Responda directamente a la pregunta que ha planteado en la charla organizada por el Consejo Social del Ayuntamiento de Donostia. ¿Es la vacuna el principio del fin de esta pandemia?

Yo creo que sí lo es. No es el final de todo este horror, pero sí una pieza muy importante sin la cual sería imposible controlar este virus, que tiene una capacidad de transmisión realmente increíble; y lo que sí es cierto es que la vacuna será algo necesario, pero no suficiente.

¿Por qué?

Todavía necesitaremos más tiempo para vacunar a todo el mundo y seguir tomando algunas precauciones. Pero sin la vacuna, realmente tendríamos muy pocas posibilidades de controlar el virus. Quizá si tuviéramos un buen medicamento también..., pero esto no lo tenemos.

¿Se puede llegar a vacunar a todo el mundo?

Este es el gran desafío. El primer desafío es tener una vacuna segura y con un grado de eficacia elevado; pero el segundo gran desafío es hacer una vacunación masiva, y con eso quiero decir que hay que vacunar al 80% del planeta.

¿Y esto es viable?

Es posible. En vacunas como el tétanos o la polio (poliomielitis) se han hecho vacunaciones masivas. Se han tardado años, pero al final se ha conseguido que más del 90% de los habitantes del planeta al menos han sido vacunados alguna vez con una vacuna eficaz. Tardaremos años, pero sí es viable.

¿Y cuándo va a llegar la vacuna, al menos a Europa?

Yo creo que las primeras dosis van a llegar a final de año. Van a ser pocas y habrá que elegir quién se vacuna primero. Ahí hay varias opciones, pero una es vacunar al personal sanitario, por ejemplo. Otra es vacunar a poblaciones altamente susceptibles de enfermar, como pueden ser los ancianos o pacientes con hipertensión u obesidad. En el primer semestre del año próximo, ya habrá un número de vacunas elevado y yo diría que una parte importante de la población se vacunará; y a partir del segundo semestre de 2021, ya habrá del orden de cientos de millones de dosis y creo que la vacunación empezará a ser ya general en muchos países.

Pero dice usted que lo importante es vacunar a todo el planeta.

Este problema no se solucionará si no se vacuna todo el mundo. Al final, si queremos recuperar lo que ha sido la vida antes de la pandemia, los viajes, los transportes de mercancías, el que los países productores tengan a su población sana para producir..., esto va a requerir que globalmente la humanidad esté protegida de este virus; si no, no vamos a recuperar esa ansiada normalidad.

A finales de marzo todos anhelábamos la vacuna y ahora aumenta el número de personas que duda o dice que no se la pondría. ¿Hemos perdido el miedo? ¿Por qué?

Yo creo que el problema es el olvido. Es decir, es un mecanismo humano olvidar lo malo que se ha vivido. Cuando teníamos el confinamiento que se ha vivido en este país, que ha sido uno de los más duros del mundo, había una percepción de que estábamos pasándolo tan mal, que de alguna manera esta sociedad ya no podría ser igual. Yo creo que empezamos a olvidar muy deprisa lo que se ha sufrido, la gente que ha fallecido y su soledad. Y lo que era el gran anhelo, el gran desafío, que era conseguir una vacuna, ahora mismo mucha gente dice..., pues no. Yo he visto una encuesta que dice que el 40% de la población no se vacunaría a día de hoy y es preocupante.

¿Por qué cree que ha pasado?

Quizás también por desconfianza hacia las primeras vacunas. No sabemos si serán seguras o no. Pero una vez que lleguen buenas vacunas y seguras, será importante hacer campañas y la gente lo verá. Todo lo que estamos viendo ahora, que en el colegio hay un niño que da positivo, todos sus compañeros se tienen que ir a casa, y la familia se tiene que quedar con ellos, toda esa alteración de la vida cotidiana..., la gente será consciente de que solamente lo podrá solucionar si se vacuna. Y yo espero que se imponga ese pensamiento.

¿Debería ser obligatoria la vacunación? ¿Se puede obligar?

Hoy por hoy no se puede obligar, pero hay países en los que, por ejemplo, tú no puedes llevar al niño a la guardería si no está vacunado. Otra opción, por ejemplo, es que tú no puedes admitir a un profesional que trate ancianos, en una residencia, por ejemplo; ahí tienes derecho a obligar. Pero es cierto que al global de la población no le puedes obligar. Yo te pongo el ejemplo de Francia. Francia tiene una corriente antivacunas muy fuerte, y a mí siempre me sorprendía cuando estaba en comités científicos franceses, que en ese país la hepatitis B es un problema terrible, cuando tiene una vacuna muy buena, absolutamente sin efectos secundarios y que en España te la ponen al nacer, casi antes de que tus padres digan cómo te llamas. Entonces, en España la hepatitis B se extinguirá, mientras que en Francia tienen un problema terrible, porque la gente no quiere vacunarse.

¿A los virólogos les pone muy nerviosos esto, no?

