- La policía italiana ha detenido este martes a Cecilia Marogna, supuesta experta en geopolítica, más conocida en Italia como la dama del cardenal, después de que los investigadores del Vaticano emitieran una orden de captura internacional a la Interpol. Marogna está acusada de haber recibido medio millón de euros de los fondos reservados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y haberlos gastado en bolsos y zapatos de lujo. Este dinero se lo habría entregado el cardenal Angelo Becciu, destituido hace dos semanas por el Papa, quien le ha retirado todos sus derechos cardenalicios.

En principio, Marogna, la dama del cardenal, recibía estos fondos del Vaticano para tejer una red de diplomacia y beneficencia dirigida a personas en dificultades y países en vías de desarrollo.

Marogna accedió a una cuenta en Eslovenia donde se ingresaron al menos 600.000 euros procedentes de fondos reservados de la Secretaría de Estado vaticana y destinados a misiones secretas en Asia y África. Buena cantidad de este dinero fue dedicada a la adquisición de artículos de lujo, como un sillón de la marca Frau de 12.000 euros y bolsos y zapatos de marcas de lujo como Chanel o Prada. Cuando los investigadores preguntaron a Marogna sobre la adquisición de estos bienes ella explicó que algunos bolsos eran para la esposa de un amigo nigeriano que podía hablar con el presidente de Burkina Faso, ligando así los gastos con la misión que el cardenal Becciu le había encargado.

Según el periódico italiano Corriere della Sera, Marogna, quien dice ser una experta en relaciones diplomáticas ofreció en 2016 sus servicios al cardenal para desempeñar un papel de mediadora internacional en distintos países que atraviesan crisis internacionales. Según expuso la acusada en sus declaraciones, los fondos irían destinados a dar un servicio de inteligencia propio al Vaticano y a proteger a los estamentos más altos de la Iglesia en países que padecen terrorismo. Por esto, Marogna se defendió: “Yo no soy una misionera, no trabajo gratis”, asegurando que ese dinero formaba parte de sus honorarios y que se lo gastó “como quiso”.

A pesar de las declaraciones de la italiana, aun no ha trascendido la veracidad de esas misiones y ni si realmente se llevaron a cabo.

El cardenal ha asegurado sentirse estafado y se ha defendido a través de su abogado: “Los contactos con Cecilia Marogna se han dedicado exclusivamente a asuntos internacionales”. Este caso se suma a varias acusaciones pendientes del purpurado, al que el Papa le retiró su título hace tan solo dos semanas cuando las investigaciones del Vaticano apuntaron a que Becciu había adquirido una propiedad un edificio en Sloan Square, en el barrio londinense de Chelsea con fondos reservados de la Secretaría de Estado del Vaticano. Asimismo, el cardenal ha sido acusado de malversación y nepotismo por tener “trato de favor” con algunas empresas que tienen fondos en la Santa Sede y de la que algunos de sus hermanos son titulares. Fue por este último delito por el que el Papa Francisco decidió desposeer a Becciu de sus derechos como cardenal, derechos entre los que figura el de participar en el cónclave que elegirá al próximo Papa, un castigo que tan solo ha ocurrido tres veces en 120 años.