En la segunda y tercera ola de contagios de coronavirus ha aumentado el porcentaje de pacientes covid-19 ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con edades comprendidas entre los 31 y 50 años, así como la mortalidad entre los de 41 y 60 años. Así se desprende del Registro Covid-19, elaborado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) en el que se han analizado los pacientes críticos ingresados en las UCI a partir de la segunda ola de la pandemia.

En concreto, el trabajo analiza las características epidemiológicas de los pacientes covid en 97 UCI del Estado, diferenciando la primera ola de las siguientes. En total, se han tomado en consideración 1.113 casos, que se comparan con los 2.688 que se registraron durante la fase inicial de la pandemia. El nuevo perfil de paciente con coronavirus ingresado en una UCI, según los resultados obtenidos, es mayoritariamente varón (71,1%), con una media de edad de 62 años (la mediana oscila entre los 53 y los 71) y una estancia media de 13 días.

Respecto a la edad de los pacientes críticos, se ha producido un aumento significativo del porcentaje de pacientes de entre 31 y 50 años que contrasta con el descenso de los pacientes de más de 50 años, especialmente el grupo de 61 a 70 años, que llegaron a ser un tercio del total y ahora representan el 29,6%. Además, los pacientes de menos de 50 años han pasado de ser el 15,3% de los ingresados al 19,4% y se mantiene estable el de mayores de 71 años.

La mortalidad, que en la primera ola estaba en torno al 30,8% de los pacientes ingresados en UCI, apenas ha sufrido variaciones en las olas posteriores, situándose en el 30% (la mortalidad cruda general, incluyendo todas las áreas de hospitalización es del 31,6%, casi 5 puntos por debajo de lo que era en la primera ola, en torno al 36,3%).

“La causa de que la mortalidad se mantenga en cifras parecidas a la primera ola es que la gravedad de la enfermedad se mantiene estable en lo que respecta a los pacientes críticos”, subrayaron los expertos, quienes informaron de que sí hay diferencias, aunque no significativas, al analizar la mortalidad por rangos de edad, especialmente en mayores de 80 años, que baja casi un 20% como consecuencia de haber sido los primeros en vacunarse. De hecho, desciende en los mayores de 60 y menores de 40 años, aunque el porcentaje de fallecimientos crece ligeramente en pacientes entre los 41 y los 60 años.

Por otro lado, también se han analizado las comorbilidades que presentaban al ingreso los pacientes críticos con covid-19. Así, ha crecido significativamente el número de pacientes que presentaban hipertensión arterial (del 44,2 al 48,1%), obesidad (del 32,2 al 41,5%) y diabetes (del 20,7 al 25,9%). También se han estudiado las características del soporte respiratorio, destacando especialmente el porcentaje de pacientes críticos que ha necesitado oxigenación de alto flujo, que ha pasado del 17,6% en la primera ola al 50,9% en las posteriores. Por el contrario, ha descendido el de los que han necesitado ventilación mecánica invasiva, que se ha reducido del 78,6 al 68,6%.