunión del Consejo de Seguridad del país, es evitar “la entrada en Bielorrusia de mercenarios, armas, municiones y recursos para la financiación de los disturbios”. El mandatario agregó que hay que prestar “especial atención” a los movimientos de las tropas de la OTAN en las vecinas Polonia y Lituania, cuyos Gobiernos han respaldado a la oposición bielorrusa en sus demandas de unas nuevas elecciones presidenciales.

El presidente del Gobierno español se sumó a las muestras de apoyo a la oposición bielorrusa por parte de la UE.

80%

La junta electoral bielorrusa aseguró que Lukashenko había recibido el 80% de los votos, cifra que ni la oposición ni la UE dan por válida.