unque las restricciones a la movilidad impuestas por el estado de alarma son, a estas alturas, más que conocidas por toda la población, algunos granujas de medio pelo siguen agudizando el ingenio para sortear la obligación de permanecer en casa. La picaresca se ha disfrazado con excusas peregrinas que incluyen barras de pan potencialmente exonerantes y, en ciertas ocasiones, ni siquiera eso, sino que es cuestión de pura desobediencia insolidaria. Es el caso de un usuario donostiarra de Instagram, que se jactaba en la citada red social de "saltarse el confinamiento" colgando fotos en diferentes puntos de la ciudad. Agentes de la Ertzaintza lo interceptaron mientras desayunaba y se fumaba un porro en la vía pública mirando cómo su perro corría suelto. A fin de evitar este tipo de conductas, la policía vasca incrementa estos días los controles para garantizar que las vacaciones de Semana Santa no aviven la tentación de rebasar los lindes hogareños.

"Las denuncias están cayendo día a día. La gente se ha ido concienciando, no solo por el miedo al castigo, sino por el problema de salud que supone", explica Josu Bujanda, jefe de la Ertzaintza, quien expone que los expedientes abierto por infringir la Ley de Seguridad Ciudadana "no llegan al 0,5% de los habitantes de Euskadi". En ese sentido, asegura que están teniendo "más actividad asistencial aunque lo que más curiosidad suscita sean las denuncias que se ponen". Con todo, todavía hay ciudadanos que se saltan la cuarentena y la labor de vigilancia es necesaria. "La mayoría de las denuncias son por reiteraciones de transeúntes que nos indican una cosa y comprobamos que no es así, o por vehículos en los que circulan más de dos personas", revela Bujanda.

Tras una batida para recoger anécdotas de los agentes que están a pie de calle, el jefe de la Ertzaintza explica que se han encontrado con situaciones de lo más variopintas. "En una ocasión encontramos a una mujer que llevaba una bolsa de plástico con dos barras de pan moviéndose de una lado a otro de un municipio", explica sobre un hecho que podría no haber conllevado sanción si no fuera porque el pan "estaba completamente duro, era de otro día". Y es que utilizar de excusa las actividades para las que sí está permitido transitar por la vía es todo un clásico. Ejemplo de ello es el hombre al que avistaron paseando a un perro que ya había sido paseado por otro familiar anteriormente, por lo que fue denunciado. En algunas ocasiones, incluso, son guardas de seguridad los que dan el aviso: en un centro comercial guipuzcoano, una pareja fue sancionada por acudir en repetidas ocasiones "para realizar pequeñas compras".

También se da la situación de ciudadanos que interpretan el confinamiento de forma muy laxa. "Localizamos a una persona que iba caminando por un municipio, dijo que llevaba unos huevos de oca a una incubadora que tenía un amigo en un pueblo de al lado", cuenta Bujanda. O el caso de una pareja a la que, a pesar de circular correctamente en el vehículo -en diagonal-, de poco le sirvió el pretexto empleado: "Llevaban varias garrafas y se dirigían a un pueblo a 15 kilómetros para coger agua de un manantial porque es la que más les gusta", explica el jefe de la Ertzaintza. "Es gente que una vez que se le detecta intenta justificarlo de la forma que sea. A poco que sospechemos nos damos cuenta enseguida", añade.

En caso de algunos ciudadanos parece que no han terminado de entender lo que supone el distanciamiento social. En Donostia, por ejemplo, descubrieron a tres hombres bebiendo cerveza en la vía pública. También se ha interceptado a un hombre que decía "venir de cenar de casa de sus primos" o a una persona que tras ir a visitar a un amigo lo acompaña a la estación de tren. En los controles de carretera también se dan estas casos: como de un hombre que llegaba de otra localidad del mismo territorio tras "visitar a su hija".

Dado que los incumplimientos se siguen dando, la Ertzaintza tiene previsto incrementar la vigilancia estos días. "Venimos realizando controles más exhaustivos desde el pasado fin de semana, pero igual que hicimos en el puente de San José, desde hoy -por ayer- serán más estrictos", explica Josu Bujanda. De esa forma, detalla que los controles se realizarán principalmente en las vías rápidas en salida de Euskadi, como en la autopista que va a Cantabria o en las carreteras comarcales que se dirigen a La Rioja o a Nafarroa; pero también en salidas de poblaciones y vías interurbanas. "El pasado fin de semana el tráfico fue prácticamente nulo, pero es posible que haya casos de gente que intente ir a su segunda residencia y no solo por las vías principales, sino por carreteras alternativas, pensando que tienen una vía de escape", expone.

Los controles no serán solo por carretera, sino que se aumentarán también para los peatones. "Está habiendo mucha afluencia de gente que va a comprar alimentos de primera necesidad. El sábado vamos a incrementar la presencia para que no ocurra ninguna incidencia en las aperturas y los cierres de los supermercados", expone Bujanda, quien señala que en los días festivos una de las pocas actividades permitidas será comprar el pan.

Fotocopia

Una persona a la que se había denunciado tres veces por no respetar el confinamiento fue interceptada por cuarta vez en Ordizia. Preguntado por el motivo para estar en la calle, alegó que estaba buscando una librería para sacar una fotocopia de la última denuncia.

"Poca gente"

Tras dos semanas de confinamiento, una mujer de 87 años que estaba paseando por Eibar indicó a los agentes que no sabía por qué había tan "poca gente" en la calle y que si era para tanto porque su hija había ido a Donostia.

Orinar

Un peatón que fue parado señaló que venía del supermercado, pero como no llevaba ninguna bolsa, alegó que tuvo que sobrepasar el establecimiento para ir a orinar a una esquina y que, después, acudiría al citado supermercado.