- Si este otoño, una nueva ola de coronavirus se cruza con la gripe común, el resultado puede ser devastador. Porque si ya solo el virus de la gripe consigue colapsar los hospitales y presiona el sistema sanitario hasta límites insospechados, ¿qué pasaría si se suman los enfermos de covid-19? Consciente de la gravedad del problema, el Departamento vasco de Salud ha decidido reforzar la cobertura contra la gripe en tres colectivos clave; el personal sanitario y sociosanitario, los mayores de 65 años y el resto de población de riesgo (pacientes crónicos, embarazadas etc...).

De esta forma ha adaptado “al alza” su previsión de compra de vacunas que podría superar el medio millón de dosis frente a las 400.000 que adquirió la temporada pasada. Además espera llegar a cubrir al 75% de la población diana, es decir, aquella a la que se pretende vacunar por su vulnerabilidad ante la enfermedad. Un porcentaje que recomienda la Organización Mundial de la Salud pero que todavía se está lejos de alcanzar ya que en los mayores, los colectivos con mayor tasa de vacunación, la cobertura ronda el 60%.

De hecho, ha sido el propio Consejo Asesor de Vacunaciones de Euskadi el que ha propuesto adaptar las recomendaciones de inmunización, considerando las particularidades de la pandemia de covid-19 y su posible “cocirculación” con la gripe estacional. Así, reclama contemplar nuevos grupos diana por ser de “alto riesgo” en covid-19. Este organismo recomienda que, en casos de pacientes con enfermedad cardiovascular, se elimine la exclusión de personas con hipertensión arterial. Del mismo modo, pide incluir la indicación de vacunación antigripal para mujeres embarazadas durante el puerperio, es decir entre las seis y las ocho semanas después del parto.

El año pasado, la principal novedad de la campaña antigripal consistió en la distribución de mascarillas, algo casi premonitorio. Con el fin de interrumpir la transmisión de la enfermedad, se colocaron dispensadores de mascarillas acompañados de un cartel informativo recordando a la población la importancia de la higiene en manos y del uso de esta protección facial en caso de presentar síntomas respiratorios.

Sin embargo, los datos reales de gripe de la pasada temporada son difusos. Según uno de los últimos boletines de la Red de Médicos Vigía, hecho público a finales de febrero, -antes de que se desatara la pandemia-, en lo que iba de temporada se habían notificado 1.225 casos de pacientes hospitalizados con gripe confirmada, 305 de ellos graves. Además, hasta el 23 de febrero habían fallecido cuarenta personas por las complicaciones surgidas. La práctica totalidad tenía más de 65 años o factores de riesgo.

Con el sistema sanitario sumido en un enorme rompecabezas, todavía hay más contratiempos. Porque a día de hoy es prácticamente imposible distinguir los síntomas iniciales del coronavirus y de otras enfermedades respiratorias. Para intentar ganar tiempo, se plantea una prueba diagnóstica capaz de diferenciar entre el virus de la influenza y el coronavirus. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ya anunció que es una de las líneas de investigación por las que apuesta Sanidad. Esto ayudaría a discriminar entre ambas dolencias y evitar hacer una prueba PCR a todo el mundo en plena época de gripe, cuando los sospechosos se contarán por miles.

Pero las dificultades no dejan de acumularse y existe además otro gran handicap. La vacuna antigripal se ha convertido en un producto muy preciado en el mercado internacional porque la demanda está disparada y algunos fabricantes, como Sanofi, dudan que puedan hacer frente a todas las peticiones de compra, a pesar de que va a incrementar un 20% la producción.

Desde junio, los grandes laboratorios empiezan a fabricar la vacuna de la gripe basándose en las recomendaciones de la OMS sobre las cepas que se prevén dominantes en el hemisferio norte. El reto añadido es que en esta ocasión los encargos se han multiplicado, mientras que los laboratorios en liza son siempre los mismos. Europa fabrica alrededor de 2.000 millones de vacunas, una de cada tres en el mundo, en plantas de Francia, Alemania, Italia o Reino Unido, Austria, Hungría, Suecia, Países Bajos, Bélgica y Suiza.

1.662

En la campaña 2018-2019, la verdaderamente fiable ya que no está contaminada con hipotéticos casos de coronavirus, hubo 1.662 personas hospitalizadas en Euskadi con gripe confirmada.

400.000 dosis. En 2019-2020, Salud adquirió 410.000 dosis. Invirtió 1,4 millones de euros, un 16% más que el año anterior.

La pasada campaña se inició el 14 de octubre y aunque estaba previsto concluir el 23 de noviembre, se alargó hasta el 31 de diciembre para aumentar la cobertura de toda la población de riesgo, principalmente mayores de 65 años y pacientes con dolencias crónicas.