Un año y medio amenazados por un virus, en muchos casos mortal, nos ha obligado a cambiar comportamientos y variar nuestra socialización. Ahora que las medidas impuestas van desapareciendo, la sociedad sigue apegada sin quererlo al temor y la cautela que ponen en jaque un tipo de vida y de sociedad. ¿Volveremos a ser lo que éramos? ¿Volverán los abrazos? ¿Las celebraciones?

Expertos en diferentes materias nos dan su opinión sobre el tiempo poscovid. Las opiniones son diversas, pero prevalece un denominador común en sus reflexiones: la cautela de la sociedad asumida por el temor al covid marcará todavía una desescalada social que cogerá su propio ritmo a las libertades ya recuperadas después de tanto tiempo.

Psicopedagoga

“La parte más traumática va a ser recuperar el abrazo”

La experiencia de esta psicóloga es que “hay personas que el gel ya no lo usan. Incluso lo veo en el supermercado que frecuento. Son las tiendas pequeñas las que te lo recuerdan. Es una de la medidas que ya se ha diluido”. Por otro lado, respecto al consumo en el interior de los locales opina que depende más de las generaciones. “La gente de 50 años entra con mascarilla y tiene mucho más asimilado la necesidad de mantener una distancia”. Pero la gente de 40, según su percepción, “lo olvida más”. Se queja de todas formas de que “el último día de partido de fútbol a la salida la aglomeración de gente fue mucho mayor que los botellones de los jóvenes y sin embargo eso no ha salido en ningún sitio. Y era gente de entre 40 y 60 años sin mascarilla y con gintonic”. Opina que en el ámbito recreativo no ha calado las restricciones, aunque puede que haya mayor precaución. Tali sigue viendo bares con las tortillas al aire a pesar de la pandemia, y “en su día ya se vio la gran transmisión de la tuberculosis. Sin embargo, los jóvenes que vienen a mi consulta mantienen la mascarilla en sitios cerrados”.

Respecto a la desescalada y los ritmos que se han llevado, “no ha habido un aprendizaje, ha sido por prohibición y cuando se hacen así las cosas no se mastican. Ha habido mucha incoherencia”. Pone por ejemplo el metro, “ahí nunca se han respetado las medidas y luego resulta que te ponen una multa por estar en una terraza”. Por eso, piensa que “se han confundido situaciones, sobre todo en la hostelería”. Para ella, ha sido una situación muy incoherente. Y critica que “en la empresa de mi marido no se han dado turnos partidos para no pagar comidas y en cambio han estado todos en los mismos horarios. Es absurdo”. Por eso, para este psicóloga “no hemos aprendido con las medidas porque se han adoptado por medio de decretos pero no se ha hecho un trabajo de hablar con la gente y educar”.

Lo que sí ha cambiado “es esa parte del abrazar y el besar. Va a ser difícil recuperar el contacto directo. Ahí sí tenemos un problema”. Y lamenta que “esa va a ser la parte más traumática, la de abrazarnos”.

Microbióloga

“La sociedad tiene interiorizado seguir con las medidas”

“Por un lado está la sociedad. Si le decimos que se puede reunir de una manera fácil lo va a hacer, pero yo creo que el mensaje que hay que dar y que estamos dando es que todavía estamos en plena pandemia y que todavía hay que seguir bajando esa incidencia acumulada y controlando el virus”. La microbióloga Miren Basaras espera y confía -porque es obligatorio, evidentemente- en que se use la mascarilla en aquellos sitios interiores y donde se producen aglomeraciones. “Y yo creo que en general la sociedad de Euskadi lo respeta. Habrá grupos que respondan peor, como en todas las demás medidas de la vida, pero sabiendo que el mensaje es que todavía el virus continúa entre nosotros y que tenemos muchos casos positivos y que tenemos que bajar mucho más, espero y confío en que se siga manteniendo esa mascarilla”.

Respecto a recuperar la socialización que teníamos antes de la pandemia opina que “Euskadi somos una sociedad que socializa mucho, tanto en los bares como en el resto de actividades, ya sean de cultura, etc. No creo que por mucho que hayamos estado año y medio con restricciones eso vaya a influir en que ahora socialicemos menos”. Sin embargo, sí cree que la gran mayoría de la ciudadanía tiene interiorizado que hay que seguir con las medidas porque es necesario. Y esto lo une a ese deseo de la sociedad de seguir prefiriendo la terraza al interior. Para esta microbióloga es algo bueno. Además, recuerda que aquí siempre ha habido una costumbre de consumir fuera de los bares.

