ras casi dos años de pandemia y varias vueltas al cole a sus espaldas, las familias alavesas están viviendo este último retorno a las clases instaladas en una incertidumbre ya rutinaria y con el deseo compartido de que la situación epidemiológica por fin se normalice. O, por lo menos, de que las clases puedan mantenerse como hasta ahora de forma presencial.

La explosión de contagios de las últimas semanas mantiene todavía un elevado número de aulas alavesas confinadas -Educación ya no ofrece este dato desde finales de diciembre- y se cuentan también por decenas los profesores en situación de baja laboral, ante lo que el Gobierno Vasco ha tenido que activar un número incontable de sustituciones a la vuelta de las Navidades. El coronavirus sigue acechando y ha provocado incontables cambios en los protocolos y también, a instancias del LABI, la suspensión de las competiciones de deporte escolar, una medida criticada por las federaciones deportivas, aunque al menos -y para alivio de las familias- las actividades extraescolares sí se están manteniendo en los centros educativos.

Otro actor que ha entrado en juego con el inicio de este curso es la progresiva vacunación de la población menor de 12 años, que cursa en la mayoría de los casos Educación Primaria. Pero a diferencia de lo que sucede con las extraescolares, donde existe un consenso amplio entre padres y madres sobre las negativas consecuencias que tendría su cancelación, las familias no tienen tan claro que la inmunización del alumnado vaya a ser definitiva para normalizar la situación de las aulas.

Son las 8.45 horas y en las inmediaciones del colegio Marianistas se vive el trajín habitual de niños y jóvenes que, mochilas a la espalda o sobre ruedas, se disponen a iniciar su jornada lectiva. Si no fuera por las mascarillas que cubren el rostro de los alumnos y los familiares que les acompañan o por el acceso escalonado que se ha establecido en los centros, parecería una jornada convencional de clase como las que había antes de la pandemia.

La vuelta al cole está siendo por ejemplo “muy normal” para Iván Martínez, padre de una niña que cursa Educación Infantil en Marias. “En casa hemos pasado todos el covid, así que todo bien. Como ya estamos acostumbrados a tanta incertidumbre, a tanto rollo, pues sin mayor preocupación. Si nos confinan, nos confinan. Y ya está. Haremos lo que nos digan, que es lo que hemos hecho toda la pandemia”, apunta este progenitor. De momento, en el aula de su hija no ha habido ninguna incidencia tras las Navidades.

Algo más accidentada ha sido la vueltaen la clase de segundo de Primaria a la que pertenece la hija de Mireia Cabanas, en este mismo centro concertado. Sin embargo, esta madre reconoce que en su familia ya lo tienen “asumido”. “En septiembre ya fue así y cada vez es siempre un poco lo mismo”, reconoce. “Como nosotros pasamos el covid a principios de diciembre estamos bastante tranquilos. Pero sí que es verdad que hay bastante jaleíllo.Hay muchos niños confinados, tanto porque son ellos positivos como sus familias. Y ahora 8 de 25 tranquilamente están faltando. Y los profes se vuelven locos con el online sí o no. Pero dentro de lo que cabe estamos bastante tranquilos y contentos de haber vuelto”, subraya Cabanas.

A escasos 200 metros de Marianistas, en Urkide, se observa el mismo movimiento de alumnos y familias que en el colegio vecino. Ayala y Liviu, padres de una niña que cursa tercero de Infantil, reconocen igualmente que la vuelta es en su caso “más de lo mismo”, tras haber pasado el covid la mayoría del núcleo familiar. “Ya no tenemos esa preocupación”, apunta Ayala, quien comparte sin embargo sus “ganas de que todo esto se normalice por fin. “Espero que volvamos a la normalidad cuanto antes”, anhela su compañero. Aunque justo antes de Navidad confinaron la clase de su hija y en Navidades hubo “varios casos”, el regreso ha estado caracterizado -pese a las ausencias- por la normalidad.

“La vuelta ha sido muy normal, muy tranquila. Las aulas están bien, limpias entre comillas por ahora, y los profesionales están cuidándose mucho y cuidando a los niños mucho más que antes. Y ahora, un poquito más”, corrobora, entretanto, Esther Sánchez, madre de tres niños de Urkide, que cursan tercero y primero de Primaria y primero de Infantil. Aunque en este último nivel mantener el control “es un poco más difícil” porque no llevan mascarilla, los mayores “siguen teniendo sus distancias de seguridad y sus entradas escalonadas, lo cual ayuda”. “¿Más incertidumbre? No. Igual algunas familias lo han vivido así, pero para mí ha sido una vuelta muy tranquila”, apunta.

La mañana avanza y varios corrillos de madres y padres se agrupan en el exterior del edificio de Infantil del colegio público San Martín, donde Sara Gaviria tiene escolarizados a dos niños, uno en este nivel educativo y el otro en Primaria. Esta madre reconoce que la vuelta se ha desarrollado “con un poco de caos” tras un largo periodo de confinamiento anterior a las Navidades, aunque celebra que sus pequeños hayan regresado a clase contentos. “Como antes de Navidades tuvieron la clase en cuarentena, la vuelta se ha hecho un poco más larga. La verdad que ahora mejor, pero hoy hay una historia y mañana no se sabe. Es un poco locura. De repente te pueden mandar al niño a casa y estamos todos trabajando”, apunta Gaviria.

Más tranquila en este sentido responde Gina Gómez, también madre de un niño de San Martín en Infantil. “Sí que hay incertidumbre, pero la vida sigue. Lo importante es que ellos puedan venir y esto no pare”, anhela.

Los progenitores que han compartido sus sensaciones con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA coinciden en la tranquilidad que les está aportando la continuidad de las actividades extraescolares. “De momento están manteniendo todo, así que también por este lado estamos muy contentos”, apunta Cabanas.

Los hijos de Sánchez y Gómez, que juegan a fútbol, se han quedado sin competición, pero sus madres celebran que, al menos, sí puedan seguir entrenando. “Los niños lo necesitan”, apunta la primera. “Es un alivio, porque va miércoles, viernes y sábado y se despeja. Si se suspendiese sería un problema. Ojalá que no pase”, apunta, entretanto, la segunda.

Y sobre la vacunación infantil, diversidad de opiniones. Aquí van dos: “Probablemente ayude, pero no creo que sea tan importante como con los adultos”, opina por ejemplo Cabanas. “No sé si avanzaremos, pero al menos espero que ellos sí vean más normalidad. Porque los adultos tenemos una vida mucho más normal que ellos. Están mucho más limitados”, remarca, por su parte, Sánchez.

“Sí que hay incertidumbre, pero la vida sigue. Lo importante es que puedan venir y esto no pare”

Madre de un niño en Educación Infantil

“Como antes de Navidad tuvieron la clase en cuarentena, la vuelta se ha hecho un poco más larga”

Madre de dos niños en Infantil y Primaria

“Estamos ya acostumbrados a tanto rollo. Si nos confinan, nos confinan. Y ya está. Haremos lo que nos digan”

Padre de una niña en Infantil

“Hay bastante ‘jaleíllo’ y muchos niños confinados; pero dentro de lo que cabe estamos tranquilos”

Madre de una niña en Primaria