- Usted ha estado cuatro años en Alemania. ¿Somos buenos investigadores los vascos? ¿Damos la talla?

-Yo creo que sí. Mis dos directores de tesis estuvieron fuera y para mí era algo natural. El de Alemania era un grupo muy internacional: mi jefe era un argelino. Éramos unas 50 personas, que eso en Física es mucho. Es un centro potente (Peter Grünberg Institut). Y dentro de ese grupo, éramos un subgrupo de diez. Allí el único extranjero era el alemán; había uno. Es un sitio entre Países Bajos, Bélgica y Alemania: Jülich, pero yo vivía en Aachen.

¿Se imagina sin esta beca? ¿Qué habría sido de usted sin ella?

-Lo he pensado muchas veces, porque recibir esta beca no era algo obvio, precisamente. Solo han concedido un 13% entre 3.200 propuestas. Ha sido una sorpresa. Supongo que andaría moviéndome siempre con antelación, ir pidiendo cosas antes de que se me acabe el contrato. Yo tengo contrato hasta septiembre de 2021. Pues me he presentado a alguna plaza, me presentaría a alguna otra... Cuando te presentas a las primeras, ves que no tienes ninguna posibilidad; en las últimas, ya ves que estás ahí, ahí... y luego te informas de qué otras pueden salir próximamente. Yo prefiero quedarme en Donostia, porque me gusta el ambiente científico que hay aquí. Y lo combinaría, pero ya más o menos enfocado a la Universidad.

¿Docencia?

-No solo, también investigación; lo que pasa es que es difícil conseguir plaza en la universidad, porque la gente ya sabe lo que es un trabajo estable y no es fácil conseguirlo aquí.

¿La docencia es siempre el último flotador del investigador?

-Sí, pero primero hay que saber euskera. Yo sé, pero otros muchos no. Luego está la empresa.

¿Es cierto que a ustedes, los físicos, se los rifan en las empresas?

-No lo sé. No sé yo si ya no soy demasiado mayor para eso.

Mayor para unas cosas, y joven para otras...

-A ver, yo sé de un par de amigos que han terminando la tesis en los últimos dos años y han conseguido trabajo sin buscar demasiado, en poco tiempo, porque los físicos andamos mucho con ordenadores y hay empresas que buscan eso.

¿Son prácticamente programadores informáticos los físicos?

-Si el objetivo es hacer un programa supereficiente, contratarían un informático seguramente, pero hay empresas de ingeniería donde hay física o ecuaciones matemáticas y el perfil del físico va bien. Si un informático viese los programas que hacemos aquí, le saldría sangre por los ojos. Pero los hacemos y funcionan, aunque en vez de tardar un milisegundo menos en cada operación, tardan cinco más. El objetivo no es programar bien, sino hacer cosas nuevas.

¿Dónde se ve dentro de diez años? ¿Qué espera para usted?

-Seguir teniendo ganas para hacer lo que hago, porque es bonito, porque exige estar encima de las cosas, de las publicaciones, y espero no perder eso. No quedarme atrás con los nuevos avances. Pero aquí hay un muy buen ambiente científico y espero seguir disfrutando de ello.

¿Ha pensado alguna vez en hacer investigación aplicada o esto va de perfiles y el suyo es la básica?

-Sí hay perfiles, y yo nunca he sido de aplicada. A mí me gustaba teoría, la mecánica cuántica.

¿Cree que habría que invertir más en investigación? ¿Por qué?

-Yo le daría más importancia de lo que se le da, porque veo que en otros países es así. No voy a cifras totales, los porcentajes están ahí. España tiene menos dinero que Alemania pero el porcentaje sobre el PIB sigue siendo más bajo. Eso demuestra claramente por qué se apuesta y yo creo que, si otros países invierten en eso, será por algo.

¿Por qué cree que pasa eso?

-Yo creo que tiene que ver con los plazos, pero ahí está el valor añadido.