Bruselas - Si 2019 fue el año de las elecciones europeas y del Brexit, de la contención del populismo en el bloque comunitario y el comienzo de un nuevo ciclo político en la Unión, 2020 será la ocasión de asentar las líneas maestras que regirán Europa en la década recién comenzada y en las venideras. Para ello, un grupo de doce expertos del Servicio de Investigación Europea, el think tank de la Eurocámara, ha presentado un informe en el que incluyen los "diez asuntos a tener en cuenta en 2020". Una guía para los miembros del hemiciclo comunitario en la que el clima y la solidaridad se erigen como los dos pilares centrales, en consonancia con las preocupaciones de los ciudadanos europeos, pero que también tendrá un ojo en la digitalización, con la tecnología 5G, y las elecciones en EEUU. Aunque en línea con la estrategia de la nueva Comisión Europea, el Green Deal y la transición ecológica del bloque comunitario será la prioridad. Hasta cuatro de los diez temas sugeridos por el think tank siguen la estela verde que se ha convertido en seña de identidad de la nueva UE.

Entre estos temas, se encuentra la defensa de la biodiversidad y la posibilidad de crear un Acuerdo de París para la defensa de las especies amenazadas. Según destaca el informe de la Eurocámara un millón de especies de plantas y de animales (sobre un total estimado de 8 millones) está condenado a extinguirse en las próximas décadas si no se toman acciones. El think tank comunitario pone el foco de atención en la Convención de Diversidad Biológica (COP15) que se celebrará en octubre en China y que puede ser la ocasión perfecta para desarrollar los objetivos de la próxima década. El propio Parlamento definirá su postura en este mes de enero, con la estrategia de convertirse en punta de lanza de la biodiversidad, de igual manera que lo es en la lucha contra el cambio climático, dos causas indisociables.

El informe pone también su foco en el Ártico, una de las regiones más expuestas a los cambios producidos por el calentamiento global, convertida desde hace años en un "termómetro mundial". La contaminación y emisiones procedentes de otras regiones han provocado que esta región se "caliente" al doble de velocidad que el resto del globo y las previsiones señalan que en el verano de 2040 el océano Ártico podría estar completamente libre de hielo, lo que puede generar unas consecuencias medioambientales, económicas, demográficas y de seguridad difíciles de calcular. El principal reto será abordar una estrategia común para esta región en la que conviven ocho potencias soberanas, entre ellas tres Estados miembros de la UE, como son Finlandia, Suecia y Dinamarca, que observan una creciente militarización de la región para controlar las potenciales rutas marítimas que abrirá el deshielo.

El Green Deal, cuyas vías de financiación fueron presentadas esta misma semana, será el eje de acción de la Unión Europea en su defensa del clima. Pero dos temas surgen en torno a él. ¿Quién asumirá el coste de la necesaria transición energética? ¿Serán estos fondos suficientes para acometer estas políticas verdes? Un billón de euros es la propuesta de la Comisión para esta próxima década, una cifra que deberá ir acompañada de inversiones de los Gobiernos nacionales y de la inversión privada que el Ejecutivo comunitario quiere promover a través de préstamos beneficiosos. Una de las claves para asegurar "que nadie quede atrás" en esta transformación del modelo productivo europeo serán el Fondo de Transición Justa, una bolsa de 7.500 millones de euros que irá destinada a las regiones más desfavorecidas durante el proceso - incluidas las cuencas mineras de Asturias-.