la técnica del irrintzi la podemos utilizar en personas que necesitan la voz a volumen alto o en frecuencias elevadas: maestros, políticos, cantantes, actores... para enseñarles una técnica que es saludable para su voz, para que ésta les dure", además de que es una "estrategia que podemos usar a la hora de rehabilitar a pacientes con patología de voz por culpa del sobreesfuerzo vocal: los nódulos, la disfonía por tensión muscular... Ese tipo de problemas". Esta es una conclusión a la que ha llegado la doctora pamplonesa Ana Martínez Arellano, médico foniatra, en su tesis doctoral, que obtuvo un sobresaliente cum laude por unanimidad.

Se trata, en palabras de uno de los dos directores del trabajo, el doctor Secundino Fernández, especialista del departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), del "primer estudio científico que hay sobre este grito tradicional vasco para caracterizarlo acústicamente", en el que aportan "una explicación del mecanismo que lo produce y que lo hace diferente de los sonidos de otros pueblos".

El estudio, llevado a cabo en el Laboratorio de Voz de la CUN, ha descrito la morfología y el mecanismo fisiológico por el que se pueden producir estas variaciones de la voz y que puede ser aplicado en el tratamiento de algunos trastornos foniátricos. Como explica la doctora Martínez Arellano, la tesis surgió "por casualidad" cuando le llamó un periodista de Radio Nacional. "Vino una irrintzilari y echó un par de irrintzis en la consulta y al hacer el espectograma, que es una herramienta que utilizamos para ver la calidad de la voz, vimos que el dibujo que hacía era muy diferente de todos los espectogramas que solemos ver".

En este sentido, precisa que el dibujo "se asemeja a una M mayúscula, en vez de los armónicos en líneas paralelas que observamos al analizar las vocales", por lo que comenzó a preguntarse: "¿Esto pasa a todo el mundo? ¿Le pasa solo a esta irrintzilari? ¿Se podría tipificar de alguna manera?" y se planteó hacer un pequeño estudio para comprobar qué pasaba. Tras explorar a cinco irrintzilaris, prosigue la especialista, "vimos que ese dibujo se veía de manera más o menos clara en todas ellas y empezamos a estudiar intensidades, frecuencias... y, al final, acabó saliendo la tesis".

La doctora Ana Martínez Arellano y el doctor Secundino Fernández, en el Laboratorio de la Voz de la CUN. U. BEROIZ

36 muestras de 12 irrintzilaris En total, han estudiado mediante un análisis acústico, endoscópico y radioscópico 36 muestras de 12 irrintzilaris -todas mujeres- de distintas zonas de Navarra, como Tudela o la zona de Garralda-Aribe, y de la CAV, comparando este grito único con otros sonidos folclóricos, como el aturuxo gallego, el grito bereber de las bodas y otros dos sonidos más de etnias de la India, y "en ninguno aparece esa morfología, que es específica del irrintzi".

Asimismo, confirmó que "tienen un volumen muy alto y una frecuencia también en la mayoría de los casos muy elevadas". Al respecto, la especialista comenta que "con el sonómetro a un metro recogíamos en todos los casos intensidades superiores a 90 decibelios" y, en cuanto a las frecuencias, "la mayoría tienen puntos por encima de 900 hercios y, en algunas de ellas, sobre todo en las más jóvenes, hemos encontrado frecuencias por encima de 1.400 hercios, que es la nota del fa sobreagudo. La canta la soprano en el aria de la Reina de la Noche, una de las notas más altas escritas para voces humanas".

En la tesis constataron que las irrintzilaris utilizan "de manera espontánea" la técnica descrita en el modelo Estill-Voice", por lo que "consiguen mucho volumen y unas frecuencias muy elevadas, sin tener daño en las cuerdas vocales". Con ello, la doctora considera que se refuerza la teoría de que "esta técnica es útil y beneficiosa para que podamos trabajar con las personas que tienen problemas cuando utilizan la voz a volumen alto o frecuencias elevadas". Así, les pueden "enseñar cómo colocar el instrumento vocal para que tenga una posición más segura a la hora de emitir".