Berlín - La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró ayer que el "racismo es veneno" en reacción al ataque terrorista de motivación xenófoba de anteanoche en Hanau (centro de Alemania) que causó nueve muertos. Merkel, en una breve comparecencia convocada de urgencia, señaló que con los actuales indicios parece que el atacante se guiaba por motivos "ultraderechistas" y "racistas", por "odio contra personas de otro origen, de otra religión y de otra apariencia". "El racismo es veneno. El odio es veneno. Y este veneno se da en nuestra sociedad y ya es responsable de demasiados delitos. Desde los crímenes de la [célula ultraderechista] NSU [Clandestinidad Nacionalsocialista] a las muertes de Halle, pasando por el asesinato de Walter Lübcke [político local conservador]", agregó. La canciller, que condenó este "terrible" atentado, recalcó que el Gobierno alemán trabaja en la defensa de "los derechos y la dignidad" de "todas las personas en nuestro país". "Nosotros no diferenciamos por origen o religión".

"Nosotros confrontamos a los que tratan de dividir Alemania con todas nuestras fuerzas y determinación", afirmó. Además, presentó sus condolencias a los familiares y allegados de los fallecidos, y deseó una rápida recuperación a los heridos por las consecuencias "físicas" y "psicológicas" del ataque. Merkel se sumó así a la condena general de la clase política alemana por los hechos acaecidos en Hanau en la noche del miércoles, que ha asumido la Fiscalía General por la fundada sospecha de que se trata de un acto terrorista.

El presunto autor de los hechos, un ultraderechista alemán de 43 años con licencia de armas, atacó durante la noche dos locales disparando de forma aleatoria. Dejó en total nueve muertos y cinco heridos de gravedad. Su cuerpo sin vida, junto al de su madre, fueron encontrados de madrugada en su domicilio. Las fuerzas de seguridad se incautaron de munición en su vehículo. El asesino, llamado Tobias Rathjen, dejó un manifiesto con pensamientos claramente xenófobos y racistas. Los hechos ocurrieron cuando Rathjen abrió fuego en un bar del centro de Hanau en el que se fuma el narguile. Ahí mató a cuatro personas, dos dentro del bar y otras dos delante del establecimiento. Posteriormente se dirigió en coche a Kesselstadt, un barrio de Hanau con importante población de origen extranjero, siguió disparando y mató a cinco personas más. El arma la había comprado legalmente en Internet. Finalmente se dirigió a su casa, disparó a su madre, con la que vivía, y posteriormente se suicidó.

Sin bajarse del coche Los disparos se hicieron desde su automóvil, con el que a continuación se dio a la fuga. La policía local desplegó poco después un gran operativo de búsqueda del atacante. Varios medios locales informaron asimismo de otro supuesto ataque en un tercer punto de la ciudad, extremo éste que no fue confirmado por la policía. Hanau, con unos 100.000 habitantes, se encuentra a 20 kilómetros al este de Fráncfort, en el estado federado de Hesse.

El presidente del estado federado de Hesse, Volker Bouffier, aseguró ayer que van a "hacer todo contra el racismo". En una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Hanau, Bouffier dijo que sabe que "la gente tiene miedo" y expresó su solidaridad con los familiares de las personas asesinadas y heridas, que en muchos casos son de origen extranjero. "La ciudad y el estado federado estamos juntos" y "vamos a hacer todo para afrontar el racismo", afirmó. "Han muerto inocentes", dijo Bouffier, que reconoció la solidaridad internacional recibida tras el suceso.

Por su parte, el alcalde de Hanau, Claus Kaminsky, aseguró que "no hay dudas de que las últimas horas son las más tristes que ha vivido esta ciudad en tiempos de paz". "En nuestra sociedad no hay espacio para el racismo", dijo.

Ayer en Hanau, Fráncfort y Berlín se celebraron concentraciones de solidaridad con las víctimas y contra el racismo. Desde Berlín viajó a Hanau, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, quien participo en un acto en recuerdo de las víctimas al que se sumaron los ministros del Interior, Horst Seehofer, y de Justicia, Chistine Lambrecht.

La ministra de Justicia declaró en su visita a Hanau que "todo apunta a un acto terrorista de la extrema derecha" y añadió que se investigará si el autor de los hechos tenía gente que lo apoyase. Lambrecht recordó también que en los últimos meses ha habido varios actos violentos atribuibles a la ultraderecha en el país.

Pero muchos ciudadanos de Alemania no tienen la sensación en estos momentos de que el Gobierno hace lo suficiente para luchar contra el fascismo y la extrema derecha, como quedó patente en los gritos que se oyeron durante la visita a Hanau del ministro del Interior, Horst Seehofer, y la ministra de Justicia, Chistine Lambrecht. -