- La canciller alemana, Angela Merkel, y los poderes regionales acordaron ayer el cierre en noviembre de bares y restaurantes, así como el ocio, la oferta cultural y el deporte en espacios cerrados, aunque mantendrá abierta, mientras sea posible, la actividad escolar y el comercio.

Asimismo, se limitarán a mínimos los contactos sociales y reuniones, anunció la jefa del Gobierno, según la cual las restricciones entrarán en vigor el 2 de noviembre, con el objetivo de “evitar una emergencia sanitaria nacional”.

El acuerdo prevé compensar a las empresas afectadas por las pérdidas que se deriven del cierre, para lo que se prevé una partida de 10.000 millones de euros. “Se ha duplicado la cifra de nuevos contagios en una semana. Tenemos que actuar ahora para garantizar la salud pública y no llegar a una situación de emergencia nacional”, afirmó Merkel.

El propósito del Ejecutivo es lo que en medios alemanes se ha denominado “romper la ola” (de nuevos contagios) para evitar los cierres de colegios, además de mantener en pie la vida comercial.

Será, por tanto, un cierre más leve que el decretado entre marzo y abril, en que sí quedó desactivada la vida comercial y escolar. Las nuevas medidas se prolongarán cuatro semanas para posibilitar la reapertura y los encuentros familiares en las navidades.

Se recomienda evitar todo viaje no esencial, ni siquiera en el interior del país, o visitas familiares. Se prohíben también los desplazamientos turísticos nacionales.

La conferencia, en formato virtual, se celebró bajo el impacto de las crecientes cifras de nuevos contagios. Ayer se registró un nuevo máximo diario de 14.964 nuevos positivos de covid, cifra que hace un mes parecía impensable en un país donde se controló mejor que en otros países de Europa la primera ola.

Desde entonces se han verificado en el país 463.157 casos de coronavirus, con un total de 10.284 víctimas mortales y 326.707 que superaron la enfermedad. “Debemos aplanar de nuevo la curva. La cifra contagios debe estabilizarse y volver a bajar ”, indicó Merkel, quien reconoció que actualmente no es posible rastrear el origen del 75% de los contagios.