Los viejóvenes de 60 años, tienen por delante otros veinte años más de vida activa y dinámica, y cuando las fronteras vitales se extienden, la perspectiva se modifica. Con una esperanza de vida in crescendo, más de 87 años para las mujeres y superando los 82 para los hombres, los sexalescentes se sienten dueños del reloj y no sienten que estén en tiempo de descuento.

"Se está cambiando la concepción de ser mayor y las edades se están diluyendo. La generación de los 40 aún quiere encuadrarse en la categoría de juventud. Y se está desdibujando el modelo de cómo debe ser la gente a cada edad", afirma la experta en gerontología social, Elena del Barrio.

En este proceso es fundamental trabajar tratando de vencer la barrera del edadismo o discriminación por razón de edad, que presenta a las personas mayores como desprovistas de valor para la sociedad por improductivas, frágiles o incapaces. "Lo que pasa que antes el concepto de sabio y de viejo iban de la mano y ahora es una palabra casi despectiva. El concepto de vejez está asociado a una carga negativa que es ridícula y va en contra de la propia filosofía del elogio de la madurez. Envejecer es maravilloso. Es fruto de la ciencia y del saber hacer del ser humano a lo largo de los años", declara el sociólogo Juan Carlos Alcaide, que analiza el envejecimiento de la población y su efecto empresarial desde hace casi 20 años.

Leyendas

Porque hay muchas leyendas urbanas que rodean a los mayores, en torno a la tecnología, el consumo y el conocimiento. El doctor en Economía, Iñaki Ortega, incide en los prejuicios existentes. "Inmediatamente pensamos que el ocio de los mayores es ir al médico. Y solo uno de cada diez mayores va al médico. Ellos y ellas están en internet para comprar, leer, socializar... y es también el segmento de edad que más crece en plataformas de citas".

Porque la revolución de la longevidad rompe tabúes y reclama, entre otras cosas, superar mitos como el de su escasa productividad, reivindicando un papel más activo dentro del sistema económico. Por ello, Ortega denuncia que actualmente exista un sesgo infundado a la hora de contratar a mayores de 55 años. "A lo largo de la historia, ser mayor significaba más sabiduría. Ahora, pensamos, equivocadamente, que ser mayor significa que se está obsoleto tecnológicamente".