espués de tres días llorando por su pérdida, el pueblo de Artajona pudo despedir ayer a su ilustre vecino, David Beriain. Lo hizo en el patio del colegio Reina Urraca, en una emotiva ceremonia al aire libre en la que casi medio millar de familiares, amigos y compañeros pudieron darle el último adiós al periodista navarro, reconociendo su “necesaria” labor profesional y ensalzando su figura “llena de bondad y generosidad”, palabras que se pronunciaron desde el profundo dolor sentido tras ver cómo le arrebataron su vida el pasado martes en Burkina Faso en una emboscada mientras rodaba un documental sobre la caza furtiva en el país africano, donde se encontraba, como en todos sus trabajos, “dando voz a quienes no la tienen”.

Horas después de un entierro que tuvo lugar por la mañana en la más estricta intimidad, los más allegados del periodista navarro se sintieron arropados por los vecinos de un pueblo del que siempre hacía gala, además de por las autoridades -estuvieron presentes la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, y el alcalde de la localidad, Juan Ramón Elorza- así como por compañeros de profesión, de su productora, de otros medios y de la asociación Reporteros sin Fronteras.

Encabezado por una fotografía del periodista lanzando el cohete de las fiestas patronales de Artajona con el lema ‘¡Vuela libre!’, el acto se desarrolló en una soleada aunque fresca tarde en la que la emoción invadía el ambiente cada poco tiempo a través de los distintos mensajes leídos por familiares y amigos así como de la música, que estuvo muy presente a lo largo del responso.

“Nos pesa tu muerte. Queremos escuchar tu voz, cuando desde el cerco suenen las campanas nos acordaremos de tí, de las migas y las tertulias en la sociedad”, se recordó desde un atrio engalanado con varias coronas de flores, lugar en el que también se ayudó a cortar el pesar inicial con una broma: “La que has liado, cuando lo que tu querías cuando empezaste era el anonimato...”.

Sin embargo, la pena volvió cuando se rememoraron las palabras de Beriain en una entrevista en la que destacaba la “gran suerte” que había tenido en la vida con su “familia y esposa”, que reconoció que le querían “de la manera más generosa que se puede querer, que es libre. Aunque eso suponga una llamada diciendo que no voy a volver”.

Uno de los sacerdotes que dirigió la ceremonia encabezada por el padre Dioni Echarte, de los Sagrados Corazonistas, destacó la “infinita generosidad y lo gran escuchador” que fue el periodista, que realizó “reportajes que rezumaban verdad, algo que añoramos en el periodismo actual”, una forma de trabajar que le llevó a crear un “periodismo de élite”.

“Lo que importa es aprender a escuchar, sentir empatía por todos. El mundo necesita eso por lo que él trabajaba, pero desgraciadamente la verdad tiene un precio”, afirmó, realzando que era un profesional “comprometido”, que luchó “contra toda violencia”.

En la ceremonia también hubo lugar para unas ofrendas que distintos amigos de Beriain le hicieron: los pañuelos rojos de Artajona, su pueblo, y Uterga, el de su padre, que simbolizan sus “raíces, donde fue absorbiendo la savia”; la camisa de fiestas, “unas celebraciones que le encantaba compartir con los demás”; así como una libreta de notas, “la herramienta que usó desde pequeño para su trabajo”.

Varios de esos amigos entonaron después el “No dudaría” de Antonio Flores, cuyos acordes resonaron en todos los presentes especialmente con el “pero nunca, nunca más usar la violencia...”, una crueldad que se ha llevado a ese David “que nunca cogía una llamada a la primera pero siempre la devolvía, que daba abrazos de oso, y que defendía que las historias más grandes están cerca del hogar”. Sin embargo, a pesar de recorrer el mundo, aseguraron que “quien llena la mochila de orgullo” es el David “de pueblo”.

La condena de “toda violencia” y en especial “de esta tan cruel y cobarde” que ha acabado con su vida y las de sus compañeros ha sido expresada en el acto, en el que la familia ha agradecido todas las muestras de apoyo y cariño recibido y en el que le han despedido invitándole a hacer lo que él quería “volar libre”.

Reporteros sin Fronteras

“A David le gustaba llegar donde nadie llegaba”

El reportero de guerra y miembro de la directiva de Reporteros Sin Fronteras, Gervasio Sánchez, ensalzó antes del funeral las personalidades de David Beriain y Roberto Fraile, quienes a través de su trabajo trataban de “mejorar la salud informativa de la sociedad”. “Una sociedad sin buena salud informativa es más fácil de manipular”, sostuvo, mientras destacó que tanto David como Roberto “han muerto por mejorar la perspectiva de cualquier ciudadano”.

“Es muy triste tener que venir a un lugar tan hermoso como Artajona para visitar la tumba de un compañero que han asesinado de manera tan brutal”, manifestó Sánchez, que recordó a los periodistas españoles asesinados en los últimos años y expresó su deseo de que “ojalá no tengamos que volver a vivir circunstancias como las que estamos viviendo estos días”.

El reportero alertó de que, a diferencia de lo que sucede ahora, antes había grupos armados que “respetaban más a la prensa”, pero en los últimos años en África, Oriente Medio o Afganistán “el número de periodistas que muere es brutal”.

Asimismo, aseguró que le llena “mucho de fuerza que compañeros como Roberto o David y otros que eran amigos míos hayan muerto ejerciendo este oficio, en la delgada línea entre la vida y la muerte y además amando lo que querían”.

Así se lo trasladó en la mañana de ayer a los hijos de Roberto, a quienes, según relató, les dijo “tu padre ha muerto haciendo lo que más amaba, sé que eso no te va a servir de calmante, pero murió haciendo lo que más quería”, mensaje que extendió para los familiares de David, a quien conoció “cuando era un pipiolo”.

“A David lo conocí con veintipocos años en Irak en su primera cobertura, era un periodista que le gustaba llegar a los sitios que casi nadie llegaba y esto hacía que tuviese que asumir muchos riesgos, que por desgracia finalmente la han costado la vida. Sabía rodearse de gente como Roberto Fraile o Sergio Caro que son grandes cámaras y que también son capaces de llegar a sitios donde poca gente llega”, recordó.

“Nuestros caminos han coincidido en algunas ocasiones y la verdad es que siempre me han parecido periodistas que intentaban mostrar lo más decente de este oficio, el periodismo de investigación, periodismo denuncia, historias sobre furtivos, sobre lo que ocurre en las partes oscuras del mundo... y a mí me parece que eso mejora la salud informativa de la sociedad”, concluyó.