- Empresas y entidades de nivel federal de Rusia se movilizaron ayer para paliar las consecuencias del derrame de diésel ocurrido en la central termoeléctrica de Norilsk, ubicada en el Círculo Polar ártico, que ha causado daños ecológicos que requerirán una década en subsanarse, según el Gobierno ruso.

El derrame se produjo el pasado viernes a causa de un accidente en la central termoeléctrica de Norilsk y, de acuerdo con Greenpeace, es el primer accidente de tal magnitud en el Ártico y es equiparable al derrame del buque cisterna Exxon Valdez ocurrido hace tres décadas frente a las costas de Alaska.

La viceministra de Recursos Naturales y Ecología de Rusia, Elena Panova, reconoció hoy en una rueda de prensa que la recuperación del medioambiente en la zona podría tomar “al menos 10 años”.

Según Rosprirodnadzor, la entidad estatal encargada de velar por la naturaleza, 6.000 toneladas de diésel se derramaron sobre la tierra y otras 15.000 toneladas fueron a dar a los ríos.

Un destacamento de 70 rescatistas de diversas regiones rusas ha sido enviado al lugar, además de equipamiento especial de la petrolera rusa Gazprom Neft que incluyen bombas y máquinas para recoger el petróleo, excavadoras y barreras de contención flotantes. Todo ello, después de que se declarara el miércoles el estado de emergencia federal tras intervenir el presidente ruso, Vladímir Putin, y amonestar al gobernador de la región de Krasnoyarsk, Alexandr Uss, por haberle informado tarde del accidente.

La compañía trabaja en las labores de limpieza junto al Servicio de Rescate Marítimo. Aseguró hoy que se podrá recoger el grueso del combustible en los ríos locales en un plazo de 14 días.

La tierra contaminada será trasladada y procesada para hacerla de nuevo cultivable, en tanto que la mezcla de diésel y agua que flota sobre la superficie del río será bombeada a tanques con una capacidad para 16.000 toneladas.