Desde que se aplican las restricciones de movilidad debido a la crisis sanitaria provocada por la covid-19, el número de rescates en montaña ha aumentado en un 30 por ciento en Euskadi, y se ha duplicado en las últimas semanas con una treintena de personas rescatadas por la unidad de la Ertzaintza que atiende este tipo de emergencias.

Las ganas de estar al aire libre, de disfrutar de la naturaleza, de practicar algún deporte y, en estos días, de divertirse con la nieve, han provocado un incremento de las situaciones de riesgo, según ha advertido el jefe de Montaña de la Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR) de la Ertzaintza, Pablo Izaguirre.

La UVR es la encargada de la prevención y rescates de personas auxiliadas tanto en el medio natural como en el ámbito laboral, y en la actualidad está compuesta por 102 ertzainas distribuidos en tres secciones: aeronáutica, medio acuático y montaña.

Izaguirre ha establecido una conexión entre el confinamiento y los rescates: "Ha sido un hecho constatado en todos los grupos de rescate a nivel nacional y seguro que también a nivel de Europa. Ha habido un efecto de ese desconfinamiento, una necesidad de la sociedad por buscar alternativas a las limitaciones socioculturales que al final hace que la gente necesite un poco de aire".

Además, durante las vacaciones de Navidad, el trabajo realizado por esta unidad ha aumentado exponencialmente. "Aproximadamente en 3 semanas se ha auxiliado a unas 30 personas en unos 22-23 rescates, porque en algunos han sido varias las personas implicadas", ha explicado Izaguirre.

Aunque la mayoría de la gente es responsable, a veces se comenten imprudencias que pueden resultar muy caras. En 2011, el Gobierno vasco estableció una ley de tasas que contempla qué rescates son susceptibles de cobro. Los principales supuestos son la práctica de deporte con meteorología adversa, realizar actividades en zonas peligrosas o de acceso restringido, los deportes de riesgo o realizar una simulación de existencia de peligro. En estos casos el precio a pagar por un rescate va desde los 37 hasta los 2.100 euros.

El año pasado, el Gobierno vasco facturó un total de 4.579 euros por este concepto. "Desde que se aplica la ley de tasas han pasado 9 años y aproximadamente se habrán cobrado 30 rescates". Desde entonces, la UVR ha realizado una media de unos 200 rescates anuales, por lo que para Izaguirre la cantidad cobrada es "insignificante".

Las jornadas laborales de esta unidad están repartidas en turnos de 12 horas. Por ello, los entrenamientos a los que están sometidos los agentes son de alto nivel y lo más realistas posibles. Así, se realizan simulacros de operaciones de rescate, como el que ha presenciado Efe en Urkiola, en el que se ha socorrido a una persona accidentada por una caída en la nieve.

"Vamos con el helicóptero y hacemos una grúa en la que descendemos a un rescatador para que atienda a esa persona. La verdad es que no hemos podido sacarla, porque hemos recibido otra llamada y la hemos tenido que evacuar por tierra", ha explicado Enrique Blajakis, director de operaciones de helicópteros de la Ertzaintza.

Desde la UVR insisten en la necesidad de planificar bien la salida, llevar batería en el móvil para poder compartir la ubicación en caso de necesidad, vestirse de forma adecuada para evitar accidentes e hipotermia y, sobre todo, ser prudentes. "Ya de por sí la operación de rescate es imprevisible porque no sabemos dónde va a tocar, el viento, las nubes, el accidente en síâ Si encima estamos en alerta amarilla o naranja se complican las condiciones de rescate" ha advertido Blajakis.

Aunque durante los meses de invierno la mayoría de las actuaciones las realizan las secciones de montaña y aeronáutica, la acuática en estos momentos se encuentra inmersa en la investigación de los restos humanos hallados el domingo pasado en la playa de Arrigunaga, en Getxo.

"Nosotros trabajamos mucho en verano, sobre todo haciendo labores de prevención en regatas, triatlonesâ Ahora mismo nos ha requerido la comisaría de Getxo para realizar la investigación de una pierna que había aparecido en Arrigunaga y para buscar más restos" ha señalado Alfonso Antón de la Iglesia, jefe responsable de la sección acuática.