La experiencia de anteriores etapas -tanto la vasca como la de otras comunidades- marcará la hoja de ruta de Euskadi cuando la elevada incidencia del virus empiece a caer de forma mantenida en el tiempo. La desescalada será progresiva. Lo que significa que la movilidad entre municipios -y entre territorios vecinos- se podrá ir recuperando poco a poco. Solo cuando una base científica sólida lo recomiende. Y lo mismo ocurrirá con las restricciones de carácter más social (bares, reuniones,...).

Un planteamiento que el lehendakari, Iñigo Urkullu, ponía sobre la mesa ayer cuando expresaba abiertamente sus dudas sobre la remota posibilidad de que la ciudadanía vasca pueda tener algo más de libertad para moverse en Semana Santa, a primeros del mes de abril. Todavía faltan dos meses para eso, pero también quedan por delante al menos otro par de semanas duras en las que se prevé que al virus le cueste perder fuelle con rapidez.

Con este escenario no queda otra que esperar. De momento, el Consejo Asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI) se reunirá el próximo viernes -día 12- para analizar cuál está siendo la evolución de la pandemia en la geografía vasca en estas últimas semanas. Y lo harán sin perder de vista a la variante británica y el peso que está ganando en la incidencia del SARS-CoV-2 en los nuevos positivos detectados. En cualquier caso, tal y como anunciaba Urkullu, la primera intención es que no sea necesario tener que adoptar medidas de salud pública y seguridad más severa.

Todo dependerá, como siempre, de la evaluación que el equipo de especialistas haga sobre la situación epidemiológica y el pronóstico de su comportamiento a corto plazo. No obstante, el lehendakari expresó ayer su deseo de que no se tengan que aprobar "medidas más radicales y restrictivas". El punto de partida parece favorable, con varios días seguidos con los principales indicadores de la incidencia de la covid-19 en ralentización, si bien la presión asistencial en los centros hospitalarios de la red pública vasca se mantiene en cotas todavía elevadas y, por lo tanto, preocupantes.

Así las cosas, el lehendakari manifestó que el Consejo Asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, el órgano que adopta las medidas ante la covid-19, se reunirá el viernes 12 -si no es necesario hacerlo antes- aunque previamente, como ya es habitual, está previsto que se reúna la mesa técnica conformada por esas voces experta, que es la encargada de trasladar o no nuevas propuestas -restrictivas o no- al LABI.

Atendiendo a la actual situación epidemiológica por la que atraviesa Euskadi, el propio lehendakari reconoció que se le hace "muy difícil" fijar la vista en la Semana Santa y en los tradicionales desplazamientos vacacionales. Nada que pueda facilitar la transmisión del virus de forma descontrolada.

Una opinión totalmente contrapuesta a la de Miguel Ángel Revilla. El presidente de Cantabria decía ayer que si para finales de marzo se ha vacunado a un 20% de la población y ha descendido la curva de la tercera ola, "habría un soporte de inmunidad importante" para acabar con el confinamiento perimetral de las comunidades.