i el momento de apertura de fronteras entre comunidades era esperado, lo era especialmente para algunos lugares limítrofes como la ciudad de Viana, a nueve kilómetros de Logroño, La Rioja y a un kilómetro de Moreda, y cinco de Oion, ambas localidades alavesas. El no poder pasar a estos lugares, excepto por motivos de trabajo o de salud, ha supuesto un trastorno considerable para muchas personas.

El problema no afectaba sólo a las relaciones comerciales, sociales o lúdicos, sino también no poder ver a padres, hermanos, nietos u otras familias. Así pues, durante el día de ayer, volvían a verse caras por las calles de Viana que llevaban casi cien días sin asomar por la ciudad.

Uno de los casos que aprovechó la apertura de fronteras para reunir a parte de la familia fue Óscar Ruiz, afincado en Viana y que fue a Logroño para recoger a su madre, Victoria Sáenz, a la que llevaba tres meses sin ver. La llevó hasta Viana para que también pudiese estar con su hermana, Pilar Sáenz. "Ha sido muy duro, tengo otro hijo y dos nietas en Villamedia, pero en 98 días no he podido ver a mi hijo Óscar ni a mi hermana Pilar", se lamentaba Victoria.

La suya es una familia de juntarse a menudo y comer todos juntos, y el cambio de la noche a la mañana no lo han llevado bien. "Yo estaba acostumbrada a pasar horas en casa, porque he estado mucho tiempo cuidando a mi marido, pero no poder estar con los míos ha sido horrible", añadía. Por su parte, Óscar ha sido respetuoso con las normas, "no he querido ir a casa de mi madre en este tiempo, no sólo por la multa que me podían poner, sino también por responsabilidad con su salud", explicaba. Las dos hermanas, junto a Óscar y a Marta, hija de Pilar, se dieron un homenaje ayer en casa de Pilar para celebrarlo. Prefirieron la cautela y no ir a la plaza, pero tomaron un vermú por todo lo alto. "He visto a mi madre guapísima", manifestaba Óscar con una sonrisa. No quieren ni pensar en un repunte y en que todo se vuelva a repetir, por lo que aseguran que serán prudentes con las medidas de seguridad.

Los aledaños de la ermita de Cuevas, fueron otro rincón vianés en el que ayer se respiraba animación. Fue punto de encuentro para algunas familias, como la de Lilian García Pipaón. Ella es de Viana, donde residen sus padres, pero desde hace años vive en Oion. Su caso es especialmente duro porque a sus padres, María Carmen Pipaón y Adolfo García, les tocó el confinamiento estando de vacaciones en Tenerife por lo que llevaban sin ver a sus nietos cinco meses.

Y el único momento en el que pudieron encontrase con su hija fue a causa del funeral del hermano de Adolfo. "Ha sido muy duro y un poco absurdo, con tan poca distancia. Si estamos tan cerca que hoy hemos venido hasta aquí paseando", explicaba Lilian. "Somos una familia de vernos a menudo y, de la noche a la mañana, no poder estar juntos ha sido horrible", matizaba María Carmen.

Por su parte, Maider, de 9 años, hija de Lilian, explicaba cómo se ha sentido al ver a sus abuelos. "Me ha encantado y se me ha puesto una sonrisa enorme en la cara. La pena ha sido no poder abrazarlos", decía la niña. A esta familia todavía le queda esperar al fin de semana que viene para ver a su otra hija y hermana, que vive en Madrid.

ir a logroño Estaban también quienes aprovecharon ayer para ir a Logroño. Era el caso de Amparo Calderón, que se fue con una amiga al mercadillo de Las Norias. "Hemos estado muy encerrados y ha sido muy agobiante todo. Ahora tengo una sensación de libertad muy grande y se trataba de hacer algo que antes no podíamos y que ahora está permitido. En el mercadillo hemos visto a mucha gente de Viana", explicaba. El caso es que la visita fue más corta de lo que le hubiese gustado porque "faltaban muchos puestos que antes estaban. Eso sí, había muchas medidas de seguridad, todo el mundo con mascarilla, guantes para tocar la ropa y distancia entre clientes", añadía.

Amparo también ha tenido que renunciar a poder ver a parte de su familia, ya que su hijo, su nuera y su nieta viven en Logroño. Su otra hija, su yerno y sus dos nietos viven en Pamplona. "Era paradójico que no tuviese problema para ver a mi familia de Pamplona, a 90 kilómetros y no haya podido ver a la de Logroño, que están sólo a nueve", argumentaba. Ayer, también fue momento de encontrarse con su familia logroñesa.

La apertura de fronteras hará también que muchos vianeses se acerquen esta semana hasta comercios de la capital riojana. Durante el confinamiento se han abastecido de los productos de primera necesidad con el comercio local, pero si necesitaban algo excepcional, tenían que desplazarse hasta Estella o Pamplona.

"Era paradójico poder ir a ver a mi familia de Pamplona, a 90 kilómetros, y no a la de Logroño, a nueve"

Vecina de Viana

"No poder estar con los míos durante tanto tiempo ha sido horrible. Somos de juntarnos mucho"

Vecina de Logroño