- Los últimos años parece inevitable hacer una entrevista al rector de la UPV/EHU sin preguntarle por la Facultad de Medicina de Basurto. ¿En qué fase se haya el proyecto rectora?

—Todos los equipos rectorales tienen su mérito pero se ha consolidado ese proyecto con este equipo rectoral ya que hemos conseguido que se incluya en el Plan Universitario, con 45 millones de euros para su construcción. El proyecto ya está hecho, ahora lo que falta es la licitación de las obras. Nosotros seguimos con el escenario de 2024 para su puesta en funcionamiento. La Facultad de Medicina no es solo el edificio, es un proyecto que va a dar un impulso muy importante a la investigación en Ciencias de la Salud porque a parte de los grados se van a impartir los másteres y un área de innovación en Ciencias de la Salud. Por tanto, creo que es un proyecto que va a ser muy importante y lo destacaría como uno de los más importantes de este mandato.

¿Cuándo entrarán las máquinas?

—A lo largo de 2021 comenzarán las obras, me habría gustado sacarme la foto con la excavadora como rectora, pero no va a ser posible.

Porque no se presenta a la reelección, ¿no?

—No, no me voy a presentar. Esta decisión la tenía tomada desde el principio, siempre he dicho que iba a ser rectora de un mandato. Yo asumí el cargo por responsabilidad y lo dejo también por responsabilidad. Esto no es una despedida, es el anticipo de una despedida porque a mí me quedan varios meses en los que tengo que ser más rectora que nunca porque la pandemia exige que la rectora esté al 200% dedicada a la universidad. Yo creo que hay que contemplarlo con normalidad institucional y personal.

Bueno, no conozco mucha gente de la cosa pública que decida por voluntad propia abandonar un sillón, y menos cuando las cosas van razonablemente bien. ¿El hecho de que sea mujer le hace ver las cosas de otra manera?

—No quiero que suene a que me escapo.

Al contrario, lo digo porque con su marcha muestra que no siente un apego insano por el poder.

—Como no asumí el puesto por ninguna ambición personal no me cuesta tampoco dejarlo. La pandemia es un momento amargo, pero institucionalmente la universidad atraviesa por un momento dulce. Creo que los logros del mandato son visibles, son importantes y me parece que en una institución democrática es muy sano que haya cambios en los cargos unipersonales. Siempre he pensado que la persona y el equipo que entran lo hacen con ilusión renovada, con energías e ideas nuevas y por lo tanto es importante la renovación. Para mí ha sido un honor ser rectora de esta universidad, mi universidad me ha dado mucho y he tratado de devolverle una parte pequeñita de todo lo que me ha dado, pero yo soy muy académica.

¿Echa de menos dar clases?

—Me encanta dar clases, me gusta investigar, soy muy familiar, me gusta estar con mi familia y quiero recuperar esas esferas que he abandonado casi completamente, las he tenido que orillar mucho. Luego hay otro aspecto que siempre me ha pesado mucho, que es el de la exposición pública.

Pues nadie lo diría.

—Sí, pero no me gusta. Es cierto que no tengo miedo escénico, disfruto dando una conferencia, soy feliz con mis alumnos, pero no me gusta que la gente me mire por la calle, lo llevo mal. Probablemente dentro de un año nadie se acuerde de quién es Nekane Balluerka y eso lo viviré muy bien.

¿Con qué se queda de estos cuatro años?

—Me quedo con la vertiente innovadora que hemos dado a la docencia con las dobles titulaciones, nuevos grados y formación dual. Me quedo con que hemos cuadriplicado los Erasmus Mundus, es decir, que la internacionalización de la docencia e investigación ha experimentado un avance importante. En investigación ya he dicho que el puesto en Shanghai y el premio Nobel son destacables. Creo que somos un referente de la inclusión y el feminismo porque nuestros protocolos de violencias de género son pioneros. Hemos dado pasos con el euskera y en ese sentido estoy contenta.

¿Qué le ha faltado?

—Creo que las inversiones podrían haber sido más. Tenemos que renovar algunos edificios del Campus de Bizkaia, cuya situación es francamente mejorable. Me hubiese gustado tener más dinero para inversiones en infraestructuras, aunque desde el principio dije que este no iba a ser el mandato de las infraestructuras. Me voy con la espina de dejar una universidad pendiente de un relevo generacional. La UPV/EHU es una universidad que en algunos ámbitos está envejecida, aunque hemos puesto mecanismos para favorecer ese relevo. Y me quedo con la espina de una financiación tal vez mayor.

El eterno problema, el dinero.

—Con esto no quiero criticar al Gobierno Vasco, la relación ha sido fluida. Acabo de decir que el Plan Universitario con 1.350 millones de euros y el apoyo a la Facultad de Medicina y Enfermería han sido muy importantes, pero a mi sí me gustaría que todas las instituciones entiendan que una financiación suficiente y estable para la universidad pública es una cuestión de supervivencia y eso siempre se va a trasladar al avance del país. Por lo tanto, les pido que crean en la educación pública, como creen en la sanidad pública. Pero insisto, yo me he sentido bien tratada.

Y dentro de unos meses, de vuelta a la Facultad de Psicología. ¿En qué están trabajando?

—Tengo a mi equipo a tope. Ahora estamos trabajando en un área muy interesante, que es el área de las personas mayores. Ya estoy con un proyecto con Cita Alzheimer en el que estamos trabajando para mejorar tanto el nivel físico, como el nivel cognitivo y emocional de estas personas. También estoy en un proyecto de la Diputación de Gipuzkoa para trabajar con personas mayores en el mismo ámbito y en proyectos de metodología pura y dura, que yo llamo de droga dura, que tengo abandonados y que han avanzado mucho desde que estoy en el Rectorado. Hay software que no sé ni cómo funciona y que mis doctorandos y doctorandas me tendrán que explicar. Eso espero. La verdad es que estoy muy ilusionada con mi regreso, tenemos un grupo de investigación muy consolidado que yo no he podido llevar. Por eso quiero agradecerles todo el trabajo que han hecho en mi ausencia y que ahora intentaré liderar lo mejor que pueda.

“Como no asumí el puesto por ambición no me cuesta dejarlo, siempre he dicho que soy rectora de un mandato”

“La pandemia es un momento amargo, pero a nivel institución la UPV/EHU pasa por un momento dulce”

“Quiero recuperar esferas como estar con mi familia o dar clase que he tenido que orillar mucho”