La crisis sanitaria mundial ha impactado de forma notable en la llegada de personas extranjeras a la CAV. Según el Observatorio Vasco de la Inmigración (Ikuspegi), el 1 de enero de 2021 había en Euskadi un total de 246.501 personas de origen extranjero, 4.777 personas más que el año anterior, lo que supone un retroceso de las llegadas del 75,9% respecto a 2019, cuando ingresaron cerca de 20.000.

Tal y como se desprende de la panorámica El impacto de la COVID-19 sobre las personas de origen extranjero en la CAE, realizada por Ikuspegi, los flujos migratorios se han vuelto a estancar como ya ocurrió tras la crisis financiera y económica de 2008 y las cifras actuales vuelven a las registradas en 2016.

Pero las restricciones a la movilidad no han afectado a todos los orígenes por igual, siendo Latinoamérica el área más afectada. Si en 2019 llegaron a la CAV un total de 14.116 personas de origen latinoamericano, la cifra se redujo el año pasado a 3.873, lo que supone un descenso en las llegadas del 72,6%. El Magreb también ha sufrido una importante caída del 63,6%, pasando de 2.820 personas en 2019 a 1.027 en el último año.

Asimismo, tanto la Unión Europa como África han registrado un saldo negativo este año, reduciéndose el número de personas empadronadas de estas regiones en 518 y 21, respectivamente.

SITUACIÓN LABORAL

En cuanto a la dimensión laboral, con la llegada de la primera ola de la pandemia, el volumen de personas extranjeras activas y ocupadas en Euskadi se redujo sustancialmente y aumentó la tasa de paro, como ocurrió con el resto de la población. Sin embargo, durante los meses siguientes, la población extranjera ha venido experimentando una rápida recuperación.

Entre el primer y el segundo trimestre de 2020, la tasa de actividad de personas extranjeras pasó del 70,8% al 64,1% (-6,7%), aunque para el cuarto trimestre de 2020 volvió a ascender a los valores de principios del año.

De forma paralela, la tasa de personas extranjeras ocupadas también se redujo, llegando a su mínimo en el segundo trimestre al bajar al 50,1%. Al igual que en el caso anterior, la tasa de ocupación volvió a recuperarse en el último trimestre.

La tasa de paro aumentó al 21,8% en el segundo trimestre y al 22,5% en el tercero, aunque en el cuarto trimestre se registró la tasa más baja de toda la serie (18,8%). Por género, la pandemia ha afectado más a las mujeres extranjeras, en cuyo caso la tasa de paro sigue siendo significativamente superior a la de los hombres: más del 20% frente al 12%,5. Las tasas de actividad y empleo, en cambio, se mantuvieron estables.

“Si bien la tasa de actividad u ocupación de las personas autóctonas han variado muy poco, en el caso de las personas extranjeras se observa una bajada significativa durante el segundo trimestre y una recuperación rápida en los trimestres siguientes”, detalla el documento de Ikuspegi. “Sin embargo, en el caso de la tasa de paro, la incidencia es diferente: si las cifras de la población autóctona han seguido creciendo a lo largo de todo el año 2020, los datos de la población extranjera, a pesar de una ligera subida en el segundo y tercer trimestre de 2020, son más bajos que los registrados en 2019 (mientras que ese año la tasa de paro anual se situó en 27%, en 2020 bajó al 20%,8%)", ahonda.

Durante los meses de mayor dureza para la población extranjera, entre febrero y abril del año pasado, la afiliación a la Seguridad Social cayó en un 7,8%, según el observatorio. La hostelería fue en volumen el sector más afectado, mientras que en sectores como el sanitario o de agricultura, ganadería y pesca aumentó el número de personas extranjeras afiliadas.

MÁS TOLERANCIA

En cuanto a las actitudes de la sociedad vasca, el barómetro recoge una mejoría en el Índice de Tolerancia. En este sentido, la práctica totalidad de la población vasca cree que se debe priorizar a las personas en situación más grave (91%), independientemente de su origen. Además, dos de cada tres personas (65%) están de acuerdo con que todo el mundo pueda acceder a las ayudas que se han puesto en marcha para paliar las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria. También ve "con buenos ojos" que, en caso de necesidad, se pueda efectuar una regularización extraordinaria para cubrir puestos de trabajo (72,7%).