Se ha desvelado el secreto: la escultura con forma de rostro de niña que fue instalada el miércoles en la ría en Bilbao forma parte de una campaña de concienciación social sobre el futuro de las próximas generaciones. Se trata de una obra del autor mexicano Rubén Orozco, artista hiperrealista que también dio vida a la obra La última persona fallecida, de Invisible Soledad, que también generó un gran impacto desde un banco de El Arenal bilbaino.La escultura, que tiene como nombre Bihar -mañana, en euskera- está hecha a base de resina y fibra de vidrio, y pintaba a base de resina translúcida en lugar de pintura, pesa aproximadamente 120 kilos y tiene unas dimensiones de 1,7 metros de alto y 2,5 de profundidad.

Con ella, se quiere concienciar a la sociedad a cerca del futuro que espera a las futuras generaciones si el desarrollo se realiza solo en términos económicos sin tener en cuenta el ámbito de la sostenibilidad; el rostro de la niña mira expectante a los viandantes, la sociedad actual, preocupada por las decisiones que tome y que determinarán si vivirá hundida o sacará la cabeza. La subida y bajada de las mareas, complemento imprescindible de la obra, refleja el devenir constante del tiempo.

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“Nunca imaginé crear una escultura viva. Solo espero que esta obra, de la que me enamoré, ayude a la gente a reflexionar y consiga el mismo impacto que alcanzamos con La última persona fallecida en soledad, de Invisible Soledad”, ha declarado su autor.La pieza forma parte de una campaña de BBK para impulsar un debate sobre la competitividad sostenible, una primera acción que tendrá su continuidad en el cortometraje Bihar: elegir el mañana, protagonizado por la misma niña que inspiró esta creación.