Sí, lo confieso. Pero yo creo que también hay que convencer a la gente, que hay que intentar explicar por qué es importante. Por ejemplo, todo el mundo olvida lo que fue la polio (mielitis). Fue una enfermedad maldita, además afectaba a los niños, los dejaba paralíticos, se morían por no poder respirar..., una cosa terrible. Ahora mismo, es una enfermedad prácticamente erradicada. ¿Volver a sufrir la polio?, ¿de verdad? En cuanto hubiera 100 casos de polio en una ciudad, la gente volvería a vacunarse masivamente. La vacunación es una conquista humana.

Hablemos de economía de bolsillo. ¿Será gratuita la vacuna?

Gratuita para los jubilados es posible que sí lo sea.

Usted ha combatido la desinformación en el grupo de análisis científico del coronavirus del Instituto Carlos III. Pero en la calle habrá oído de todo. ¿Qué cuerpo le deja?

Sí, a mí me desconciertan a veces. Nos sorprende, nos desconcierta. Yo en estos tiempos he tenido la oportunidad de dirigir un grupo de trabajo que lo que hacíamos era analizar lo que circulaba en las redes, las noticias, algunos artículos que salían publicados y tenían mucho impacto mediático. Hemos estudiado, analizamos lo que no hay de verdad, y lo intentábamos desmentir con informes, con datos sólidos. Y es un trabajo importante. Lo que se ha llamado la infodemia, la epidemia informativa que ha ido paralela a la pandemia, es algo importante. Yo, que he trabajado muchos años en el campo del sida, y sigo trabajando, es algo que también habíamos vivido. La teoría de la conspiración, los virus manipulados, etcétera. Pero hay que convencer a la gente, sin menospreciarla ni descalificarla. Yo quiero dar argumentos y que la gente entienda que muchos mensajes no son ciertos y que entienda las consecuencias que pueden tener. Por ejemplo: "Yo no me vacuno". Bueno, el que una persona no se vacune no es un problema, pero si hay un millón de personas en nuestro país que no se vacunan, empezamos a tenerlos.

¿Qué pasará cuando se infecte una persona ya vacunada? ¿Teme que se alimente el rechazo a la vacuna?

Esto pasará. La gente tiene que saber que no sabemos cuánto durará el efecto de la vacuna; eso lo iremos aprendiendo. Lo que nosotros prevemos es que por lo menos la inmunidad dure al menos dos años, pero esto puede hacer que nos tengamos que revacunar, o si hay algún brote en una zona, puede que haya que revacunar a toda esa zona. Hay que estar preparados a que los fármacos no son 100% eficaces y las vacunas tampoco. Yo temo más a los efectos secundarios. Es decir, que haya algún efecto secundario grave y esto amplifique mucho el rechazo de la vacuna.

Estamos viendo diferentes tipos de vacunas y que algunas, de tecnología genética, son nuevas. ¿Qué podemos esperar de ellas y por qué, si son tan diferentes, los gobiernos están comprando de casi todas?

Yo tengo mucha relación con gente que trabaja en vacunas contra el sida en EEUU y el Reino Unido y en el mes de febrero nos vimos en una reunión y nos contaron qué estaban haciendo. A mí me sorprendió mucho. Nos dijeron por qué habían apostado por estas vacunas de nueva tecnología, vacunas 3.0, que nunca se habían utilizado frente a otras enfermedades infecciosas. Y me dijeron, mira Pepe, hay dos motivos: en primer lugar, que son vacunas que se pueden fabricar muy rápidamente y en gran cantidad de dosis; y el segundo es que son muy seguras y no vamos a tener los problemas de los efectos secundarios de las clásicas. Entonces, nos vamos a encontrar dos tipos de vacuna, una es la vacuna inactivada, que es la más tonta del mundo, la más sencilla, que ya hay tres o cuatro que se están fabricando; y luego están las vacunas de alta tecnología. Y eso es lo que vamos a tener para intentar cubrir todo el espectro. Yo entiendo que a la gente le despista que el ministro diga que ya hemos contratado la compra de siete tipos de vacunas distintos. El problema es que no va a haber dosis de cada una para todos. Va a haber que usar al menos cuatro o cinco.

Me abre otro debate: ¿Puedo yo elegir el tipo de vacuna que quiero?

Yo creo que sí. Pero habrá una indicación, y esto es papel de las agencias reguladoras, decir en qué grupo de edad es preferible una vacuna a otra.

¿El año que viene tiene intención de irse de vacaciones? ¿A dónde?

Pues lo que te voy a decir es que estas navidades no me voy a reunir con mi familia. Somos muchos hermanos y hemos decidido que no nos vamos a reunir por prudencia y el verano que viene yo creo que podremos ir de vacaciones, no quizá a dónde quisiéramos o algún lugar idílico, pero sí a muchos países.

¿Con la mascarilla?

Si estamos todos vacunados quizá no sea necesario, pero yo creo que por principio de precaución, que es un principio que a veces hemos olvidado, es mejor equivocarse por pasarte que por quedarte corto.