“O sea, no es cuestión de consumir solamente en la barra”, recuerda. Que se siga consumiendo de esta manera no le parece mal, siempre y cuando se mantengan las distancias y no se generen aglomeraciones, “porque todavía no podemos”. Para Basaras, la desescalada se ha producido “demasiado pronto”. “Todavía y, por mucho que nos insistan, no estamos en color en verde. Es decir, que Euskadi nos diga que 60 casos por 100.000 habitantes estamos en un color verde no es lo mismo que Europa nos diga que hay que bajar a menos 50 casos por 100.000 habitantes, que todavía no lo hemos hecho. Los datos de 60 casos por 100.000 habitantes los puso solamente la Comunidad Autónoma Vasca. En el resto de Europa y si vemos el último mapa europeo publicado el jueves, todavía estamos en amarillo. Entonces sí creo que hemos ido demasiado rápido”. Añade que “otros países o regiones incluso mucho menores que los nuestros siguen manteniendo las restricciones. Es cierto que hay que ir aligerando las medidas, pero este fuera todo me parece un poco arriesgado”.

Más porque “por ejemplo, los últimos días hemos visto como el índice R0 está subiendo tanto en Gipuzkoa como en Araba y ya está por encima de 1. El virus todavía está entre nosotros y nosotras y no podemos dar rienda suelta”. A eso se debe a su juicio la prudencia de la población en general. “Nos han dado alguna flexibilidad, pero eso no quiere decir que podemos hacer todo lo que queramos o hacíamos antes”. Basaras explica así los mensajes de una parte de la población que va a seguir manteniendo una serie de medidas. O mensajes de los hosteleros que van a intentar que los locales no estén abarrotados. “Eso es un mensaje bueno y es el que hay que trasladar. Tenemos que ir hacia delante, pero no de un día para otro”. Porque, en su opinión, “para no retroceder hacia atrás todo el mundo tiene que poner algo de su parte. En la sociedad siempre habrá grupos, porque los ha habido siempre, que no respeten, pero tendremos que intentar trasladar que lo que uno haga o no haga influye en el resto de la sociedad”.

Asociación de Hostelería

“A medio largo plazo creo que todo se recuperará”

El gerente de los hosteleros de Bizkaia cree que algunas formas de funcionar durante la pandemia puede que acaben quedándose aunque es optimista en que “a medio plazo la gente volverá a lo suyo. Con reticencias, eso seguro”. Opina que “la gente con una edad tendrá más precaución. Al final nos han dicho que utilicemos los exteriores y lo ha interiorizado pero esperemos que dentro de no mucho podamos estar sin mascarillas. Eso también irá llevando a una mayor seguridad y tranquilidad para la gente”. Lo que se necesita a su juicio, “es confianza y que la población vea que no pasa nada. Por eso, creo que se recuperará el consumo en la barra”.

Para los hosteleros, las medidas se tenían que haber flexibilizado hacía tiempo porque “ha quedado demostrado que no era un tema de la hostelería sino global y que había otros ámbitos en los que se estaban haciendo cosas que no se debían hacer”. Pero no quiere cargar las tintas en lo que ha pasado sino mirar para delante y trabajar entre todos para recuperar la actividad cuanto antes “porque las empresas están en una situación complicada porque parten de un menos x”. Y por eso piensa que “hay que quitarse la mochila”. Faltan dos meses para las Navidades, pero el gerente de los hosteleros, si la situación sigue así, cree que “todos tendemos a celebrar lo que nos gusta y estamos acostumbrados a hacer cenas con un número de personas, por eso no creo que se van a reducir, siempre si todo va bien”. Considera que “se volverá prácticamente a lo de antes”. Con respecto a las medidas de higiene que se han exigido más en estos meses, “que haya geles no está mal, pero es una decisión de cada empresa, otra cosa es que sea una obligación.

Y el que haga bien las cosas seguro que tiene un porcentaje de clientela que le premiará. Cuando se hacen las cosas bien, en todos los sectores, repercute en el negocio”. Estos primeros días ha comprobado que “se nota otro talante y la gente se está animando a tomar en barra y recuperar esa normalidad. Han sido unos meses muy duros”. Porque señala que “la gente tenía ganas de convivir, siendo conscientes de que todavía hay que respetar unas normas. Seguro que irá mejor”.

