- En medio de las críticas de analistas y de la oposición, el Ejecutivo húngaro del ultranacionalista Viktor Orbán recibió ayer del Parlamento poderes extraordinarios para gobernar Hungría por decreto y por tiempo indefinido en su lucha contra la pandemia del covid-19.

La mayoría parlamentaria del gobernante partido conservador Fidesz votó a favor de unas enmiendas que vacían el papel de la cámara y hacen que el gabinete pueda gobernar sin control alguno durante un tiempo indefinido.

La reforma ha sido criticada dentro y fuera del país, y la oposición húngara intentó al menos lograr que la enmienda incluyera un límite temporal de 90 días, pero sin éxito.

El Gobierno de Orbán justifica sus planes con la necesidad de tomar decisiones rápidas para poder frenar la epidemia, sin saber por ahora cuánto tiempo será necesario para ello.

La oposición, que cuenta con menos de un tercio de los diputados del Parlamento, dijo ayer que apoya las medidas extraordinarias contra el virus, pero no el poder ilimitado de Orbán.

"En Europa ningún Gobierno ha pedido algo semejante, ni ha recibido (esos poderes)", dijo Tímea Szabó, diputada del opositor partido izquierdista Párbeszéd (Diálogo).

Según lo adoptado ayer, el Gobierno podrá suspender leyes y bloquear la divulgación de informaciones que "puedan obstaculizar o imposibilitar la defensa" frente a la epidemia, así como aplicar penas de hasta cinco años de cárcel para los infractores.

"El giro autoritario está en el aire", dijo Péter Krekó, director del Instituto Political Capital, quien agregó que "en esta situación es fácil aprovecharse de las circunstancias". "¿Por qué vamos a confiar en un Gobierno que se ha aprovechado de todas las posibilidades de debilitar las instituciones democráticas?", se preguntó el analista el alusión a las políticas "iliberales" que aplica Orbán desde su llegada al poder en 2010.

La relación de Orbán con las instituciones europeas es tensa, sobre todo desde que comenzó a centralizar su poder, debilitando los mecanismos de control, como la prensa o el Tribunal Constitucional, gracias a su mayoría de dos tercios en el Parlamento.

La situación actual es muy difícil no solo para Hungría, sino también para toda Europa, aseguró Krekó. No se sabe "cuánto durará la situación, en una época extrema que requiere medidas extraordinarias", agregó. "Tampoco se puede excluir que la política en todo el continente se mueva hacia situaciones extremas dentro de tres o seis meses", advirtió el renombrado analista.

Los críticos de Orbán -sea en la ciudadanía, en la política o entre expertos independientes- se preocupan por la pérdida de peso del Parlamento y de la prensa, como instrumentos de control. Más de 100.000 húngaros han firmado ya una petición online, lanzada por políticos de la oposición y grupos cívicos, contra el carácter indefinido de los nuevos poderes.

Según el Comité Helsinki Hungría, "garantías obvias -como un mandato definido o el acceso al Tribunal Constitucional- no fueron incorporadas en las enmiendas". Todo ello, pese a que así el cambio legal hubiese sido "aceptable para la oposición y para los socios internacionales de Hungría", señala esta ONG defensora de los derechos humanos en un comunicado.

"Es inexplicable por qué el Gobierno no accedió a un compromiso razonable (...) Eso hubiera sido en el interés de todos", concluyó el Comité, que anunció que intensificará sus esfuerzos para "luchar contra la destrucción del imperio de la ley" en Hungría.

El Gobierno de Orbán ha introducido en las últimas semanas numerosas medidas para aliviar los efectos económicos de la pandemia y ha prometido más pasos en las próximas semanas, sobre todo para estabilizar el mercado laboral. "Con o sin el apoyo de la oposición, venceremos el virus", aseguró Orbán recientemente en el Parlamento.

El Ejecutivo afirma que respetará las normas democráticas y el presidente de la República, János Áder, firmó las enmiendas solo dos horas después de su aprobación, por lo que entrarán en vigor hoy.

Estudia la ley. La Comisión Europea (CE) está evaluando las implicaciones en materia de derechos humanos de la nueva legislación húngara. El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, señaló que Bruselas está estudiando "las medidas de urgencias que han tomado los Estados miembros respecto a los derechos fundamentales".

Denuncian la autocensura. Especialmente delicados son los nuevos poderes de Orbán para la prensa independiente, ante la amenaza de hasta cinco años de cárcel por informaciones falsas en torno del coronavirus. Varias organizaciones internacionales, como el Instituto Internacional de Prensa (IPI), han expresado su preocupación en los últimos días y periodistas húngaros hablan de creciente autocensura. También el analista Krekó considera que "se trata de un mensaje para los periodistas". En ese sentido, recuerda que en países como Rusia o Brasil se ve que, "bajo la bandera de la lucha contra las informaciones falsas, quieren acallar la prensa libre".