El instinto, un impulso depredador, alimentado por unas copas quizás, pero no necesariamente; una pulsión y las redes sociales a mano: un acelerador que permite al agresor dar con la víctima propicia y cerrar una cita en apenas una hora, sin ojos indiscretos, sin explicaciones. Instinto y oportunidad.

Álex Rayón, vicedecano de Relaciones Internacionales y Transformación Digital de la Universidad de Deusto y experto en redes sociales, explica los ingredientes que dan forma a los presuntos asesinatos en serie de Bilbao, después de que la Ertzaintza relacione al detenido con otros homicidios e investigue hasta seis casos. A Rayón no le extraña que en la actualidad se produzca un crimen como el de Bilbao, y afirma que, “por desgracia, veremos más casos como este” en el futuro.

La punta del iceberg en este caso es probablemente más pequeña que en otras situaciones y más grande la parte oculta. Rayón hace un análisis de la situación. Considera que las redes sociales y las herramientas digitales y tecnológicas de las que disponemos hoy en día son una bomba de relojería al servicio de “instintos del paleolítico” y en una sociedad con “instituciones del medievo”, como las que asegura que tenemos, sin adaptar a este mundo semidisruptivo en el que nos adentramos. La situación le inquieta.

Es favorable a la limitación incluso en la construcción y diseño de tecnologías tan avanzadas. Pone el ejemplo de la inteligencia artificial, “un gran ejemplo de los potenciales riesgos, porque es sustitutiva potencialmente del ser humano y es un problema que a mí me preocupa. Y es un tema en el que no tengo claro si resignarnos o intervenir”, asegura.

¿Pero cómo se explica un caso como el de Bilbao?, ¿cuál es el contexto tecnológico y la importancia del mismo en el crimen? “Hay tres cosas importantes. La primera de ellas, respetando la presunción de inocencia, pero suponiendo que todo esto sea así, es que esta es la enésima prueba de que la tecnología al final acelera procesos que anteriormente podían ser más complicados”.

Rayón da más pistas. “Hoy en día las nuevas tecnologías, sobre todo las sociales, permiten localizar personas que tienen un perfil determinado; si el perfil responde a una persona homosexual de una determinada edad, antes costaba, porque este colectivo era una minoría no revelada, porque había una sociedad con pocos derechos civiles y no era fácil localizar ese perfil. Pero ahora mismo es muy fácil, tienes esas herramientas que te permiten localizar a esas personas”.

La tecnología como acelerador, en este caso de un instinto asesino o de un macabro plan para apropiarse de dinero sin dejar testigos. “La información se ha expuesto, se ha multiplicado y localizar a las víctimas es más fácil de lo que nunca ha sido en la historia”, asegura este experto. “Por lo tanto, tenemos un problema evidente, que es la posibilidad que tiene el criminal para encontrar el blanco”.

Según Rayón, hay un segundo problema “evidente”: “El anonimato, la identidad de las personas en un entorno de esa naturaleza. ¿Qué somos? A ver, yo cuando me abro una cuenta en una red social, soy un perfil. Más o menos. Al final tú puedes crear equis perfiles. Elon Musk, de hecho, en la compra de Twitter es una de las cosas que ha dicho, el concepto anglosajón authenticate, viene a decir esto”.

No voy a decir que siempre que quieras interactuar tengas que hacerlo con tu nombre y apellido, porque igual quieres participar en una conversación social de manera anónima, pero tienes que ser trazable en caso de necesidad. Es un poco de donde bebe el mundo de las criptomonedas. Tú puedes ser anónimo, pero si un día pasa algo o haces algo mal en el mundo del cripto, voy a saber quién eres. Este es otro problema que no está resuelto hoy en Internet”, asegura el vicedecano de Deusto.

