- A media que avanza la vacunación de la población, que se utilizan más tipos de vacunas y que nuevos segmentos de edad o con determinadas características personales y de salud se incluyen entre los grupos inmunizados, más se habla de los efectos secundarios que están causando los fármacos creados para parar la expansión del SARS-Cov2. Se narran episodios de malestar general, se notifican dolores musculares y también casos de fiebre o desvanecimientos. Pero se trata, en su mayoría, de efectos secundarios leves y transitorios, que no dejan secuelas duraderas, que no son generales y que ya estaban contemplados en las fichas técnicas de las diferentes vacunas aprobadas en Europa.

Carmen Álvarez Domínguez, profesora e investigadora en Inmunología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), asegura que "los efectos secundarios a las vacunas contra el covid-19 que se han registrado hasta ahora son bajísimos, prácticamente no ha habido efectos adversos y curiosamente ha habido menos entre las personas vacunadas muy mayores que entre los más jóvenes".

La inmunóloga Carmen Álvarez asegura que los beneficios que generan las vacunas "superan con creces los inconvenientes o molestias que puedan causar los efectos adversos en algunas personas, que hay que tener en cuenta que éstos están siendo pocos y leves, que no se dan en todos los casos y que siempre hay que preguntarse ¿qué es preferible, tener covid o unas molestias pasajeras?". "Yo lo tengo claro", afirma.

Los más habituales que se están observando con las vacunas de Pfizer y Moderna, que son vacunas de ARN mensajero, son hinchazón en la zona de vacunación, fiebre y escalofríos, dolor muscular, cierto desvanecimiento, malestar general, que incluye dolor de cabeza y cansancio, y, en algunos casos, erupciones, que también son una reacción normal en vacunaciones. Son efectos leves y transitorios que no duran más de 48 o 72 horas.

Hay un poco de variación dependiendo de si son vacunas sintéticas o vacunas con vectores virales. La diferencia entre ellas es que las vacunas de ARN -como la de Pfizer y la de Moderna- llevan adyuvantes, potenciadores de la respuesta inmunológica, que pueden generar efectos secundarios de tipo alérgico. En el caso de las vacunas con factores virales hay reacciones un poco diferentes y también algunas similares, pero no a causa de los mismos componentes.

Son una reacción del organismo que puede ser debida a la vacuna en sí o a los componentes que lleva. En el caso de la vacuna de Pfizer parece que el componente que está resultando más problemático es el polietilenglicol, un elemento químico que suele estar presente en muchos productos cosméticos y que puede generar reacciones alérgicas. Pero siempre son reacciones muy pasajeras. Normalmente las vacunas, sean del tipo que sean, pueden causar efectos secundarios bastante usuales, como, por ejemplo, hinchazón en el sitio de vacunación, que se debe a su administración por vía intramuscular. En cualquier caso, se trata de efectos pasajeros que no dejan secuelas. Los efectos secundarios más molestos suelen ser, por lo normal, algo de fiebre y malestar general, que son debidos a la reacción del sistema inmunológico. Todos sabemos que la vacuna de la gripe, por ejemplo, causa este tipo de reacciones muy a menudo.

Una fiebre alta, una erupción exagerada y generalizada, una reacción alérgica que requiera acudir al médico para que administre un antihistamínico.

Parece que las personas que refieren efectos secundarios los registran en mayor proporción tras recibir la segunda dosis de la vacuna de Pfizer o de Moderna. La de AstraZeneca se ha empezado a usar hace poco y todavía no hay suficiente información. Sin embargo, en el Reino Unido, donde ya se ha puesto esta vacuna a gran parte de la población, tampoco se están notificando efectos adversos importantes.

Desde que ha comenzado la vacunación contra el covid ha habido menos efectos adversos entre las personas muy mayores que entre las jóvenes. En las residencias, tras recibir la segunda dosis el personal de los centros comentaba que los ancianos no habían tenido ningún problema mientras que entre los trabajadores, como son más jóvenes, se habían dado algunos casos de fiebre y malestar o dolores musculares. Esto es normal porque en los ancianos, precisamente por tener el sistema inmunológico más viejo, lo que denomina inmunosenescencia, las reacciones alérgicas están muy disminuidas y las vacunas no les suelen generar reacciones adversas más allá de una pequeña hinchazón.

Se reportan más efectos secundarios en mujeres porque hay más mujeres vacunadas que hombres. Primero porque la vacunación empezó por las personas mayores y sus cuidadores, que suelen ser mujeres. Los siguientes han sido los trabajadores sanitarios y ahí también hay un porcentaje muy alto de mujeres.

Se está aconsejando retrasar la vacunación de las personas que pasaron el covid hasta después de 6 meses de haber superado la enfermedad puesto que ya tienen ciertas defensas. Ellos han desarrollado cierta inmunidad y desde todos los ámbitos sanitarios se considera conveniente retrasar su vacunación. También es probable que una persona que ha pasado el covid no necesite las dos dosis de la vacuna porque el haber pasado la infección equivaldría a haber recibido una dosis.

Las recomendaciones que hace Sanidad para usar cada vacuna en determinados grupos se basan en la información aportada por los ensayos clínicos y con eso se van cubriendo los distintos segmentos. En los ensayos de la vacuna de AstraZeneca, por ejemplo, no habían incluido ningún grupo de mayores de 55 años y por eso se ha recomendado que no se use en personas de más de 55. No porque vaya a generar problemas, sino porque no tenemos la fiabilidad del ensayo clínico, donde también se tienen en cuenta los efectos adversos. De hecho, todos los efectos secundarios que conocemos son los que se han ido reportando en los ensayos clínicos.

Hay dos grupos de los que no se habla porque no se han incluido en los ensayos: las mujeres embarazadas y los niños. Ahora se están probando las de Pfizer, Moderna y AstraZeneca en un grupo de niños de 12 a 18 años. Y la de Johnson&Johnson se está probando con embarazadas, pero no habrá resultados antes de junio.

"Los beneficios que generan las vacunas superan con creces los inconvenientes"

Investigadora en Inmunología UNIR