Bruselas - Michel Barnier ya tiene la base para negociar con el Reino Unido la relación futura, unas conversaciones que darán su pistoletazo de salida en los próximos días después de que ayer el Consejo de Asuntos Generales rubricase el mandato para el periodo transitorio.

Muchos desafíos, poco tiempo y numerosas discrepancias a ambos lados del canal de la Mancha son el punto de partida, mientras la UE insiste en que mantendrá la unidad como baluarte de la esta nueva etapa que se abre. “El Consejo ha adoptado un mensaje claro y firme a nuestro negociador Michel Barnier. Confirma nuestra preparación para ofrecer una alianza ambiciosa, equilibrada y amplia al Reino Unido en beneficio mutuo. La Unión Europea está ahora preparada para empezar las negociaciones”, señalaba Andreja Metelko-Zgombic en nombre de la presidencia croata.

De forma paralela, el gabinete que lidera Boris Johnson también se reunía en Downing Street para pulir su estrategia negociadora, que el gobierno tory la presentará mañana en Westminster

En todas las conclusiones del Consejo, cada coma y matiz se mira con lupa. Y no iba a ser menos en el mandato de la UE para la negociación más trascendental de su historia. Ya lo apuntaba una fuente diplomática: “La UE nunca ha negociado un acuerdo con terceros de esta envergadura e importancia intrínseca para ella misma”. El documento de 46 páginas recoge que la futura alianza debe llegar a acuerdos en las áreas recogidas en la Declaración Política, es decir de cooperación comercial y económica, cumplimiento de la ley, cooperación judicial y en las áreas de política exterior, seguridad y defensa.

El bloque comunitario se juega mucho, ya que el Reino Unido no es un país tercero cualquiera. Como recordaban los eurodiputados en el pleno en el que aprobaron sus líneas maestras para el periodo transitorio, Londres no es Australia, Canadá o Japón por tres cuestiones claves: la isla ha sido un Estado miembro durante 47 años, tiene frontera directa con la UE a través de Irlanda y pasará a ser el tercer socio comercial del bloque. “No hay un punto particular que sea el más difícil en la negociación. La pesca es importante, desde luego, pero la relación comercial, la cooperación de seguridad y la relación entre ciudadanos hacen que las negociaciones supongan un desafío tan grande”, señaló Stef Blok, ministro de Asuntos Exteriores holandés, a su llegada a la cita.

Cuatro arterias se prevén especialmente robustas en este nuevo capítulo. Por un lado, el calendario. La Unión Europea insiste en que habría que prorrogar el periodo transitorio más allá del 31 de diciembre de 2020 para atar todos los flecos pendientes y ser lo más ambiciosos posible; pero Londres se niega.

En segundo lugar, el bloque exige a la isla una competencia leal con acuerdo a los estándares comunitarios, pero Londres se niega. Esta es la parte del texto en la que más ha empujado Francia, que ha conseguido introducir el matiz de “mantener los estándares comunes altos a lo largo del tiempo como punto de referencia en las áreas de ayudas de Estado, de competencia, de empresas, sociales y medioambientales”. “Estamos trabajando para conseguir la relación más cercana y amistosa posible, pero no debe haber dumping social o medioambiental”, incide Roth, ministro de Exteriores alemán.

Los plazos. La primera ronda de negociaciones tendrá lugar en Bruselas desde el lunes hasta el jueves comandada por los equipos liderados por el francés Michel Barnier y el británico David Frost. Barnier informará al resto de instituciones europeas y a las capitales y, si todo está bien, arrancará la segunda ronda, prevista para finales de marzo. Si el 31 de junio las dos partes no han acordado una extensión de esta etapa -solo pueden solicitarla una vez-, todo deberá estar acordado y aprobado el 31 de diciembre.