Según Rayón, este problema no es de fácil resolución. ¿Por qué no se puede trazar, identificar a las personas? “Una respuesta inicial es que la tecnología ahora mismo no permite hacer eso. Pero ahora te voy a dar una psicológica. Hay un libro muy bueno de 1890 que hablaba de la psicología de las masas, que básicamente dice que cuando los humanos estamos en grupo y cuanto mayor es el grupo, más nos desinhibimos, porque más sensación de pérdida de nuestra identidad tenemos. Por ejemplo, en las macrofiestas; es un efecto psicológico muy natural y aquí también aparece. No hay incentivo a presentarme como quien soy, porque precisamente me quiero desinhibir”, explica este experto, y para ello es esencial el anonimato.

“Y no olvidemos el elemento económico, porque hay que recordar que las plataformas sociales y digitales son empresas que ganan dinero vendiendo la atención de personas, pero no necesariamente personas con nombre y apellido; es decir, tampoco tenemos un modelo económico pensado para eso”, asegura.

El problema no tiene fácil solución a medio plazo. “Fíjate, te he dado tres argumentos para decirte que nada está alineado para que esto ocurra y que se pueda acabar con el anonimato en Internet. Por eso yo hablo tanto del concepto de authenticate, que básicamente indica que si un día lo necesito, sea trazable. Es la famosa tecnología blockchain, que inexorablemente está ligada siempre a un sujeto. Es un libro de contabilidad público, trazable y atribuible”, afirma.

“Pero estamos lejos de eso”, reconoce Rayón. “Ahora mismo lo que hay es una base de datos de empresas privadas y esas bases de datos están creadas no para autenticar, sino para hacer dinero. No les interesa”, concluye.

Rayón tiene claro que estamos solo ante la punta de un iceberg muy grande y recuerda que “la Internet accesible solo representa el 4% o 5% de la Internet global” y que los activos digitales, las cantidades ingentes de datos que se registran en el mundo digital, se hallan en la Dark Web. “Datos tangibles e intangibles” con los que negociar.

“Sinceramente, no me sorprende un caso como este, porque cada vez que pasan cosas me toca investigar. Evidentemente, no somos mentes tan perversas como para construir el hecho, pero hay que entender que un ser humano responde a unos incentivos. Si tú planteas unos incentivos tan fáciles para mantenerte en el anonimato y desinhibirte por completo, estoy seguro de que personas así, una noche se toman tres copas, tienen un instinto y lo ejecutan, porque hoy en día has quedado con una persona que además es lo que busca”, una relación instantánea y anónima.

“Entonces, al estar ante una mente criminal... Internet es un acelerador de dos palancas, de la información y la comunicación, el famoso acrónimo TIC; has acelerado la comunicación y la información y a partir de ahí, todo lo demás se sucede ya en cascada”, explica Rayón.

“Hay una expresión muy buena de un biólogo Edward Wilson (1929-2021) que yo empleo mucho en mis conferencias y dice: tenemos una especie con emociones del paleolítico, viviendo entre instituciones del medievo y con una tecnología hecha para dioses. Es la frase perfecta, porque habla de procesos cognitivos, el instinto, de una especie equivocada en un mundo adecuado”, añade Rayón

“Veremos más casos como este, por desgracia sí”, pero “me resisto a que seamos pasivos con la tecnología”, apunta. “No hay que esperar. Esta entrevista no es ahora. Había que tenerla hace diez años. En el tema de las redes sociales soy especialmente crítico. Yo cuestiono incluso que determinadas cosas se puedan llegar a construir”, asegura el vicedecano de Deusto. l

Rayón sostiene que es necesario poder trazar las acciones digitales en caso ?de necesidad para evitar espacios de impunidad

Más del 90% de las “ingentes cantidades de datos” que se manejan en Internet se encuentran en ?la Dark Web y son opacas

“Tenemos un problema evidente: es la posibilidad que tiene el criminal para encontrar a su blanco”

“El problema de la trazabilidad en Internet ?no está resuelto; las bases de datos son privadas”

“Esta es la enésima prueba de que la tecnología acelera procesos que antes podían ser complicados”

“Me resisto a que seamos pasivos con la tecnología; esta entrevista había que hacerla hace diez años”

Experto en redes sociales