- El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha abogado por que la Unión Europea (UE) trabaje en un "programa de recuperación" económica ante una epidemia de coronavirus que dejará a la economía del continente en una situación "comparable" a la de la posguerra. El día después de que los jefes de Estado y Gobierno comunitarios se dieran dos semanas de plazo para tomar más medidas económicas ante la actual falta de consenso, el exprimer ministro italiano defiende la contundencia de la acción emprendida hasta ahora y pide dejar de lado las divisiones entre países para encontrar una respuesta común.

La Comisión Europea ha pedido a los Estados acciones rápidas y decisivas. La decisión adoptada el jueves, ¿fue la correcta?

-Para empezar quiero dar mi más sincero pésame a las familias de las víctimas y expresar mi profunda admiración por el personal médico español que esta luchando día y noche para salvar vidas. Usaremos este tiempo para construir un consenso, pero no estamos en un estado de espera. Estamos actuando para facilitar la lucha por la vida en los sistemas sanitarios, con la distribución de equipos médicos, iniciativas en las fronteras, cooperación con las industrias que producen equipamiento. Esta es la primera línea de acción para la Comisión, especialmente para apoyar a países como España e Italia que están particularmente afectados. En materia económica estamos actuando con decisiones sin precedentes a nivel de la UE: el plan del Banco Central Europeo, la cláusula de salvaguarda en las reglas fiscales, el marco de ayudas de Estado y el uso del presupuesto.

¿Alargar los plazos genera el riesgo de que esta crisis se convierta en una crisis permanente, financiera o deuda?

-Tenemos todas las herramientas y medidas para afrontar este tipo de riesgo ahora. Las medidas decididas por el BCE con su programa de compras por la pandemia tiene una enorme capacidad de compra y los Estados han dado avales para empresas y bancos que alcanzan ya casi un 14% del PIB de la eurozona, alrededor de 1,8 billones de euros. No digo que no necesitemos más medidas, tenemos que acordar más medidas, pero al mismo tiempo, tenemos las herramientas para evitar en las próximas semanas que esta crisis, que no tiene origen financiero, se transforme en una crisis financiera.

¿Debería usarse el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)?

-Hay un debate en marcha. Hay Estados miembros que consideran que estas líneas de crédito del MEDE podrían ser la herramienta correcta y otros que consideran que, en este contexto, no merece la pena. Creo que continuaremos esta discusión tomando nota de estas diferencias.

¿Son los "coronabonos" una opción viable dado el rechazo de Alemania, Holanda o Austria?

-Como los diferentes posibles usos del MEDE, también la emisión de bonos está en la caja de herramientas. El Eurogrupo trabajará en diferentes opciones sin excluir de la mesa ninguna de estas. Obviamente sabemos que sobre el MEDE y sobre los bonos hay diferencias entre los Estados y si estas diferencias no se superan estas herramientas no serán utilizables.

Si no se usan ni el MEDE ni "coronabonos", ¿cuál debería ser la respuesta económica coordinada de la UE?

-Quizá deberíamos cambiar la perspectiva. La perspectiva debería ser identificar amplios objetivos para un programa de recuperación europea, por ejemplo, apoyo a los sistemas sanitarios, a los empleos, a las empresas. Entonces podremos abrir con una perspectiva diferente el debate sobre como financiarlos. Idealmente debería ser con el presupuesto de la UE, pero no tiene la dimensión suficiente y además no tenemos un nuevo presupuesto.

¿Significa esto centrarse en la recuperación, más que en la respuesta inmediata a la crisis?

-No, esta es la respuesta económica inmediata porque los objetivos a los que me refiero -empleos, sistema sanitarios, proteger a las empresas- no son para el próximo año, ni siquiera para los próximos dos meses, sino para las próximas semanas.

España propone un Plan Marshall para la reconstrucción tras la pandemia, ¿qué le parece y cuál debería ser su volumen?

-Reconstrucción es usar el lenguaje de después de la guerra, pero todos sabemos que nos encontraremos en una situación comparable a la de posguerra, diferente, pero comparable. La suma sería enorme, en parte usada por los Estados y en parte tenemos que encontrar el modo de usarlo a nivel de la UE. Un programa de recuperación europeo es exactamente como George Marshall etiquetó su plan en 1947, pero este plan no vendrá de Estados Unidos en este momento, así que está en nuestras manos debatir los objetivos e identificar las herramientas financieras nacionales y comunes.

¿Tienen ya cálculos más precisos sobre el impacto en crecimiento y empleo en la UE?

-Nuestro escenario más reciente, de hace doce días, se refería a un impacto de 2,5% en el crecimiento en la eurozona, lo que habría llevado el crecimiento a menos 1%, pero esto ahora parece optimista. El impacto será determinado por la duración del confinamiento. La duración aumentará los problemas para las empresas, no solo medianas y pequeñas, sino gradualmente también las grandes.

¿Podrá la Comisión acelerar su plan para introducir un reaseguro europeo de desempleo, como reclaman España y otros países?

-Nuestro plan era presentar la propuesta a final de año y esta crisis nos obligará a anticiparlo, pero es pronto para decir en qué forma y con qué tipo de fondos podría ser. Estamos trabajando en ello y creo que es uno de los mensajes que la Comisión podría dar incluso en las próximas semanas.

Países como Holanda o Alemania recriminan a España o Italia no haber construido colchones fiscales aprovechando los tiempos de bonanza. ¿Ha sido España negligente en este sentido?

-No necesitamos un debate sobre lamentos, sino orientado hacia el futuro. Podemos debatir si los países con alta deuda podrían haber hecho más, si los que tenían espacio fiscal podían haberlo usado más, pero esta no es la discusión que se necesita ahora. Si es cierto que estamos afrontando la crisis más grave desde la guerra deberíamos reaccionar juntos y no seguir con las divisiones de los últimos diez años, porque si en esta crisis ampliamos las divergencias esto será muy peligroso para la eurozona. Mi compromiso es intentar construir puentes entre diferentes puntos de vista, pero si no somos capaces de hacerlo con una crisis como esta, no sé cuándo seremos capaces.