- Su gestión de la crisis del coronavirus y el pragmatismo político han catapultado al actual ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, como candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) a la Cancillería para las elecciones de 2021.

La decisión, que sorprendió a muchos dentro y fuera del SPD, aprovecha la actual popularidad de Scholz por las generosas ayudas contra la pandemia y el plan de reconstrucción de la Unión Europea (UE) y busca cerrar, con más de un año de antelación, la puja interna en el SPD entre los social-liberales del ministro y la facción más izquierdista, que encabeza la dirección.

“Me alegro de la nominación y quiero ganar”, aseguró Scholz en una rueda de prensa en la que logró infundir algo de pasión a su habitual hieratismo y presentarse, como señal de unidad, entre los dos copresidentes del SPD, Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans.

Walters-Borjans destacó la “alta estima” en la que se tiene a Scholz en la ciudadanía y el partido, su “reputación”, su “experiencia” en el Gobierno y su “solidez”. Esken lo definió como un “jugador de equipo”, con “capacidad de gestión en crisis” e “ideas de futuro”. Luego Walter-Borjans destacó que “lo conseguido en la cumbre (europea de junio) lleva la firma de la socialdemocracia y especialmente de Scholz”. “Es el canciller correcto”, apostilló dando por zanjadas sus diferencias con Scholz, a quien ganó el año pasado las primarias por la presidencia del SPD con el discurso del giro a la izquierda.

Un sondeo de Kantar para el grupo mediático Funke apuntaba que era considerado el mejor candidato socialdemócrata para la Cancillería, con un 42% de apoyos. Además aparece como el líder mejor valorado del SPD en la encuesta Deutschlandtrend, con un 57% de apoyos entre la población, tan sólo por debajo de Merkel (70%) y el ministro de Sanidad, el conservador Jens Spahn (60%).

A los sorprendidos, Esken pidió “confianza” ante el “camino común” acordado y recalcó que el programa electoral no será el del candidato, sino el del partido.