- Emergencias Comunidad de Madrid 112 en colaboración con la Unidad Militar de Emergencia (UME), Bomberos y Protección Civil tuvieron que liberar ayer a cientos de conductores atrapados en diferentes carreteras de la Comunidad de Madrid a causa de la borrasca Filomena. A media tarde concluyó el rescate de los conductores que habían quedado atrapados en la A-3 a su paso por Madrid, y pocas horas después concluyó el de la A-4 tras ser liberados entre 1.300 y 1.350 vehículos de los más de 1.500 que habían quedado inmovilizados durante más de 15 horas.

Muchos de los conductores atrapados durante largas horas en las carreteras por la nieve se quejaron de la falta de ayuda y además de que se habían quedado sin combustible, agua y comida.

En la confluencia de la M40 a la M607, carretera autonómica que une Madrid con el puerto de Navacerrada, se encontraba Ángel, quien en su cuenta de Twitter relataba sobre las 08.00 horas que llevaba atrapado en el coche desde las 21.00 horas del viernes. “No ha pasado más que un quitanieves”, relataba este conductor, quien alertaba de que a las 08.00 horas del sábado “hay gente sin gasoil ni comida ni agua”, situación que calificaba de “lamentable”.

Atrapado también en “su ciudad” estaba Manuel, que tenía previsto coger un vuelo a las 08.00 desde Barajas a La Palma que fue cancelado y no pudo volver a su domicilio en Aravaca porque “no hay ni autobuses ni cercanías” y es la única manera de llegar, al margen de taxi (con dificultades para circular) o vehículo propio. Manuel y su pareja decidieron alquilar el viernes por la noche una habitación de hotel en Campo de las Naciones “para estar cerca de un metro” y garantizar su desplazamiento al aeropuerto madrileño, al que consiguieron llegar a primera hora de la mañana “para nada”. Muchos de los conductores fueron extraídos de sus vehículos y los coches abandonados en la vía hasta que la situación permitió recuperarlos.

Por otra parte, tres conductores de autobús permanecieron atrapados 26 horas en un autobús en la autovía de Andalucía (A-4), rodeados de un metro de altura de nieve y viendo pasar de largo a los militares de la Unidad Militar de Emergencias. A escasos 200 metros de alcanzar la base de la empresa (AISA), en Valdemoro (Madrid), uno de los conductores, Fernando, nombre ficticio dado que prefería guardar el anonimato, se lamentanab de la nula previsión habida, tanto en lo que se refería al rescate como en la planificación previa, pues se conocía con antelación que el temporal iba a ser muy fuerte. “No se ha ocupado nadie, esto ha sido muy triste”, se lamentaba.