- La eutanasia será pronto una realidad en España tras la aprobación ayer en el pleno del Congreso, con una amplia mayoría y el voto en contra del PP, Vox y UPN, de la proposición de ley que regulará la ayuda médica para morir. Tras un duro debate sobre la vida, la muerte y el derecho de cada persona a poner fin a sufrimientos intolerables sin perspectiva de curación o mejoría, 198 diputados votaron a favor de la ley, 138 en contra y 2 se abstuvieron, con lo que la norma pasará ahora al Senado y será aprobada definitivamente en 2021. España pasará a ser el sexto país del mundo donde se regula legalmente tras Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Nueva Zelanda.

PP y Vox reivindicaron los cuidados paliativos como alternativa a la eutanasia, pero el resto del hemiciclo subrayó que no bastan y apostó por una ley considerada garantista y que amplía derechos despenalizando la ayuda médica a morir en un centro sanitario o en el domicilio, tras un proceso deliberativo y con el control de una comisión especifica.

El derecho a la eutanasia se incluirá como una prestación en el Sistema Nacional de Salud, el paciente deberá confirmar su voluntad de morir al menos en cuatro ocasiones a lo largo del proceso, y los médicos podrán acogerse a la libertad de conciencia.

Los nombres de Ramón Sampedro, la vizcaína Maribel Tellaetxe, María José Carrasco y su marido Ángel Hernández, el médico Luis Montes o la organización Derecho a Morir Dignamente han sido recordados en muchos de los discursos en una sesión que ha concluido con un largo aplauso. “Como sociedad, no podemos permanecer impasibles ante el sufrimiento intolerable que padecen muchas personas; España es una sociedad democrática lo suficientemente madura como para afrontar esta cuestión”, subrayó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ante una ley que impone “sentido común y humanidad”.

Desde el PSOE, impulsor de la iniciativa, tomó la palabra la exministra de Sanidad María Luisa Carcedo, quien defendió una norma que avanza en derechos civiles; que piensa en la “condición humana”, que es vida, pero también enfermedad, padecimiento y muerte; y que habla de “humanidad, empatía y compasión”. Dejó claro que el Estado “ni impone ni obliga”, pues la eutanasia queda como una decisión autónoma del paciente, y rememoró cómo la derecha en el pasado se embarcó también en “batallas apocalípticas” ante otros derechos, que, “pasado un tiempo, se asumen y, pasado un tiempo, se practican”. Recordaba así, como han hecho Ciudadanos, Más País y EH Bildu, el rechazo del PP a las leyes del divorcio, el aborto y el matrimonio homosexual.

Tras pasar por el pleno del Congreso, la ley avanza en su tramitación parlamentaria y podría estar aprobada en los primeros meses de 2021. La norma despenaliza la ayuda médica para morir y detalla quién, cuándo y con qué requisitos podrá prestarse.

Según el texto actual, la ley entrará en vigor tres meses después de publicarse en el Boletín Oficial del Estado y, entonces, aquellas personas mayores de edad que padezcan una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante que cause “un sufrimiento físico o psíquico intolerable” sin posibilidad de curación o mejoría podrán solicitar ayuda médica para morir, prestación que se incluirá en el Sistema Nacional de Salud.

El paciente deberá confirmar su voluntad de morir al menos en cuatro ocasiones a lo largo del proceso, que se puede alargar algo más de un mes desde que lo solicita por primera vez, y en cualquier momento podrá echarse atrás o aplazar la eutanasia.

La ley contempla además el derecho de los médicos a lo objeción de conciencia y establece la creación de una Comisión de Garantía y Evaluación en cada comunidad autónoma, formada por médicos y juristas para controlar cada caso.

Quién puede solicitarla. Cualquier persona mayor de edad y “en plena capacidad de obrar y decidir”, siempre que lo haga de forma autónoma, consciente e informada. Debe tener la nacionalidad española, residencia legal en España o certificado de empadronamiento que acredite un tiempo de permanencia en territorio español superior a doce meses.

Qué situaciones la permiten. Podrán optar a la eutanasia las personas sometidas a un sufrimiento físico o psíquico que consideren intolerable por padecer una enfermedad grave e incurable con un pronóstico de vida limitado o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante, sin posibilidad de curación o mejoría apreciable. En el caso de que el paciente no se encuentre en el pleno uso de sus facultades ni pueda prestar su conformidad libre, voluntaria y consciente debe haber suscrito con anterioridad un documento de instrucciones, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes legalmente reconocidos.

Procedimiento para solicitarla. El paciente debe formular dos solicitudes de manera voluntaria y por escrito, dejando una separación de al menos quince días entre ambas, aunque el médico puede acortar este plazo si cree que existe un riesgo “inminente” de “pérdida de la capacidad” del enfermo para otorgar el consentimiento informado. El solicitante podrá revocar su solicitud en cualquier momento o pedir su aplazamiento. Una vez recibida la primera solicitud, el médico responsable, en el plazo máximo de dos días, realizará con el paciente un proceso deliberativo sobre su diagnóstico, posibilidades terapéuticas y resultados esperables, así como sobre posibles cuidados paliativos, hecho que se repetirá tras la segunda solicitud. Tras ese proceso se volverá a preguntar a la persona si desea desistir o continuar con su solicitud. El médico responsable deberá consultar entonces el caso con un médico consultor, que tendrá un plazo de 10 días para corroborar el cumplimiento de las condiciones.

Comisión de garantías y evaluación. Comisión de garantías Antes de realizar la eutanasia, el médico responsable tiene tres días para poner el caso en conocimiento del presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación de su comunidad autónoma. Éste designará, en el plazo máximo de dos días, a dos miembros de la misma, un profesional médico y un jurista, para que verifiquen si se cumplen los requisitos previstos en la ley. Estos dos profesionales contarán con siete días para emitir el informe que se trasladará al presidente y éste, a su vez, lo pondrá en conocimiento del médico responsable. Las resoluciones de la Comisión que informen desfavorablemente podrán ser recurridas ante la jurisdicción contencioso-administrativa.

Realización de la eutanasia. Tras la firma del consentimiento informado, el paciente deberá comunicar al médico responsable la modalidad en la que quiere recibir la prestación de ayuda para morir: que el personal médico le administre directamente una sustancia o que le prescriba o le facilite esa sustancia, de modo que se la pueda auto-suministrar. En ambos casos, tanto el médico como el resto de profesionales sanitarios estarán con el paciente hasta el momento de su fallecimiento. El proceso podrá realizarse en un centro sanitario o en el domicilio del enfermo.

Trámites posteriores. Una vez realizada la eutanasia, el médico responsable tiene cinco días para remitir a la Comisión de Garantía y Evaluación dos documentos. El primero recogerá los datos del paciente, del médico responsables y del consultor, el documento de instrucciones previas si lo hubiera y la identificación de la persona que presentó la solicitud en nombre del paciente en situación de incapacidad. En el segundo documento se detallará el proceso, con el tiempo transcurrido desde la petición de eutanasia hasta la muerte, descripción de la patología y del sufrimiento, razones por las cuales se consideraba que no tenía perspectivas de mejoría, información sobre la voluntariedad y la reflexión realizada y garantías de que no hubo presiones externas.