El Consejo de la Juventud de Euskadi ha participado en el proceso de elaboración y mejora del proyecto de Ley Vasca de Juventud, que sigue su tramitación parlamentaria con la idea de poder ser aprobada el mes que viene, y ha conseguido la inclusión en el texto de diez de sus más de treinta aportaciones. En palabras de la presidenta del Consejo, se trata de una ley que “nos puede dar la protección necesaria en estas circunstancias tan complicadas”. Maialen Olabe, al frente del Consejo de la Juventud de Euskadi desde 2016, habla de la protección y medidas que necesitan las personas jóvenes para poder desarrollar su proyecto de vida, para acabar con la inestabilidad, la precariedad y los obstáculos y reclama “acuerdos” políticos y parlamentarios para hacerlo posible.

¿Es necesaria una Ley de Juventud?

-Vemos que una Ley Vasca de Juventud es importante por distintos motivos. Por un lado tenemos que las personas jóvenes venimos arrastrando las consecuencias de la crisis del 2008, que genera dificultades para desarrollar un proyecto de vida. Y por otro lado está la pandemia, que también nos está afectando. Se podría decir que las personas jóvenes hemos recibido dos golpes: el que ya traíamos a causa de la crisis y el de la pandemia. Eso conlleva que estemos aún más desprotegidas. La ley llega en un momento muy necesario. Este es el tercer intento de contar con una Ley de Juventud y creemos que sí, que nos puede dar más protección.

Póngame un ejemplo de esa protección que la futura ley puede dar a los jóvenes.

-En principio se trata de una protección general porque esta ley hace un reparto de competencias, indica a qué administración le corresponde qué función. También marca las líneas generales y habla de una estrategia vasca de juventud. Así, las distintas políticas y programas van a tener que ir dando respuestas a las necesidades de las personas jóvenes. Algo que ya se está haciendo pero que se tiene que intensificar. Creemos que la juventud es algo transversal y esta ley lo contempla y, por ejemplo, crea dos espacios interinstitucionales e interdepartamentales dentro del Gobierno y entre las administraciones, lo que facilitará la coordinación a la hora de tomar medidas que afecten a las personas jóvenes.

Mejorar la protección de los jóvenes en lo relativo a políticas públicas de empleo o vivienda, por ejemplo, ¿podría restar oportunidades a otros colectivos?

-Pensamos que no. Muchas veces se dice de que las personas jóvenes somos el futuro, pero también somos el presente; creo que mejorar nuestra protección simplemente nos pone en las mismas condiciones que el resto de la sociedad. Es muy importante tener en cuenta la interseccionalidad de la juventud, porque nosotros participamos y formamos parte de muchos colectivos sociales. La ley no afecta de forma negativa al resto de la sociedad. Todo lo contrario, mejorará la calidad de la sociedad y de lo que esta sociedad pueda ser en un futuro.

¿Qué áreas de protección están contempladas en la ley?

-Esta ley toca todo lo que nos afecta a las personas jóvenes. Marca las líneas estratégicas en empleo y vivienda, pero también toca temas de educación, de voluntariado, de participación, que son ámbitos importantes. Este es uno de los motivos por los que la ley incluye a la población de 12 a 30 años. Nosotras tenemos establecido que la juventud comprende de 16 a 30 años, pero la ley abarca desde los 12 porque regula, entre otras cosas, el tiempo libre educativo.

¿Cuándo se prevé que esté aprobada?

-Ahora están compareciendo en el Parlamento Vasco distintas organizaciones juveniles. Nosotras fuimos de las primeras pero siguen compareciendo distintos actores a los que afecta la ley. Esperamos que para marzo pueda estar tramitada. Nosotras seguiremos reuniéndonos con los grupos parlamentarios para ver si alguna de las aportaciones que hicimos y se ha quedado fuera puede entrar y para hacer seguimiento, pero entendemos que para marzo esta ley ya tendría que empezar a rodar.

¿En qué aspecto puede tener la ley su primer reflejo una vez aprobada?

-Lo primero es que va a haber una estrategia de juventud y eso marcará las pautas de todas las materias que nos puedan afectar. Luego está la voluntad del Gobierno vasco, ya expresada, de reducir la tasa de emancipación, que hoy en día está situada en 30, a 28 años. Creo que donde más notaremos los efectos de la ley va a ser en la realización del proyecto de vida, en poder dar el primer salto al empleo y a la vivienda.

Algunos datos indican que la pandemia está acentuando problemas demográficos como la baja tasa de natalidad, ¿cómo se ve desde el Consejo de la Juventud de Euskadi el futuro más inmediato?

-Yo creo que tenemos un reto y por eso remarcaba la importancia de esta Ley Vasca de Juventud y de las medidas que se tomen de ahora en adelante, porque marcarán los diez próximos años. Si las personas jóvenes seguimos teniendo dificultades para desarrollar un proyecto propio de vida, todo se retrasa y eso incide en la sociedad. Por eso decía que esta ley no solo no quita nada a nadie sino que mejora la calidad de la sociedad. Si nosotras podemos ir desarrollando nuestro proyecto de vida, podremos, por ejemplo, ir teniendo hijos, pero también despegándonos de nuestras familias y eso da la oportunidad de que la sociedad crezca y mejore.

¿Considera que la edad media de las personas que están en los gobiernos e instituciones pesa en las decisiones que afectan a la juventud?

-Sí creemos necesario que haya presencia de jóvenes en los espacios de decisión, pero no se trata únicamente de las personas que los lideran, sino de que ellas escuchen a las personas jóvenes. Ya hemos dicho en el Parlamento, donde la media de edad va bajando y creo que es algo muy positivo, que lo más importante es que escuchen a las personas jóvenes, que haya un espacio de interlocución, que se haga un trabajo conjunto. Eso es lo que permitirá que las medidas que se adopten den respuesta a las necesidades reales.

¿Euskadi necesita su propia Greta Thunberg? ¿Alguien que motive y movilice a los jóvenes?

-No sé si ese tiene que ser el ejemplo. Sí es cierto que tener líderes jóvenes, representantes jóvenes y espacios en los que participar nos ayuda, pero no sé si necesitamos una única persona que nos lidere. Muchas veces a las personas jóvenes nos pasa que queremos participar en algo pero luego nos desmotivamos porque no llegamos a ver los resultados. Eso es algo que estamos haciendo con la ley: hemos llevado a cabo un proceso de consulta y participación, las aportaciones que recogimos las hemos trasladado al Parlamento y hemos conseguido que algunas se integren en el proyecto. Eso es un logro y una respuesta a esa participación y compromiso que han demostrado las personas jóvenes.

“Lo más importante es que escuchen a las personas jóvenes, que haya un espacio de interlocución y se haga un trabajo conjunto”