- El impacto global de la pandemia de coronavirus reducirá este año la emisión de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero, pero no aplacará la crisis climática a menos que el mundo impulse una recuperación verde para superar la devastación de la covid-19, advirtió ayer la ONU.

“Como resultado de la reducción de viajes, la menor actividad industrial y la menor generación eléctrica este año debido a la pandemia, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono caerán hasta un 7% en 2020”, indicó en un informe el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).

Sin embargo, subrayó el PNUMA (también conocido como ONU-Medioambiente), que esa caída “significa sólo una reducción de 0,01 grados centígrados del calentamiento global para 2050”.

Y, además, no impide que “el mundo todavía se dirija hacia un aumento de temperatura mayor de 3 grados centígrados este siglo”, lejos del objetivo de mantener tal incremento por debajo de 2 grados respecto a la era preindustrial.

Ese objetivo figura en el Acuerdo de París (2015), que establece medidas para aminorar las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque busca también esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados.

El PNUMA hace esta advertencia en la undécima edición de su Informe sobre la Brecha de Emisiones, correspondiente a 2020, que compara las reducciones reales con las que hacen falta en la lucha contra el calentamiento de la Tierra.

El estudio constata que la “disrupción económica” provocada por la crisis del coronavirus “ha desacelerado brevemente, aunque lejos de eliminarlo, el lastre histórico y cada vez mayor de la actividad humana en el clima de la Tierra”, que se traduce en la abundancia de los fenómenos meteorológicos extremos.

En ese contexto, PNUMA defiende que una recuperación verde de la pandemia puede recortar un 25% las emisiones de efecto invernadero previstas para 2030, según los datos previos a la crisis del coronavirus, y acercar a la Tierra a “la vía de los 2 grados”.

“La pandemia es una advertencia de que debemos cambiar urgentemente nuestro camino de desarrollo destructivo, que está impulsando las crisis planetarias de cambio climático, pérdida de la naturaleza y contaminación”, aseveró la directora de ONU-Medioambiente, Inger Andersen.

Además, la ligera tregua contaminante ocasionada por la covid-19 no deja de suponer una suerte de espejismo porque “la crisis climática no ha desaparecido”, recordó Andersen.

“El año 2020, insistió, lleva camino de ser el más cálido que se ha registrado. Los incendios forestales, las tormentas y las sequías siguen causando estragos mientras los glaciares se derriten a un ritmo sin precedentes”.

De hecho, el informe refleja que las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero continuaron creciendo por tercer año consecutivo en 2019, cuando alcanzaron un nuevo récord de 59,1 gigatoneladas de equivalente a CO2.

Según el estudio, las emisiones globales de gases de efecto invernadero han subido una media del 1,4% anual desde 2010, con un avance más rápido del 2,6% en 2019 debido a un gran aumento de los incendios forestales.

Durante la última década, los cuatro principales emisores (China, Estados Unidos, la Unión Europea más Reino Unido e India) han contribuido al 55% del total de emisiones de gases de efecto invernadero.

Un año más, el PNUMA reitera que los compromisos de los gobiernos en virtud del Acuerdo de París aún son “desafortunadamente inadecuados”.

Como nota positiva destaca el creciente número de países que se han comprometido a conseguir a largo plazo una neutralidad de carbono (que sus emisiones de CO2 sean cero).

El PNUMA también incide en que una acción climática más eficaz debe incluir cambios en el comportamiento de consumo particular, ya que “dos tercios de las emisiones globales están vinculadas a hogares”.

El XV Informe del Ártico de la agencia del clima de EEUU, cataloga para 2020 las formas en que el cambio climático continúa perturbando la región polar. Algunos hallazgos incluyen que la temperatura promedio del aire en el Ártico entre octubre de 2019 y septiembre de 2020 fue la segunda más cálida desde 1900 o que las temperaturas extremadamente altas en Siberia dieron como resultado la extensión de nieve más baja en los últimos 54 años, además de incendios forestales.