La ciudadanía vasca se aleja un poquito más de aquella meta soñada de los 60 casos acumulados. La puerta que abriría una nueva etapa en esta crónica de Euskadi vuelve a cerrarse y, lo que es más preocupante: cada vez que eso ocurre, las probabilidades de que el catálogo de restricciones sociales sigan vigentes o incluso sean endurecidas se mantiene con las espadas en alto.

Precisamente, la última flexibilización de las medidas (menos mascarillas, ampliación de horarios y aforos, txokos y eventos deportivos...) y la relajación social aparejada al verano -y a la fatiga pandémica, dicen las voces expertas- han devuelto a Euskadi a un escenario inquietante; sobre todo porque las secuelas de una transmisión comunitaria son de sobra conocidas. El último recuento es una mirada hacia atrás en el tiempo después de que la incidencia acumulada haya vuelto a superar los 150 casos, esa barrera invisible que pone en evidencia las tiranteces del sistema. En concreto, ese índice que tanto preocupa a las autoridades sanitarias y políticas alcanzaba en las últimas horas los 168,5 casos. Y la tasa de positividad también se disparaba hasta el 6,9%, un porcentaje alto más propio de otras fechas.

La última vez que se tocó ese techo fue un ya lejano 2 de mayo. Y estos datos, malos y perjudiciales para seguir avanzando en la desescalada, llegan en vísperas de la celebración de un nuevo LABI. La cita está prevista para mañana miércoles y el cuadro clínico que viene arrastrando la pandemia no presagia unas noticias tan favorables como las adoptadas el pasado 14 de junio.

Hace ya varios días que esa tasa de incidencia crece sin cesar, pero ha sido este sábado cuando de nuevo se rompía la divisoria. Euskadi, otra vez con la miel en los labios y a las puertas de encarar la recta final. Pero es que de los 156,29 casos acumulados de este sábado se saltó a los 168,52 del domingo. Un escenario preocupante porque significa que la transmisión comunitaria del virus no ha perdido fuerza a lo largo de este año y pico de pandemia.

Eso sí, también está siendo menos agresivo que en anteriores oleadas debido a que la gran mayoría de esas personas contagiadas (el domingo fueron 367) no están necesitando de ingreso hospitalario. La razón de este patrón habría que buscarla en la cobertura sanitaria levantada por las vacunas y en el estado de salud de esos nuevos contagios, jóvenes en su mayoría. El boletín elaborado por Osakidetza y los datos estadísticos acumulados de este pasado fin de semana lo confirman: casi el 80% de los contagios detectados el domingo, por ejemplo, se corresponde a menores de 40 años.

En concreto, se han dado 150 casos en la franja de 19 a 39 años (población con una tasa de incidencia de 356,53) y otros 140 en menores de 18 años (colectivo con una tasa de 306,49). Destacan los datos de los jóvenes de 17 y 18 años, con 77 positivos este domingo y una tasa de incidencia acumulada de 1.681,6. Frente a estos datos, la población de 40 a 64 años concentra 53 positivos en esa jornada y una tasa de incidencia de 82,77; y los mayores de 65 años registran siete casos y una tasa de incidencia de 24,27. Este domingo, no hubo ningún positivo en mayores de 80 años. Así las cosas, a la espera de la postura oficial que adopte el LABI, los tambores de guerra ya se dejan escuchar. Y eso que estos malos indicadores no se trasladan a los hospitales, donde el número de pacientes sigue estable desde hace varios días: 86 ingresados, de ellos 36 en las UCI, uno más que el día anterior. De este modo, se suman dos jornadas con tímidas subidas aunque se mantiene por debajo de los 40 ingresados en las unidades de pacientes críticos por complicaciones derivadas del covid-19 desde el pasado 22 de junio. En las últimas horas han entrado a los hospitales otras 9 personas positivas en coronavirus, cuando el sábado fueron 10 y el viernes 7. Ahora, con la circulación del SARS-CoV-2 haciendo de las suyas -cuatro municipios de Gipuzkoa (Hernani, Zumaia, Astigarraga y Urnieta) están por encima de los 500 y el primero toca los 1.381 casos- la lógica lleva a pensar que podrían imponerse medidas más duras: obligatoriedad de la mascarilla, reajuste de horarios y aforos,...

51,3%

Un total de 970.567 personas han completado la pauta de vacunación contra el covid-19 en Euskadi, lo que supone un 51,3% de la población mayor de 16 años.

94,5%

Se han administrado 2.178.996 dosis en Euskadi, el 94,5% de las 2.305.410 recibidas. En concreto, ya se han inoculado 1.534.848 dosis de Pfizer/Biontech (el 95,9% de las recibidas), 204.026 de Moderna (el 91,7%), 361.628 de AstraZeneca (el 90,9%) y 78.494 de Janssen (el 92,6%).

36.097

Entre las personas menores de 60 años que fueron vacunadas con una primera dosis de AstraZeneca, un total de 36.097 se han inoculado una segunda dosis de Pfizer y otros 38.305 han cumplimentado la documentación necesaria y requerida por el Servicio de Salud para recibir AstraZeneca.

Preocupación. Desde el Ejecutivo vasco reconocen que existe “una preocupación importante” por las altas tasas de contagio entre el colectivo juvenil. Los actuales casos son consecuencia de contagios que se produjeron hace 7 o diez días. “Por lo tanto, es muy probable que en los próximos siete o quince días estos datos continúen creciendo”, indicaron. “No podemos permitir que este virus circule libremente, sin ninguna restricción, entre tantas personas que aún no se han vacunado”.

Movilidad. La “movilidad es “posible” si se hace “de forma segura”, insistían desde el gabinete de Urkullu. El problema no radica tanto en la movilidad como “en los comportamientos que se tienen. No hace falta irse a Mallorca ni a Salou, está pasando en Hernani, y en otros municipios de Euskadi”, manifestó el portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria.