- Las elecciones presidenciales polacas de mañana se plantean como un nuevo pulso entre el partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), que busca la reelección de Andrzej Duda, y la vía más europeísta, representada por el aspirante liberal y alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski. El duelo entre dos bloques que desde hace una década y media vienen disputándose la jefatura del Estado centra la atención de esos comicios, los primeros presidenciales de un socio de la Unión Europea (UE) en tiempos de pandemia.

Duda partía como claro favorito a la reelección tras cinco años en el cargo. Pero el ímpetu de Trzarkowski en las últimas semanas apunta a una posible segunda vuelta, que de producirse se celebraría el 12 de julio. A Duda le apadrina el líder del PiS y hombre fuerte del país, Jaroslaw Kaczynski. El alcalde de la capital está respaldado por la oposición liberal que lideró el ex primer ministro y expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Son los principales candidatos, aunque no los únicos. En liza por el voto de los casi 30 millones de polacos convocados a las urnas hay once candidatos, entre ellos el líder del Partido Campesino Polaco, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz; el izquierdista Robert Biedron, el ultraderechista Krzysztof Bosak y el periodista Szymon Holownia. Solo a los representantes del PiS y la liberal Plataforma Ciudadana (PO) les dan opciones los sondeos a batirse por la presidencia. A Duda se le pronostica entre un 40 y un 45%, frente al 30 o 35% de Trzarkowski. Ambos tienen 48 años y ambos han sido eurodiputados. Pero representan visiones muy distintas de Polonia: la ultranacionalista y estrictamente católica, aliada de la Hungría de Viktor Orbán, por un lado; la identificada con el centrismo liberal europeo, por el otro.

Una reelección de Duda daría alas a las controvertidas reformas del PiS, con mayoría absoluta en el Sejm (Parlamento federal); Trzarkowski podría ejercer de contrapeso frente a las tendencias autoritarias del PiS que trata de contener Bruselas.