Bruselas - Boris Johnson, primer ministro británico, desveló ayer su hoja de ruta para las negociaciones de la era post brexit, que arrancan el lunes en Bruselas. 30 páginas en las que menciona 24 veces el acuerdo UE-Canadá; 16 el de Japón y en las que no hay ninguna referencia al level playing field (condiciones de igualdad). Asegura, además, que está dispuesto a romper las negociaciones si no hay avances en junio y no incluye el acuerdo pesquero en el futuro tratado comercial. Unas líneas rojas opuestas a las desgranadas por la Unión Europea, y que anticipan un choque de trenes. Un mes después de la marcha del Reino Unido, Boris Johnson desvela las líneas maestras de las trascendentales conversaciones sobre la relación futura que arrancan el lunes en la capital comunitaria. Una de las negociaciones más importantes de la historia reciente tanto para la isla como para el bloque comunitario. Pero después de que Bruselas y Londres hayan desvelado sus mandatos para conducirlas, el punto de partida no pinta nada bien.Las dos líneas rojas de la UE son garantizar un level playing field -una competencia leal- y añadir un acuerdo pesquero al comercial. La UE siempre ha señalado que está dispuesta a ofrecer a Londres unas condiciones sin precedentes con cero tarifas a un mercado de 440 millones de personas. Pero no a cualquier precio. No es un cheque en blanco y pide al Reino Unido que respete los estándares europeos en materia social, medioambiental o de ayudas de Estado entre otros.

En sus 30 páginas publicadas ayer, el Gobierno tory mantiene su disposición a mantener la libertad de regulación y a negociar el acuerdo pesquero aparte. Pero la patata caliente del 10 de Downing Street llega en torno al calendario. Boris Johnson no solo se niega a pedir una prórroga más allá del 31 de diciembre de 2020, como sí desea la Unión, sino que dice estar dispuesto a romper las negociaciones en junio si no existen progresos para "centrarse en los preparativos domésticos". Las diferencias de los dos mandatos a ambos lados del canal de La Mancha son evidentes.

En las 30 páginas británicas aparecen 24 referencias al acuerdo UE-Canadá; 16 al que el bloque mantiene con Japón y ninguna vez se menciona el level playing field. Este último término se encuentra 13 veces en las 46 páginas del mandato comunitario, que por su parte no hace ninguna referencia los acuerdos comerciales con países terceros. Mientras Londres insiste en la idea de querer cerrar un acuerdo al estilo canadiense o incluso australiano, Bruselas mantiene que sus peculiaridades lo hacen imposible. El Reino Unido ha sido un Estado miembro durante 47 años; le separan de la UE muy pocos kilómetros; y pasará a ser su tercer socio comercial.

Johnson, en eterna campaña La narrativa del mandato de Johnson tiene su epicentro en el lema que utilizó durante su campaña electoral y durante el referéndum del brexit. Take back control (retomar el control). El texto arranca subrayando que el 31 de diciembre de este año, el Reino Unido "recuperará su independencia económica y política completamente" dejando atrás el Mercado Único y la Unión Aduanera. Cinco veces aparece el término soberanía. "El Gobierno no negociará ninguna cláusula en la que el Reino Unido no tenga control de sus vida política o sus propias leyes", continúa el documento dejando clara su negativa a alinearse con la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE).El mensaje es bastante duro. "El acuerdo de libre comercio deberá estar basado en aquellos como los que la UE firmó con Canadá hace unos años" o "el Gobierno trabajará duro para conseguir un acuerdo, pero si no hay un resultado satisfactorio, la relación comercial será similar a la que la UE mantiene con Australia" son algunas de las frases que recoge el mandato británico. Descarta también formar parte de la euroorden o "institucionalizar" las políticas de Asuntos Exteriores e Inmigración.

Cuando Johnson firmó el Acuerdo de Salida, también rubricó la Declaración Política, que no es legalmente vinculante y que recoge el compromiso sobre el level playing field. Ahora Johnson quiere reducir las ambiciones y, desde luego, esta declaración de intenciones inicial vaticina unas negociaciones muy toscas que pueden concluir en un no acuerdo.

"Tomamos nota del texto publicado hoy por el Gobierno británico", señaló Dana Spinant, portavoz del Ejecutivo comunitario, en la rueda de prensa diaria en Bruselas y en la que descartó hacer "ningún comentario sustancial" y afirmó que deben "examinar" el documento.

"Debatiremos nuestras respectivas posiciones el lunes. Nos mantenemos firmes en torno a nuestros compromisos sellados en la Declaración Política. Queremos una alianza ambiciosa y justa con el Reino Unido en el futuro", ha apuntado Michel Barnier, negociador jefe europeo, a través de Twitter.