¿Se deben poner límites a la conducción por edad o solo hay que tener en cuenta las condiciones psicofísicas? El debate no es nuevo pero el director general de Tráfico, Pere Navarro, lo ha reabierto al anunciar una revisión de las pruebas y los plazos para la renovación del carné de las personas mayores.

El 28% de los fallecidos en accidente de tráfico tienen más de 65 años, un colectivo que representa el 15% del censo de conductores y el 19% de la población (el 26,5 % en 2035).

La revisión de los plazos para la renovación del permiso de conducir está incluida en la Estrategia de Seguridad Vial 2021-2030, que está ya muy avanzada, asegura María José Aparicio, subdirectora general de formación y educación vial de la Dirección General de Tráfico.

Actualmente, el carné de conducir tiene una vigencia de 10 años para menores de 65 años y de 5 para los de esa edad en adelante, una "horquilla excesiva", según Aparicio. La idea es fijar unos plazos más adaptados a la evolución de las personas y para ello se va a elaborar un estudio sobre cómo adaptar los tiempos de vigencia a la realidad.

Un estudio de la Fundación para la Seguridad Vial revela que las personas mayores tienen un 12% menos probabilidades de cometer una infracción de velocidad pero un 169% más de saltarse una señal de stop. La mayor parte de los accidentes de este colectivo se registran en vías urbanas y una gran mayoría en rectas.

Cada año se producen en el Estado 30.000 denegaciones y alrededor de 320.000 condiciones restrictivas, como acortar la renovación del carné de conducir, tener limitado el radio de conducción, poder conducir solo de día, no llevar pasajeros o límites de velocidad.

Desde la Asociación Española de Centros Médicos Psicotécnicos se aboga por la vuelta a la normativa anterior a 2009, de tal forma que a partir de los 70 años la validez máxima del carné sea de dos años, una reivindicación que hasta el momento no ha tenido éxito, lamenta Bonifacio Martín, su secretario general.

Martín ha denunciado la "permisividad" de algunos centros "donde los ciegos ven y los cojos corren que se las pelan" y ha asegurado que muchas veces son las propias familias de un conductor mayor las que llaman para pedir "que no le den el carné o que no se lo quiten porque le matan".

Por su parte, el Consejo General de Colegios Médicos defiende también la necesidad de renovar los periodos de vigencia del carné y advierte de la tendencia a "ocultar" la enfermedad o a "exagerar la bonanza" cuando se acude al reconocimiento.

Para José María Pérez y Pérez, oftalmólogo y representante del Consejo ante la DGT, la competencia empresarial entre centros de reconocimiento es "muy negativa", de tal forma que, según denuncia, "en algunos se obliga al médico a dar 'aptos' o se van a la calle".

Las autoescuelas han observado en los últimos años una demanda de cursos de reciclaje o repaso por parte de personas mayores que habían dejado de conducir y quieren volver a ponerse al volante, lo que se ha incrementado con la pandemia y el mayor uso del vehículos privado a la hora de desplazarse.

Por otra parte, la DGT se muestra abierta a implantar en el Estado el carné B1, que ya existe en otros países de Europa, y está estudiando la forma, ya que supone una modificación del reglamento.

El permiso B1 habilita a jóvenes de 16 años la conducción de vehículos de reducido tamaño, eléctricos, que precisan de escasa energía para moverse y con una velocidad limitada a 90 km/h.

Este carné ya ha sido adoptado en Portugal, Italia, Francia y Reino Unido y su implantación en España daría la posibilidad de un primer acceso a la movilidad eléctrica a cerca de un millón de personas cada año, según estimaciones de Seguridad Vial y la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica. Ambas organizaciones consideran que incorporar a la normativaespañola el carné B1 supondría un incremento de la seguridad en los desplazamientos en carreteras.