Sociólogo

“El temor no va a desaparecer, se actuará con cautela”

Tiene sus dudas con respecto a cómo socializaremos en el futuro, consciente de que está muy relacionado con el sector de la hostelería. En este sentido, señala que antes de la pandemia el ocio se vivía “como una especie de manifestación. Todos juntos dentro de un bar, hablando...”. Duda sobre si este tipo de costumbres volverán. “Soy de los que piensa que vamos a andar con una cierta cautela. El temor no va a desaparecer, va a estar ahí. Por eso yo creo que las prácticas serán más controladas”, augura. Con respecto al uso de la mascarilla, señala que “yo mismo me descubro casi todos estos días usando la mascarilla, sin darme cuenta muchas veces.

Supongo que a mucha gente básicamente le pasará lo mismo que a mí”. Es de la opinión de que a pesar de que ya no haya unas restricciones como las que hemos vivido, “va a haber bastante autocontrol y que solo se va a desmadrar un uno por ciento de la población, que sociológicamente es importante porque puede ocasionar un perjuicio importante de salud pública a la población”, advierte. Pero también es consciente de que la mayoría se comporta mucho de lo mejor esperado. Con respecto a si las medidas se han flexibilizado antes de lo que se debiera, como por ejemplo el consumo en barra, o el número de personas que se juntan en un restaurante, Aierdi cree que sí se ha podido flexibilizar antes de lo recomendado pero es consciente de que “llevábamos mucho tiempo y había un hartazgo de la población en general”. Por otro lado, también considera que “las autoridades que se encargan de gestionar esta pandemia habrá cosas que no nos estarán contando y que además son cosas que no nos deben contar, es decir, que las medidas no se tomarán a la ligera. Manejarán un volumen de datos y un volumen de tendencias que avalan las decisiones que toman”. Aierdi le da bastante importancia a esto porque piensa que en principio “salvo algún desalmado todo el mundo ha intentado hacerlo bien en la pandemia. Hemos visto que la gente ha tenido recelo sobre cualquier medida que se adoptaba, fuera cual fuera, y luego toda la comparativa con el resto de las comunidades”. Y señala que esto se debe “al temor” pero también a la impaciencia que tiene esta sociedad. Una sociedad donde si no consigue lo que quiere en un momento determinado coge una pataleta”. Pero este sociólogo espera que la ciudadanía “colabore como lo ha hecho hasta ahora”.

Kafe Antzokia

“Ha sido muy emocionante volver a ver a los jóvenes cantar”

Después de casi dos años cerrado el Kafe Antzokia, uno de los lugares emblemáticos de la juventud, ha abierto sus puertas para ofrecer música. Mikel Urbeltz, uno de los responsables, no sabe bien cómo habrá asimilado la sociedad un año de restricciones fruto de la pandemia, pero sí ha podido comprobar qué ocurrió la primera noche de reencuentro el pasado jueves: “No hubo ningún problema y el comportamiento fue perfecto. Esperemos que el uso de la mascarilla desaparezca con el tiempo, pero de momento hemos visto a los jóvenes reencontrarse de manera espontánea, natural”. Porque para Urbeltz, y sin cuestionar la necesidad de proteger la salud de un virus, se remite a expertos que señalan que “el ocio y el disfrute suponen un equilibrio emocional: cantar, disfrutar, mirarse a la cara... En definitiva sentirse integrados”.

Todo esto, tan importante en la juventud, se recuperó el pasado jueves y “fue muy emocionante”. De igual modo los responsable del café-teatro no percibieron que los jóvenes tuvieran miedo y “de hecho el encuentro fue muy natural en el que se podían sentir las ganas de vivir”. No cuestiona si la flexibilización debía haber llegado antes porque cree que son los especialistas en sanidad y los políticos a los que les corresponde tomar estar decisiones pero confiesa que “nos ha tocado acatar las medidas y el año medio y medio cerrados se ha hecho muy largo”. Por eso, ver a los jóvenes, cantar juntos el estribillo de una canción “ha sido muy importante”. Lo define como “un efecto terapéutico y eso es equilibrio para una juventud que no ha podido disfrutar en un año y medio de pandemia”. Al mismo tiempo, Urbeltz aprovecha para defender a la juventud que frecuenta esta referencial sala. “Ha habido situaciones muy criticadas pero desde luego no refleja para nada la juventud que viene al Kafe Antzokia y nos sentimos muy orgullosos de que así sea”.