- Rocío Caíz, la joven de 17 años de Martín de la Jara cuyos restos mortales se han localizado en Estepa (Sevilla), donde vivía su expareja y autor confeso del crimen, no había interpuesto denuncias previas ni era usuaria del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), pero las personas de su entorno sí sabían que sufría malos tratos.

Rocío, que tenía un hijo de 4 meses con su asesino confeso, un ciudadano rumano de 23 años, fue hallada el jueves asesinada y descuartizada después de permanecer desaparecida desde el pasado día 3. La joven no había presentado nunca una denuncia judicial, pero una de sus amigas de la infancia aseguró ayer que Rocío padecía maltrato físico y psicológico, y su familia también sostiene que fue maltratada. Tenía “mucho miedo, mucha dependencia emocional, y es difícil dar ese paso cuando quieres a una persona a pesar de lo que te hace”, resumió la amiga de la joven. La familia de la menor afirma que había sufrido agresiones por parte del exnovio en varias ocasiones.

El asesino confeso conoció a Rocío cuando ella tenía 11 años y él 16, y mantuvieron una relación que ella rompió cuando fue madre hace cuatro meses, aún con 16 años, momento en el que le contó a las amigas los malos tratos que sufría. El detenido siempre fue el principal sospechoso de los investigadores desde que Rocío desapareció el 3 de junio de su casa de Martín de la Jara, a 25 kilómetros de la casa de su exnovio, a la que llegó en taxi para recoger un carrito de bebé. La Guardia Civil sospechó desde un principio del exnovio al comprobar que había comprado una motosierra por Internet y que el móvil de la chica no marcaba movimientos fuera de Estepa.