- Un manejo incorrecto de los residuos generados por una persona enferma de covid-19 y por quien la cuida en casa puede tener un efecto de rebote en la salud pública y en el medio ambiente. De ahí el alcance de la advertencia lanzada hace ya varias semanas por las instituciones para depositar esos desechos en el contenedor de fracción Resto y hacerlo, además, de un modo concreto. Solo así se evitará la reproducción de escenarios de riesgo. La medida no afecta exclusivamente a los hogares y tanto hospitales como residencias deben cumplir también con esos protocolos.

En realidad, estos centros de atención ya lo hacían -hay una normativa específica para residuos sanitarios- y la novedad es que los residuos que hayan podido entrar en contacto con el covid-19 sean tratados como infecciosos. Serían los guantes, mascarillas o materiales de protección, pero también otros desechos biomédicos y sanitarios que deben seguir el camino fijado para su correcta eliminación. La respuesta al desafío sin precedentes -y sin fronteras- planteado por el virus necesita de la colaboración ciudadana y anónima.

Una situación “excepcional” que lógicamente tendrá sus daños colaterales sobre la recogida separada de residuos para el reciclaje, tal y como indicaba Ana Rebate, responsable de proyectos estratégicos del Área de Economía Circular de Ihobe, sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco. “En este periodo lo prioritario es evitar los contagios al máximo”, enfatizaba en declaraciones a DNA. Y para ello, lo mejor es levantar cuantas más barreras para que el patógeno no circule con toda libertad. Por eso mismo no se hará ningún tratamiento previo. Directamente a incineradora o a una cementera en caso de necesidad, sin que los operarios toquen las basuras que van en los contenedores de no reciclaje.

“En caso de que en algún sitio fuera necesario hacer algún tratamiento previo a la incineración o vertido [la otra alternativa que contempla el Decreto] se haría únicamente por medios automáticos”, apostillaba Rebate. En cualquier caso, la opción preferente será la quema de esos residuos. De acuerdo a investigaciones publicadas por la OMS, temperaturas superiores a 56 grados centígrados destruyen el virus, “por lo que la incineración es una medida segura para su destrucción sin ninguna duda”, ilustraba la responsable de Ihobe.

En el caso de los hogares vascos, un 32% de los residuos generados se destinan a eliminación en vertedero y un 20% a incineradora. “Esto tiene que ver con las instalaciones de tratamiento final de residuos existentes en los tres Territorios Históricos”, resumía Rebate.

Lo que queda terminantemente prohibido es depositar dichas bolsas con guantes, mascarillas, pañuelos, etc… en los contenedores de recogida separada o abandonarlas en cualquier lugar. De hecho, la Fiscalía de Medio Ambiente ha despachado con las autoridades para que vigilen las posibles conductas delictivas en el tratamiento, gestión y disposición de los residuos sanitarios que pudieran verse contaminados. “El manejo seguro de esos desechos biomédicos y sanitarios es esencial para la salud comunitaria y la integridad del medio ambiente”, respaldaban desde Naciones Unidas.

Desde Ekologistak Martxan se mostraban partidarios de que los residuos sanitarios de los centros con pacientes enfermos por este virus sigan el tratamiento convencional: “Desinfección por vapor y vacío mediante autoclave, y una vez desinfectadas proceder a su tratamiento como residuos domésticos ordinarios para recuperar materiales reciclables como metales y plásticos”, expresaba Carlos Arribas. Desde esta plataforma llamaban la atención ante el temor de que “la adopción de medidas obligatorias de asepsia y protección” rebaje las exigencias en la gestión de residuos.

“En hogares sin personas con covid-19 los residuos se gestionarán como siempre, potenciando el reciclaje al máximo”, subrayaba en este sentido Ana Rebate. Los desechos que se reciclan en los hogares van directos a plantas de clasificación de residuos en los que se separan por materiales que son empleados para fabricar nuevos productos. “Esas plantas, a pesar de estar bastante automatizadas, cuentan con personas que ayudan a incrementar la eficacia de la tecnología con una separación manual o el control de la misma”, manifestaba.

Es en este escenario de hogares con covid-19, donde “si los residuos que separamos para reciclar vienen contaminados podría existir el riesgo de que contagiara a alguna persona de las plantas de clasificación. Eso es precisamente lo que pretende evitarse, ya que el reciclaje es importante, pero en este periodo lo prioritario es evitar los contagios al máximo”, zanjaba Rebate. La prioridad es garantizar el mínimo impacto de estos flujos de residuos potencialmente peligrosos sobre la salud y el medio ambiente. De ahí la importancia sobre su gestión. Una respuesta de emergencia efectiva que también contempla la posibilidad de que, para extremar la seguridad, las autoridades puedan acordar que los materiales queden almacenados durante al menos 72 horas.

Domicilios. En los hogares con personas contagiadas o en cuarentena todos los residuos del paciente y de la persona cuidadora se han de depositar en dos bolsas bien cerradas antes de echarlo a la tercera bolsa, que es la de basura doméstica de fracción Resto; o sea, la bolsa de residuos que no están destinados al reciclaje.

Centros. La norma indica que se podrán establecer recogidas diferenciada de las bolsas procedentes de centros y lugares donde se dé un elevado nivel de afectados por covid-19 como residencias y hoteles hospitalizados mientras dure la crisis sanitaria. “Estas bolsas se deberán identificar externamente (por ejemplo, mediante cinta aislante o similar) y se depositarán conforme a lo que establezcan las autoridades responsables de la recogida de residuos”.

56-65

Algunas investigaciones apuntan que el virus perdería su capacidad de infección cuando es expuesto a temperaturas que superen los 56 grados centígrados durante al menos media hora o a temperaturas por encima de los 65 grados centígrados durante 10 minutos.