- La situación de Pablo Ibar, el sobrino del mítico Urtain, que cumple la cadena perpetua que hace un año le fue impuesta por un jurado popular en Estados Unidos, no deja de complicarse ya que ahora se ve obligado a convivir con la pandemia de covid-19 dentro de la mayor prisión de Florida. En un vídeo remitido desde la penitenciaría, relata que en la cárcel de Okeechobee, “al igual que el resto de la población reclusa mundial”, batalla también por evitar que el coronavirus afecte a su salud. “Cuando salimos al patio o vamos a cenar, siempre hemos de llevar la mascarilla. Incluso en las comunicaciones por teléfono tenemos que portar los protectores. Nosotros estamos pasando aquí lo mismo que ustedes ahí fuera”, afirmó en el vídeo que hizo llegar desde el correccional a la Asociación Pablo Ibar y en el que explicó que convive en un módulo junto a otras 200 personas.

En la grabación, el preso de origen vasco, también anunció que su línea de defensa en el nuevo proceso será demostrar que el juez Dennis Bailey “no fue imparcial” en el último juicio celebrado sobre su caso y siguió defendiendo su “absoluta inocencia” A Pablo Ibar se le acusa de lo que en Florida se conoce como el crimen de Nickleodeon. Se trata del asesinato en 1994 de Casimir Sucharski, mánager del club Nickelodeon; la aspirante a modelo Marie Rogers, alias Sasha, y la también modelo y exstripper Sharon Anderson. Los tres fueron asesinados por individuos que irrumpieron en un chalé. La secuencia de los hechos fue grabada por una cámara en el salón de la casa, que, en un momento determinado capta el rostro de un joven con rasgos latinos que la Policía identifica como Ibar.

Decidido a no rendirse, Ibar calificó de “injusto” el veredicto alcanzado en el último de los juicios que ha afrontado a lo largo de 26 años que lleva privado de libertad -16 de ellos en el corredor de la muerte- y responsabilizó de la decisión a la que llegaron los miembros del jurado a “la parcial actuación” del magistrado Bailey. “Al juez lo tuve en mi contra. Y vamos a demostrarlo. Pensaba que íbamos a celebrar mi libertad, mi inocencia y no pensaba escuchar la palabra culpable “, afirmó. “No puedo creer que después de tantos años y tantos juicios, el resultado fuera el que fue. Sé que tarde o temprano, la verdad debe salir. Ni mi familia ni yo merecemos esto”, expresó Ibar.

Durante el proceso judicial que tuvo lugar el pasado año, la defensa pudo demostrar que el acusado no había tomado parte en los hechos investigados tras aportar toda una batería de pruebas científicas. No obstante, las decisiones que el juez adoptó durante el proceso impidieron que el jurado pudiera tener acceso a otras pruebas que le exoneraban.

“El último veredicto fue injusto, pero sé que tarde o temprano, la verdad debe salir; ni mi familia ni yo merecemos esto”

“Siempre vamos con mascarilla; estamos pasando aquí dentro lo mismo que ustedes fuera”

Condenado a cadena perpetua